Dobles víctimas

Los sueños rotos de los menores extranjeros

menores que estan en el interior de la Fiscalia de Menores de la Ciutat de la Justicia

menores que estan en el interior de la Fiscalia de Menores de la Ciutat de la Justicia / periodico

Teresa Pérez / Barcelona

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Las penurias, peligros y sufrimientos de los menores extranjeros no acompañados, conocidos en la jerga administrativa como 'menas', no acaban cuando pisan la tierra prometida, en este caso Catalunya. Aspiran a un trabajo que les permita mejorar su pasado, pero su presente pasa por ingresar en un centro de menores, tutelados por la dirección general de Atenció a la Infància i l’Adolescència (DGAIA). Antes, en muchos casos, les toca dormir en el suelo de la Ciutat de la Justícia, a la espera de que les realicen las pruebas que confirmen su edad. Todos sus sueños caen como las piezas de un dominó.

Para empezar, SOS Racisme y Save the Children denuncian que se tiene más en cuenta su condición de extranjero que la de menor. "Es un acto de racismo brutal por parte de la Administración, un error de planteamiento", apunta Alba Cuevas, portavoz de SOS Racisme. La segunda gran decepción es la que sufren los chavales cuando se dan de bruces con la realidad. Las asociaciones que trabajan en Barcelona con este colectivo describen cómo cambian las expectativas de estos menores, la mayoría de Marruecos, tras la llegada a Catalunya: "La esperanza, la ilusión y la euforia que traen cuando vienen da paso a la ruptura de sueños. Se dan cuenta de que la mejora económica que esperaban no es posible y, entonces, se desvanecen los esfuerzos para integrarse porque, además, chocan con el muro de la Administración".

Las dificultades se incrementan, ya que "no hay recursos económicos para ayudarles, la ley de extranjería es muy restrictiva y sin papeles no hay oportunidades de entrar en el mundo laboral", afirman. "Nos piden que hagamos acompañamiento, pero la Generalitat no aporta más recursos", critican . El idioma también juega en contra de los chavales, ya que la mayoría solo hablan francés.

Trabajo, salario y papeles

Según la DGAIA actualmente están llegando a Catalunya unos 200 menores al mes, el 65% de Marruecos. La Generalitat afirma que la cifra se ha triplicado desde el 2013. Solo en la primera quincena de este mes han llegado 114 niños y ahora comienzan a llegar chicas. "Es un fenómeno que creemos que irá a más", aseguran fuentes de Infància. La Generalitat ha creado una comisión interdepartamental para abordar lo que definen como "situación de emergencia". La primera reunión debe celebrarse esta semana, pero este martes la 'conselleria' ignoraba qué día.

La Generalitat reconoce que "el sistema de protección no es el adecuado para este colectivo porque solo pronuncian tres palabras: trabajo, salario y papeles". La protección no es la adecuada y tampoco los centros de protección donde los ingresan porque son menores. "No entienden por qué los meten en estos equipamientos, no comprenden el idioma y se producen conflictos en centros que ya están sobreocupados y con recortes por todos los lados", explican los educadores.

Estos trabajadores definen así la situación: "En algunos espacios improvisados para acogerlos no hay cobertura de teléfono y el traductor está solo media jornada". La Administración responde:"Estamos intentando contratar educadores que hablen el idioma". Mientras se cumplen estas intenciones se está fichando a monitores de tiempo libre. "Son parches", denuncian los sindicatos UGT y CGT.  La precaria situación de los 'menas' ingresados en la Ciutat de la Justícia mientras esperan que les realicen las pruebas para determinar su edad, ha desencadenado la presentación de tres quejas: Fiscalía de Barcelona, Save the Children y la asociación Noves Vies. Albert Parés, presidente de esta entidad y abogado de 15 menores, ha asegurado este martes que "en estos momentos no hay ningún chico en las dependencias".