Los talleres tecnológicos triunfan en los 'casals' de verano

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CARMEN JANÉ / BARCELONA

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Los ‘casals’ de verano son algo más que la alternativa de ocio infantil o para aprender inglés mientras los padres trabajan durante las largas vacaciones escolares. Propuestas educativas relacionadas con las nuevas tecnologías comienzan a entrar con fuerza en las ofertas de actividades, con cursos de una semana para menores de 7 a 16 años, que persiguen acercarlos a la robótica, la electrónica, la programación y el mundo ‘maker’ de la impresión 3D y las placas Arduino. Ayuda no solo el interés de los chavales sino que muchas escuelas lo hayan introducido en el currículum escolar.

La oferta procede tanto de centros cívicos y entidades de ocio como de academias privadas, centros tecnológicos y universidades. Y el éxito ha sido tal que la mayoría de estos talleres, al menos durante la última semana de junio y la primera quincena de julio, están completos hace días y tienen lista de espera. También la oferta se ha extendido y a los pioneros que comenzaron hace cuatro años se han sumado nuevas propuestas como la construcción de drones, la domótica y la programación avanzada de videojuegos.

“A quienes hicieron la introducción el año pasado, este año hay que darles algo nuevo, aunque muchos aseguran que no les importa repetir”, afirma Cristian Layos, del centro cívico Casa Sagnier, que esperan ampliar la oferta de robótica y videojuegos para el año próximo ante el éxito de este verano.

DE ARDUINO A LOS 'MAKERS'

El itinerario para los menores suele estar bastante trazado. Para los más pequeños se ofrecen talleres para enseñar a programar con software Scratch pequeños robots tipo Bebots (en forma de insecto que realizan movimientos sencillos). Es un lenguaje introductorio que ayuda a enseñar a pensar en secuencias lógicas.  

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De ahí se suele pasar a Scratch for Arduino, que inventaron en el Citilab de Cornellà, en el que con la base del software anterior se comienzan a programar las placas Arduino, un pequeño kit de circuitos y software abierto que crearon, entre otros, el profesor italiano Massimo Banzi y el catalán David Cuartielles, y que ayuda a entender la programación para electrónica. Con Arduino se pueden ya programar pequeños objetos como juguetes (de ahí que se usen Lego Mindstorm o pequeños robots), instrumentos musicales, controladores domésticos (como sistemas de riego automático), pequeñas consolas o incluso un dron. Y los materiales se diseñan y se hacen en impresión 3D.

“Los 'casals' son la excusa perfecta para que los padres enseñen cómo se hace la tecnología a sus hijos. Primero solo nos llegaban hijos de ingenieros e informáticos pero ahora se apuntan niños de familias de todos los sectores”, señala Bernat Foj, fundador de Codelearn, una cadena de 13 academias en Catalunya que imparten clases de robótica, programación y videojuegos para niños como extraescolares y que este año acogen a un millar de niños en sus actividades de verano..

VIDEOJUEGOS

Para los chavales más aficionados a la consola, también hay talleres de verano de programación de videojuegos. Para los más pequeños en Scratch o creando modulos propios en el videojuego ‘Minecraft’. Para los más avanzados, hay cursos de Unity, un programa profesional que se usa también en realidad virtual.

Tanta complejidad en cursos de una semana requiere no solo motivación del participante. “Para un chaval es mejor grupos pequeños y profesores de 25 años a los que les gusta la tecnología que se conviertan en sus referentes”, señala Marius Plana, responsable de Esplai Virtual, que lleva cuatro años organizando talleres tecnológicos en el Neopolis de Vilanova i la Geltrú. 

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Pero estas actividades suelen tener todavía un gran reto: atraer a las chicas, porque la mayoría de los inscritos siguen siendo varones. “Hay un 80% de niños y un 20% de niñas. Cuando hacemos talleres solo para ellas, bien, pero si enseñamos programación con Minecraft no se apuntan. Todavía queda mucho por avanzar”, señala Plana.

FACTOR EDAD

Y luego están el precio (entre los 60 y los 270 euros) y la edad. En la UPC, donde organizan un curso gratuito de algoritmia y programación con profesores voluntarios para estudiantes de secundaria, este año, ante la ingente demanda (160 chavales para 60 plazas), han optado por dejar fuera a los más jóvenes.

También para los niños más pequeños, tanta intensidad puede ser excesiva, entienden en la Fundació Pere Tarrés donde hacen unas colonias de robótica y otras de diseño de videojuegos que combinan con actividades al aire libre. Otro tanto sucede en las colonias de Fundesplai sobre ‘youtubers’. “Un taller de robótica todo un día es demasiado. Aunque les guste mucho, se cansan y se aburren”, asegura Rosángel Moreno, responsable de la academia Peques y Robots, que dan cursos propios y en colegios.

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