Alerta sanitaria internacional

Los 2 estadounidenses tratados con el suero experimental ganan al ébola

Kent Brantly y su esposa, Amber, tras comparecer ayer ante la prensa en Atlanta; a la derecha, Nancy Writebol posa con niños en Liberia.

Kent Brantly y su esposa, Amber, tras comparecer ayer ante la prensa en Atlanta; a la derecha, Nancy Writebol posa con niños en Liberia.

RICARDO MIR DE FRANCIA
WASHINGTON

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Los dos estadounidenses que recibieron un tratamiento experimental contra el ébola tras contraer el virus mientras trabajaban en Liberia ya están en sus casas. «Hoy es un día milagroso. Me emociona saber que estoy vivo, bien y que me voy a reunir con mi familia», dijo ayer el doctor Kent Brantly, poco después de recibir el alta en el hospital universitario de Emory, en Atlanta. El hospital informó además de que la otra paciente, la misionera Nancy Writebol, abandonó el centro el martes. Su curación no necesariamente implica que el fármaco funcione, pero sí abre una ventana de esperanza en la lucha contra un virus que hace estragos en África Occidental.

Evangélico de profundas convicciones religiosas y miembro de la organización misionera Samaritan's Purse, Brantly se contagió el pasado 29 de julio mientras trabajaba con pacientes de ébola en una clínica de Liberia. «Me levanté sintiendo que tenía la gripe y poco después me diagnosticaron el ébola», explicó ante la prensa. «Durante los siguientes nueve días me fui poniendo cada vez más enfermo y más débil». Pero fue entonces cuando llegó desde EEUU el fármaco experimental que quizá le salvó la vida, un cóctel de anticuerpos monoclonales fabricado por una empresa de San Diego, Mapp Biopharmaceutical, a partir de la planta del tabaco.

PROBADO SOLO CON MONOS / El medicamento, un suero bautizado como ZMapp, estaba en una fase de ensayo tan incipiente que solo se había probado con monos; nunca con seres humanos. Tras recibir el fármaco en Liberia, tanto Brantly como Writebol fueron trasladados al hospital de Atlanta en un avión especial y en viajes separados. «Lo que hemos aprendido al tratar a los dos pacientes servirá en todo el mundo para avanzar en la comprensión sobre cómo tratar las infecciones de ébola, y esperemos que ayude también a mejorar la supervivencia», dijo el doctor Bruce Ribner, director de la unidad de enfermedades infecciosas de Emory.

El médico explicó que la decisión de dar el alta a los pacientes se tomó tras someterlos a dos exámenes de sangre que dieron negativo, y observar una continua mejoría en sus síntomas. «Puede que tarden algún tiempo en recuperarse, porque esta es una enfermedad bastante devastadora», precisó Ribner, que espera que «se recuperen completamente». Su condición «no supone ningún peligro para la salud pública», añadió.

Los médicos advierten, sin embargo, que la curación de los dos estadounidenses no significa necesariamente que el ZMapp funcione, lo que lo convertiría en el primer fármaco capaz de combatir de forma eficaz la enfermedad. En Liberia, Sierra Leona, Guinea y Nigeria, donde habían muerto hasta el miércoles 1.350 personas por esta última epidemia, el 45% de los pacientes que han recibido tratamiento estándar están sobreviviendo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Cuando el virus no se trata, el índice de mortalidad ronda el 90%.

El tratamiento consiste en la administración intravenosa de fluidos, el control de la presión sanguínea y el oxígeno y una respuesta apropiada a las complicaciones que puedan presentarse. En cualquier caso, las señales en torno al ZMapp son alentadoras. Los tres trabajadores sanitarios liberianos que también recibieron el suero -poco después de que a Liberia llegaran las dosis enviadas desde EEUU para tratar a Brantly y Writebol- han mejorado, según confirmó ayer la OMS. La empresa que lo fabrica anunció el 12 de agosto que había enviado a Liberia las escasas dosis de ZMapp de las que disponía.

DELGADO Y AGRADECIDO / Si bien el fármaco ha despertado grandes expectativas entre la comunidad científica, su administración en unos pocos pacientes ha generado dilemas éticos, y también malestar en África. «Esta es una de las cosas que ha hecho más difícil nuestro trabajo», le contaba hace unos días al Wall Street Journal el número dos del Ministerio de Salud liberiano, Tolbert Nyenswah. «La población aquí está diciendo: 'Decíais que no había cura para el ébola, pero los americanos se están curando'». La semana pasada, Canadá envió a Liberia cerca de un millar de dosis de una vacuna experimental conocida como VSV-EBOV.

En Atlanta, el doctor Brantly estaba contento y agradecido. Algo delgado todavía, daba muestras de encontrarse en buen estado de salud, aunque más que a la vacuna, atribuyó su curación a la ayuda divina. «Dios ha salvado mi vida, ha respondido de forma directa a mis oraciones», dijo, en su breve comparecencia.