LOS EFECTOS DEL ÚLTIMO TEMPORAL

Los embalses catalanes suben sus reservas el 20% en dos días

Los ríos Ter y Muga llegaron a multiplicar ayer por 100 su caudal habitual

Las olas alcanzan el paseo marítimo de Roses, ayer por la mañana.

Las olas alcanzan el paseo marítimo de Roses, ayer por la mañana.

ANTONIO MADRIDEJOS
BARCELONA

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Las lluvias de los últimos días en Catalunya, las más generosas y generales desde el pasado octubre, ocasionaron ayer un repentino aumento de las reservas en los embalses de las cuencas internas justo en un momento en que se empezaba a encender la luz ámbar de la sequía. Según un balance provisional a primeras horas de la tarde, puesto que ríos y riachuelos seguirán aportando agua en abundancia hasta finales de semana, los embalses habían ganado 66 hectómetros cúbicos (del 51% al 60%, casi el 20% más), cantidad nada desdeñable si se tiene en cuenta que un hectómetro cúbico, según el símil usado por la Agència Catalana de l'Aigua (ACA), es el consumo diario de cinco millones de personas.

La ganancia ha sido muy acusada en los embalses del Ter (Sau y Susqueda) y del Muga (Boadella) porque la lluvia fue particularmente abundante en la cabecera de ambos ríos, en ocasiones hasta los 375 litros por metro cuadrado, como sucedió en Albanyà (Alt Empordà). Las crecidas fueron espectaculares: el Muga, por ejemplo, alcanzó ayer un caudal máximo de 300 metros cúbicos por segundo (m3/s) en la entrada de Boadella, cuando lo habitual son 0,2 m3/s, mientras que el Ter alcanzó el mismo caudal a su paso por Ripoll, lo que supone casi 100 veces más que los habituales 4 m3/s. Hubo algunos desbordamientos, pero de escasa entidad, y se mantuvo activado un aviso por inundaciones.

Como resultado de esos aportes, el embalse de Boadella, que abastece la ciudad de Figueres y numerosos regadíos del Alt Empordà, pasó del 44% al 81% de su capacidad y «habrá que abrir compuertas», avanzó José Miguel Diéguez, director de Abastecimiento de la ACA. En el sistema Sau-Susqueda, el incremento fue del 46% al 54%, unos 31 hectómetros cúbicos más. Los embalses del Llobregat fueron los menos beneficiados, pero aun así aumentaron sus reservas en 10 hectómetros. «Necesitábamos estas lluvias porque el otoño había sido muy seco y el invierno iba por el mismo camino», resumió Diéguez. El responsable de la ACA insistió en que las precipitaciones habían sido muy positivas, sin apenas incidencias, y que, a diferencia de lo que sucedió con el anterior temporal, «ha llovido, poco o mucho, en todas las comarcas».

Por lo que respecta a los embalses de la cuenca del Ebro situados en la provincia de Lleida, el nivel ronda el 50%-60%, pero la enorme cantidad de nieve acumulada en El Pirineo prácticamente garantiza un verano tranquilo. En la cuenca alta del Noguera Pallaresa hay 200 hectómetros cúbicos en forma de nieve, según la Confederación Hidrográfica del Ebro. Y en el Aran-Garona se llega a 258, tres veces más que la media de otros años por estas fechas.

OLAS DE SIETE METROS / El temporal asociado a la misma borrasca ocasionó diversos problemas en localidades costeras. En Roses (Alt Empordà) hubo que cerrar el puerto, mientras que varios paseos marítimos de la Costa Brava fueron acordonados por precaución. Según Protección Civil, las olas alcanzaron los siete metros en el Estartit y los cinco en L'Escala. También en la ciudad de Barcelona se vetó el acceso a las playas ante olas que, en casos extremos, llegaron a los tres metros. El Servei Meteorològic mantiene activado para hoy un aviso de riesgo por temporal marítimo en todo el litoral entre Barcelona y la frontera, pero la tendencia es de clara mejoría.

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