La aplicación del tijeretazo

Los planes de los hospitales recortan solo la mitad de lo que exige Salut

Enfermeras y médicos del Hospital Verge de la Cinta, de Tortosa, se concentran en la puerta de su centro sanitario para protestar por los recortes, el pasado miércoles.

Enfermeras y médicos del Hospital Verge de la Cinta, de Tortosa, se concentran en la puerta de su centro sanitario para protestar por los recortes, el pasado miércoles.

ÀNGELS GALLARDO
BARCELONA

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Los recortes asistenciales descritos en los planes de choque que los 64 hospitales públicos de Catalunya han enviado a la Conselleria de Salut, y que muchos centros ya han empezado a aplicar, son muy traumáticos para la red sanitaria -lo serán de inmediato para los usuarios- pero apenas cumplen entre el 30% y el 50% del objetivo de ahorro ordenado desde la Generalitat. Ese mandato indica que deben reducir este año un 10% (en algún caso un 17%) sus presupuestos con respecto al 2010. Ningún hospital ha logrado superar en sus propuestas el 5% de ahorro.

Dichos planes exponen una disminución del número de pacientes atendidos en todos los servicios pero sin llegar a suprimir ninguna especialidad, ya que eso exigiría modificar el Mapa Sanitari de Catalunya. Para acatar al completo la exigencia de Salut, indican las patronales de los hospitales concertados, será imprescindible dejar de ofrecer prestaciones médicas que hasta ahora se consideraron intocables, una gama de especialidades previstas en la ley general de sanidad española que cubre todas las posibles demandas médicas de los ciudadanos.

Así lo han expuesto alconseller de Salut, Boi Ruiz, los directivos de las entidades que representan a los 56 hospitales públicos que conciertan su asistencia con la Generalitat.

Josep Abelló, presidente del Consorci de Salut i Social de Catalunya, solicitó la semana pasada, en nombre de sus asociados, una entrevista con el titular de Salut o con elpresidentArtur Mas, con el fin de reiterarles la imposibilidad de cumplir con el ahorro ordenado, dejando en sus manos cualquier decisión que suponga eliminar prestaciones incluidas en la cartera de la sanidad pública. Un cambio de ese calibre exigirá la responsabilización del Govern, indican. Otra patronal, la Unió Catalana d'Hospitals (UCH), ha informado a Ruiz de que los planes de sus centros apenas logran entre un 3% y un 5% de rebaja, lejos del 10% pretendido. «Alcanzar cifras superiores exigirá cambiar el modelo sanitario y modificar la estructura de los centros y las plantillas», indicó la UCH.

DECISIONES DRÁSTICAS / Los planes de choque de los ocho hospitales del Institut Català de la Salut (ICS), propiedad de la Generalitat, tampoco se ajustan al objetivo de ahorro ordenado. Programar menos operaciones en los quirófanos de actividad matutina, relegar sin plazos las intervenciones menos graves, reducir la estancia en unidades de cuidados intensivos (uci), acotar la admisión en urgencias y cerrar plantas de hospitalización solo permitiría alcanzar el recorte previsto si todo ello se aplicara en unas proporciones que los facultativos consideran inasumibles. Y tampoco se logra sumando el ahorro que supondrá no contratar a personal eventual de enfermería.

La presión sobre los responsables de los servicios es enorme, y estos la transmiten a sus equipos en forma de decisiones drásticas o «arriesgadas», a juicio de los especialistas consultados. En las áreas quirúrgicas del Hospital Clínic, por ejemplo, tanto la de cirugía torácica como la traumatológica, existe la indicación -«nunca por escrito», explica un cirujano- de programar a cuantos menos pacientes sea posible. Los no admitidos quedan en una lista de espera de ejecución imprevisible.

Los cardiólogos intervencionistas que atienden los servicios de hemodinámica -riesgo coronario- en los hospitales de Bellvitge, Germans Trias i Pujol (Can Ruti), Vall d'Hebron y Clínic han recibido la indicación de reducir el uso destentsimpregnados con fármacos en pacientes que sufren una angina de pecho o un trombo arterial que podría causar infarto. «Solo nos permiten ponerlos al 50% de los pacientes tratados», explican varios especialistas. Unstentes una diminuta prótesis metálica y cilíndrica que se inserta en la arteria obstruida y mantiene abierto el paso de la sangre. Cuando va impregnado con fármaco, esa sustancia impide futuras formaciones de trombos, pero su coste supera los 1.600 euros por unidad. Sin fármaco, cuesta 1.000 euros. Esta decisión ha generado un notorio malestar en los especialistas de estas áreas, hasta ahora consideradas altamente eficientes.