1.300 HECTÁREAS AFECTADAS

Los expertos prevén que los bosques quemados en Òdena se recuperarán

Las piñas han funcionado como reservorio para hacer fructificar nuevos pinos

Un bombero trabaja en la extinción del incendio forestal de Òdena, este lunes.

Un bombero trabaja en la extinción del incendio forestal de Òdena, este lunes. / periodico

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Las 1.280 hectáreas quemadas en elincendio de Ódena  Ódena tienen un gran potencial para recuperarse pese a haber sufrido dos incendios en pocos años, ya que las piñas han funcionado como reservorio para hacer fructificar nuevos pinos.

Investigadores del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF-UAB)Investigadores del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales y técnicos de la Oficina de Prevención de Incendios Forestales de la Diputación de Barcelona han empezado este jueves a evaluar el potencial de regeneración de la zona.

Las primeras consideraciones hechas sobre el terreno indican que la cantidad de semillas que pueden llegar al suelo tras el incendio se sitúan entre 250.000 y 400.000 piñones por hectárea, incluso en zonas con baja densidad de pinos jóvenes.

Según los técnicos del CREAF, la prioridad es conocer qué posibilidades de recuperación tiene el bosque, un pinar de pino carrasco (Pinus halepensis) que ya había sufrido un incendio de 1986 y se encontraba en fase de regeneración.

Una parte importante de esta zona había sido clareada recientemente por la Diputación de Barcelona para mejorar la estructura y el crecimiento del bosque, y esto puede haber contribuido al control del incendio.

Estos aclarados habían dejado unos 1.000 pinos por hectárea, con una producción media de 9 piñas por árbol.

Con estos datos, los investigadores estiman que la disponibilidad de piñones para cubrir el área afectada puede llegar hasta los 400.000 piñones por hectárea.

"Si las condiciones meteorológicas de los próximos meses son favorables para la germinación y el crecimiento de los nuevos pinos, estas cantidades pueden asegurar una buena regeneración de los pinares afectados", ha augurado el investigador del CREAF Josep Maria Espelta.

El ecólogo ha explicado que una parte de las piñas que produce el pino blanco no se abren cuando alcanzan la madurez, y normalmente se mantienen cerradas durante muchos años, con los piñones viables, esperando la llegada de un incendio o un episodio de sequía extrema.

Cuando llega la perturbación, las piñas se abren y liberan grandes cantidades de piñones en un espacio donde se ha reducido mucho la competencia de otras plantas.

"Es una buena estrategia para asegurarse la descendencia en caso de catástrofe. De hecho, cuando los árboles son muy jóvenes y aún no han podido hacer muchas piñas, mantienen casi todas las piñas cerradas para formar este banco de semillas", ha indicado Espelta.

Los investigadores del CREAF Guillem Bagaria, Marina Palmero y Josep Maria Espelta han elaborado un vídeo que compara la zona que también se quemó en 1986, con imágenes de antes y después del reciente incendio de Òdena.

En el vídeo se aprecia que tras el último incendio las copas quemadas mantienen todavía muchas ramas finas y piñas, lo que indica que muchos piñones pueden haber sobrevivido protegidos en ellas.