+ DEBATE / VALORIZACIÓN

Los residuos como recurso

Siete especialistas convocados por EL PERIÓDICO DE CATALUNYA analizan las posibilidades de la valorización de residuos, un abanico de posibilidades que incluye desde la fabricación de nuevos productos, su empleo como pavimento

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ANTONIO MADRIDEJOS
BARCELONA

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«Europa se ve obligada a importar buena parte de las materias primas que consume», resume Josep Maria Tost, director de la Agència de Residus  de Catalunya (ARC), y por este motivo hay que intentar extraer lo máximo posible de los materiales utilizados diariamente. «No solo es una cuestión ambiental, sino económica», añade. El objetivo de la Generalitat es que en el 2020 solo el 5% de las basuras domésticas generadas en Catalunya acaben en vertederos, frente al actual 23%, pero para que ello sea posible hay que ponerse las pilas social y técnicamente, según suscribieron los especialistas convocados por EL PERIÓDICO en un debate sobre reaprovechamiento de residuos, lo que se conoce como valorización.

«Es interesante recuperar porque las materias primas son caras y aún lo serán más», prosigue Tost, quien recuerda que en los centros de investigación se están planteando incluso sistemas para desenterrar basuras de épocas pasadas, una auténtica minería de vertederos. «No podemos renunciar a nada, empezando por la pequeña cantidad de coltán que llevan todos los móviles», pone como ejemplo. Queda mucho trabajo, pero el camino ya ha empezado. «Los separadores plásticos de los carriles bici ya salen de ecoparques. Y la Diagonal está asfaltada con recauchutados», ilustra Carlos Vázquez, jefe de Gestión de Residuos del Ayuntamiento de Barcelona. «El reto es sacar petróleo de los residuos que no podemos aprovechar», insiste en la misma línea Carles Conill, director de Medio Ambiente del Área Metropolitana de Barcelona (AMB).

GRUPOS DE INVESTIGACIÓN / «Hay que creerse estos retos y potenciar los grupos de investigación», añade Jordi Salvany, jefe de proyectos de innovación en Cespa, empresa del grupo Ferrovial especializada en la recogida y tratamiento de residuos.

En opinión de Jordi Bruno, director de la cátedra de empresa Enresa-Amphos de la UPC y consejero delegado del Grupo Amphos 21, es una «prioridad» cerrar el ciclo. «En Catalunya hemos sido creativos a la hora de encontrar soluciones prácticas -dice-, pero no tenemos una estructura de innovación. A diferencia de lo que sucede en el mundo del agua, donde disponemos de una base cientifico-técnica avanzada, líder mundial, creo que al sector de los residuos le falta creatividad». En líneas generales, Bruno insiste que se está mejorando «a marchas forzadas, pero aún se puede mejorar mucho». Uno de los aspectos, pone como ejemplo, es disminuir la energía necesaria para que el residuos puedan convertirse en un nuevo producto».

Más optimista se muestra Tost: «El sistema catalán fue al principio una copia de los países más avanzados, pero ahora exportamos modelo». En los años 90, cuando se pusieron en marcha las primeras políticas de reciclaje, había en Catalunya 2.000 vertederos incontrolados y los residuos eran solo un problema de salud pública, evoca el director de la ARC. «Ahora tenemos consultoras privadas especializadas en residuos y también un cluster industrial. Quizá falta que nos lo creamos».

Salvany considera que una posibilidad de mejora tecnológica sería «incentivar la investigación en los concursos públicos». «Por ejemplo -dice-, premiar a quien ofrezca novedades en los tratamientos de residuos». El representante de Cespa-Ferrovial comenta que las posibilidades de las basuras son inmensas, empezando por la fabricación de combustible sólido o de biodiésel a partir de la fracción rechazo. «Posiblemente este biodiésel nunca irá directo a un coche, pero sí mezclado con otros orígenes». De hecho, insiste, las refinerías tienen la obligación de que al menos el 20% del combustible obtenido no venga del petróleo.

CAMBIOS NORMATIVOS / En esta línea, Vázquez alude a la necesidad de algunos cambios normativos. «No puede ser que el biodiésel sea más caro que el diésel convencional. Y lo mismo con el papel reciclado y el papel blanco -dice-. Hemos de hacer cambios fiscales o de otra índole para que el ciudadano los use». En lugar de derivados del petróleo, prosigue Tost, las cementeras también pueden utilizar para la combustión un mix de residuos no aprovechables. «Antes consumían 600.000 toneladas anuales, aunque lamentablemente la demanda ha bajado por motivos de la crisis».

REFORMA ENERGÉTICA /  Otro problema, según Conill, es que la reforma energética del Gobierno central «penaliza que se haga valorización». «Ahora cobramos menos incentivos», asume. En cambio, en otros países, explica el director de la ARC, «hay obligaciones legales para que se fabriquen neumáticos con caucho usado. «Llevamos un retraso», lamenta Tost.

Conill dice que solo el 35% de los residuos domésticos se recuperan directamente mediante el sistema de contenedores de colores y el compromiso ciudadano, pero que gracias al posterior paso por los ecoparques, ahora equipados con lectores ópticos y otros avances, el porcentaje sube al 50%.

Vázquez insiste en que «la participación del ciudadano es clave para poder tratar los residuos». Si el primer peldaño de la cadena funciona -es decir, si las familias reciclan correctamente-, la posterior valorización será más sencilla y barata. El representante del Ayuntamiento de Barcelona se refiere a una política basada en tres palabras que empiezan con E. La primera es ética: «Hemos de explicar al ciudadano que reciclar es una cuestión ambiental, pero también ética, puesto que los recursos son limitados». La segunda es economía: «El dinero que destinamos no es de las administraciones, sino de los ciudadanos». Finalmente, la tercera es eficiencia: «El ciudadano debe saber que no separar tiene un coste en las plantas de tratamiento», insiste.

Vázquez se muestra orgulloso de los puntos verdes móviles que recogen diversos productos, desde pilas hasta viejos electrodomésticos o ropa: «Su uso ha aumentado un 15% este año». «Ha disminuido la oposición a ecoparques y otras instalaciones de residuos porque la gente sabe que son necesarias -dice Conill-, aunque creo que todavía podemos mejorar en aspectos como el de los olores. Hemos de lograr ser unos buenos vecinos».

PAGAR POR GENERACIÓN / Según Tost, es inevitable avanzar hacia escenarios en el que se pague en función de la basura generada. En este sentido, el director la ARC recuerda que una familia estándar de cuatro miembros paga 60 céntimos diarios para que las administraciones se hagan cargo de sus basuras, «mucho menos que en gas, luz o teléfono». «Existe el mito de que lo que pagamos por los residuos es caro -insiste- cuando lo que realmente resulta caro es el impacto de los vertederos en el territorio». Salvany insiste: «Lo que no tenemos solucionado son los costes de los residuos, y más teniendo en cuenta que «Europa no nos va a dejar hacerlo mal», prosigue el representante de Cespa-Ferrovial.

Tost afirma que los residuos «son ahora un tema de oportunidades». «Eso sí -insiste el director de la ARC-, mientras sea más barato no reciclar que reciclar no avanzaremos». En Holanda y Alemania hay muchos estímulos en este campo y lo que se ha logrado es que las empresas acabaran invirtiendo en tecnología».

En cualquier caso, precisa Tost, el contenido de las leyes no es un capricho de las administraciones, sino que derivan de directivas europeas sobre medio ambiente. «El reto -dice Conill-, está marcado por el Séptimo Programa Europeo de Medio Ambiente, cuyo lema es 'Vivir bien dentro de los límites de nuestro planeta'».

AUSTRIA COMO MODELO /  Tost cita como ejemplos avanzados los modelos de Alemania y especialmente Austria, donde se llegan a recoger separadamente 80 productos diferentes, incluidos los tapones de corcho. Para evitar que los residuos lleguen al vertedero, además, también hay muchas penalizaciones, como pagar por el número de bolsas de basuras que genera cada hogar. «Claro que es cuestión de educación -insiste Bruno-, pero si el sistema en esos países funciona es porque si los ciudadanos no cumplen les viene luego un palo en forma de multa».

Conill se pregunta: «¿Cuánto tiempo nos separa de Austria? ¿Cómo vamos a pasar de ese 35%-40% de basuras recogidas selectivamente al 60-70% de los austriacos?» Tost considera que hay varios factores, pero uno esencial es la voluntad política: «¿Por qué tenemos comarcas que reciclan más del 60%, como la Conca de Barberà, y otras que no llegan al 20%? Pues porque en la Conca de Barberà se ha hecho un esfuerzo y se ha destinado dinero a campañas para incentivar la separación». Vázquez también comenta otro aspecto: «Otra clave es intentar reducir la generación de residuos en el origen. No hablamos de volver a las cavernas, sino de ser razonables».

Según el director de la ARC, la fracción orgánica es la clave, puesto que representa hasta el 35% de las basuras y solo se recoge de forma selectiva el 22% del total. «La clave empieza en los hogares». «Debemos comunicar a la gente que separar y reciclar beneficia a todos», dice Vázquez. «Antes de plantearnos la sanción, debemos educar -concluye Conill, de la AMB-. Creo que es mejor premiar a los municipios que lo hacen bien, que ahora ya están pagando un poco menos, que castigar a los incumplidores».