UN FENÓMENO JUVENIL QUE NO DESAPARECE
Los Mossos tienen bajo control a unos 2.400 pandilleros
«Una pandilla solo tiene razón de ser cuando existe otra a la que enfrentarse». No es una tontería la frase del sargento responsable de la Unidad Central de Grupos Juveniles Organizados de los Mossos d'Esquadra porque ayuda a comprender cuál es la situación actual de las bandas latinas en Catalunya. Es un fenómeno a la baja, en declive, que no crece, pero que tampoco desaparece. La presión policial, además, ha hecho mermar considerablemente la ostentación de que hacían gala las bandas para marcar territorio. Sus jefes ya no preparan con antelación reyertas con rivales. Pero los encuentros casuales entre pandilleros enfrentados son inevitables. Como lo son los castigos por abandonar la militancia. Es en este contexto en el que se enmarca el crimen que el jueves por la tarde costó la vida de Gonzalo L., un ecuatoriano de 15 años.
Desde junio del 2012 no se registraba un asesinato en Catalunya atribuible a una banda latina. «No nos ha sorprendido porque estamos hablando de unos personajes muy peligrosos. En cualquier momento un encuentro casual entre esta gente podía desencadenar una tragedia como la de la otra noche», reconoce el inspector Jordi Domènech, responsable del área de los Mossos en la que está integrada la unidad de grupos juveniles organizados.
CINCO MUERTOS EN UN AÑO
Domènech y el sargento recuerdan los años en los que llegaron a producirse hasta cinco muertos relacionados con bandas latinas y en los que no había un fin de semana que no se organizaran enfrentamientos de gran violencia. Hace dos años se cambió la estrategia policial y se empezó a tratar a las bandas latinas como unas organizaciones criminales más. «Son unas estructuras perfectamente jerarquizadas que tienen como única finalidad delinquir para obtener un beneficio, por mucho que después los cabecillas las dibujen como hermandades para protegerse los unos a los otros», advierte Domènech.
Esta unidad trabaja con un grupo de analistas que, utilizando unos criterios de uso común en varias policías, tienen un censo «vivo» de pandilleros que actualizan semanalmente. Se calcula que actualmente unos 2.400 jóvenes están bajo la tutela de alguna banda latina en Catalunya. Una cifra que parece abultada pero que no llega al 1% de la población de origen latino de entre 14 y 25 años que hay en Catalunya.
LA CANTERA DOMINICANA
El trabajo de este grupo de mossos está muy condicionado por la información que obtienen de las propias bandas. Inteligencia policial, seguimientos e infiltraciones completan el marco de actuación. «Nosotros no investigamos a las pandillas de manera preventiva. Somos una unidad de investigación. No hacemos redadas contra los integrantes de uno u otro grupo. Actuamos cuando tenemos constancia de que se está cometiendo un delito». Por ejemplo, la denominada banda Los Menores, un fenómeno autóctono que actúa como cantera de pandilleros dominicanos para las filas de los Trinitarios, los Black Panthers o los Bloods, recibió un durísimo golpe de los Mossos. El pasado julio se detuvo a 25 jóvenes, entre ellos varios menores, acusados de delitos de lesiones, obstrucción a la justicia, pertenencia a organización criminal, tráfico de drogas, extorsiones y agresiones sexuales.
«Llevábamos un tiempo viendo cómo esta banda crecía y se hacía fuerte, y hacía una gran ostentación en L'Hospitalet de su control de algunos espacios públicos. Se movían alrededor de colegios e institutos. Robos, tráfico de drogas... Los investigamos como una organización criminal, que es lo que son. La mitad siguen en la cárcel», advierte el sargento de los Mossos.
Esa estrategia policial contó con una complicidad judicial que permitió investigar los delitos agrupándolos y señalando la autoría a los miembros de una misma banda criminal y no de manera individualizada. Eso ha permitido las primeras condenas en España, ratificadas por el Tribunal Supremo, que han encarcelado a pandilleros por pertenencia a organización criminal.
En estos últimos dos años, los Mossos han detenido a unos 200 pandilleros. Los jueces enviaron a prisión a la mitad y casi medio centenar siguen encarcelados, algunos con condenas superiores a los diez años. Los policías no pierden de vista las prisiones. Y aunque estamos hablando de unos 50, Instituciones Penitenciarias tiene instrucciones de evitar que se formen guetos en las cárceles como ocurre en los países de origen, donde algunos pandilleros son los que mandan. «Es curioso pero en nuestras cárceles hemos visto a Latin Kings jugando al fútbol con Ñetas en el patio. Allí dentro tienen mucho más que les une que les separa». Fuera ya es otro cantar.
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En 'Supervivientes: Tierra de Nadie'