Gente corriente

Lucía Lacambra: "La soledad del paciente aflora más en Navidad"

Enfermera del Hospital de la Esperança. Vive dos Navidades hace 16 años: con pacientes y en casa.

«La soledad del paciente aflora más en Navidad»_MEDIA_1

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CARME ESCALES

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Repartirse los días festivos del calendario pone a prueba a los equipos de trabajo allí donde la actividad laboral no cesa ningún  día del año, como un hospital. Situaciones personales, preferencias particulares y compañerismo acaban decidiendo las fechas a librar. A veces lo hace una moneda al aire. A Lucía Lacambra (Barcelona, 1968) no le hace falta moneda. Hace 16 años que elige trabajar el día de Navidad.

-¿Lo prefiere o es por situación personal?

-Todo al mismo tiempo. Desde que nació mi hija, siempre preferí no trabajar el día de Reyes. Ahora que ella tiene 16 años ya no lo vivimos igual, pero yo ya me he acostumbrado. Al principio me tocó el turno de tarde y ahora trabajo de 7.30 a 14.45 horas.

-Entonces llega a tiempo a la comida navideña con los suyos.

-Sí. Mi marido me viene a recoger con el coche y nos vamos a Badalona, donde somos 18 en la mesa. Todos me esperan.

-Antes de eso ha acompañado esa particular comida de Navidad en una cama. ¿Cómo es la Navidad en un hospital?

-Para empezar, días antes empezamos a fomentar el ambiente navideño. Si no es uno, es otro, pero siempre decoramos las unidades. Este año no lo hemos hecho, pero habíamos hecho, incluso, un concurso de decorados. Asignábamos un jurado con médicos, compañeros de todos los estamentos y también pacientes, que evaluaba qué unidad era mejor por su decoración.

-En la cuarta planta del hospital, junto a un árbol de Navidad con galletas pintadas, hay una caja customizada como urna [en la foto] en la que se puede leer: Consulta participativa no vinculante de los deseos.

-Me encanta la relación que tenemos entre los compañeros, somos una familia. Estos días nos ponemos gorritos de Papá Noel para dar la medicación a los pacientes. Es algo que no interfiere en nuestro trabajo y nos recordamos entre todos que son días especiales. La comida de los enfermos también es especial. Desde la cocina preparan una cajita de turrones y una botella de cava, y a los pacientes que están bien les damos un chupito de cava. Todos comen, como cada día, a la una y media de la tarde.

-¿Llegan muchas visitas en Navidad?

—Se sorprendería. Hay pacientes a los que nadie visita el día de Navidad. Y la sensación de soledad claro que puede llegar cualquier día del año, pero en Navidad afloran soledades latentes. Y no todo el que pasa solo el día de Navidad es el que más siente la soledad. Pueden sentirse acompañados porque la familia les ha llamado un montón de veces ese día, o porque saben que realmente las circunstancias impiden que haya alguien con ellos. Lo peor es cuando saben que no tienen a nadie o que no pueden contar con nadie de su familia. Sea por lo que sea. Si se sienten solos o acompañados, todo eso lo dice su rostro.

-¿Les hablan de eso?

-Algunos sí. Los disculpan. Disculpan a quien nunca viene a verlos, supongo que los disculpan para no sentirse mal ellos.

-¿Y usted qué piensa, personalmente, sobre casos así?

-Sabemos que hay muchos contextos diferentes. Y caracteres que complican mucho las relaciones. De algunos enfermos apenas sabemos nada, pero no preguntamos porque preguntar es hacerles recordar. Pero el cariño de la familia no se debería delegar en el personal de un hospital. Es muy distinto preguntar  '¿me tengo que quedar esta noche?' que '¿me puedo quedar?».

-En algunos casos, esa noche puede ser la última para esa persona enferma. La muerte tampoco libra por Navidad... ¿Es más duro para todos morir en esta fecha?

-Ningún día es bueno para morir, pero hay días, como este, que no se borran nunca. Además de la silla vacía en la mesa, el calendario siempre lo recuerda.