SEGÚN AMNISTIA INTERNACIONAL

Los refugiados en la isla de Kos sufren ataques y tienen que soportar "condiciones infernales"

Mientras que residentes locales y Médicos Sin Fronteras han proporcionado ayuda humanitaria a los refugiados, las autoridades apenas les han prestado asistencia y además han cerrado los aseos públicos

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Los refugiados en la isla griega de Kos, entre ellos muchos niños, han sufrido ataques violentos con bates de béisbol por parte de una veintena de individuos, y se ven obligados a soportar "condiciones terribles" bajo temperaturas asfixiantes para ser oficialmente inscritos por las autoridades locales, según ha denunciado este viernes Amnistía Internacional.

Los comisarios europeos Frans Timmermans Dimitris Avramopoulos han visitado este viernes la isla de Kos, un hecho que según Amnistía Internacional, "debe ir seguido de una acción inmediata para poner fin al prolongado sufrimiento de miles de refugiados que están soportando condiciones inhumanas, incluidos muchos niños".

La organización presenció la noche del jueves un violento ataque contra refugiados y ha documentado las terribles condiciones a las que se enfrentan. El equipo investigador ha concluido que había hasta niños de sólo una semana de vida entre los grupos multitudinarios de refugiados, y entrevistó a menores de edad no acompañados que estaban detenidos junto a adultos "en condiciones deplorables".

"Los refugiados que conocimos en Kos han huido de la guerra y la persecución en países como Siria, Afganistán e Irak. Entre ellos hay niños, algunos acompañados de sus familias, pero también otros que viajan solos", ha asegurado una investigadora de Amnistía Internacional, Kondylia Gogou. "Las condiciones infernales que los refugiados están teniendo que soportar y la indiferencia de las autoridades ante su terrible situación son indignantes", ha añadido.

ATACADOS CON BATES DE BÉISBOL

El equipo de Amnistía Internacional presenció el jueves cómo un grupo formado por entre 15 y 25 individuos armados con bates de béisbol atacaba a personas refugiadas en Kos al grito de "¡Volved a vuestros países!" y otros comentarios despectivos. Del mismo modo, amenazaron a activistas, incluidos los miembros del equipo de Amnistía. A una activista que tomaba fotografías le arrebataron la cámara y le causaron lesiones leves. La Policía no los detuvo y los agentes antidisturbiono intervinieron hasta después de iniciadas las agresiones.

"El violento ataque de anoche vuelve a poner con crudeza de manifiesto el peligro que corren tanto ellos como los activistas que los ayudan. Es preciso que se tomen medidas en todos los niveles para garantizar su protección", ha afirmado Gogou.

CONDICIONES INHUMANAS

Según cálculos, había entre 3.000 y 4.000 refugiados en Kos cuando Amnistía Internacional realizó su visita. Al no haber centros oficiales de recepción, la mayoría de ellos soportan condiciones penosas mientras aguardan la documentación que necesitan para continuar su viaje hacia territorio continental de Grecia y más allá.

La mayoría procedería de Siria, Afganistán e Irak. En total, más de 31.000 refugiados han llegado a Kos en lo que va de año con oleadas sin precedentes desde junio de 2015, según personal de la guardia costera griega.

La mayoría de los refugiados no pueden permitirse pagar un alojamiento y duermen en tiendas de campaña, a la intemperie, en condiciones precarias, o en un hotel en ruinas, llamado "Capitán Elías".

ESCASA ACCIÓN DE LAS AUTORIDADES

Mientras que residentes locales y Médicos Sin Fronteras han proporcionado ayuda humanitaria a los refugiados, las autoridades apenas les han prestado asistencia y además han cerrado los aseos públicos.

La Policía de Kos está utilizando una antigua comisaría para proporcionar documentación a estas personas antes de que abandonen la isla. El equipo de investigación de Amnistía Internacional visitó esta comisaría el 2 de septiembre y vio a unos 100 refugiados, entre ellos a una bebé de una semana de vida en brazos de su madre, que estaba sentada en el suelo de un patio.

No se proporcionó agua a las personas que esperaban para obtener su documentación. El único alivio frente al intenso calor del verano era una sombrilla instalada en el centro, que sólo protegía del sol a unas cuantas personas.

Entre 200 y 300 personas más estaban esperando para entrar en la comisaría de Policía; muchas dijeron que llevaban días interminables así. Un iraquí de 28 años aseguró que llevaba una semana esperando.

Además, según Amnistía Internacional, no son las autoridades quienes se ocupan de facilitar información sobre derechos y de identificar a los grupos vulnerables, sino el personal del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) destinado en la isla Kos.

A menudo la situación se complica debido a la resistencia de las autoridades locales a establecer un centro de recepción permanente con capacidad suficiente, y también por culpa de la ausencia de una respuesta coordinada y efectiva.

MENORES DE EDAD RECLUIDOS

El equipo de Amnistía Internacional conoció a cuatro menores, tres paquistaníes y uno sirio, todos ellos de entre 16 y 17 años de edad, que estaban recluidos en un sucio calabozo policial junto a presuntos delincuentes adultos.

Sus condiciones de reclusión eran lamentables, "colchones viejos y sucios, ausencia de mantas, lámparas rotas y un fuerte hedor procedente de un aseo cercano que estaba inundado y mugriento" tal y como ha informado Amnistía Internacional.

El menor no había tenido acceso a un abogado ni asesoramiento jurídico en los tres días que llevaba detenido. "Viendo cómo las familias de turistas disfrutan de sus vacaciones estivales en Kos y las familias locales se preparan para el inicio del curso escolar de sus hijos, el contraste con el sufrimiento de los niños refugiados no podía ser mayor", ha lamentado Gogou.