Sí, los desahucios siguen

Margarita Ribelles, con cola y camiseta de la PAH, salvó su piso del desahucio.

Margarita Ribelles, con cola y camiseta de la PAH, salvó su piso del desahucio.

TONI SUST / BARCELONA

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Nou Barris tiene que ser un distrito barcelonés muy particular, porque se empeña, rotundo, en esquivar la recuperación económica que según el Gobierno central está protagonizando España. Cómo será el distrito que apenas se ven cruceristas por allí. Ni un turista. Ayer la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), la asociación 500X20 y representantes de asociaciones de vecinos volvieron a tomar la zona en previsión de una convocatoria intensa: 16 desahucios programados causados por impago -de hipoteca, de alquiler, o de un préstamo- u ocupación, en el distrito en un día.

En realidad no eran exactamente 16 desahucios, pero esa no es la cuestión. La cuestión es que sigue habiendo desahucios, muchos, aunque resulten menos visibles. Ayer se pararon dos por presión popular y hubo por lo menos uno consumado: la familia saliente de un piso de la calle de Formentera entregó las llaves y se buscó un nuevo lugar.  Contaron que los condenó un impago de 950 euros. No querían vivir un desahucio forzoso porque hay niños en la familia.

PISOS VACÍOS

En por lo menos otros cuatro casos no se llegó a proceder al desalojo; otro era en realidad un corte de luz, y otros cinco previstos no eran en Nou Barris sino en Sant Andreu. En por lo menos tres viviendas no existía obstáculo porque los habitantes de los pisos afectados ya se habían ido antes de ser obligados a hacerlo. No se trata de desahucios porque no hay nadie a quien desahuciar.

Los números bailarán, pero la realidad es que la dificultad se mantiene. Por recordarlo con números, eso es algo que ya quedó claro en septiembre, cuando el Instituto Nacional de Estadística (INE) ofreció su segunda entrega sobre desahucios, una nueva estadística que aclara la tendencia en relación con las primeras viviendas. Según ese dato, en el segundo trimestre del 2014 hubo 9.611 ejecuciones hipotecarias de domicilios habituales, un 8,4% más  que en el mismo periodo del 2013.

MARGARITA RESPIRA

El número, los 16 desalojos, escandalizó, cuando en realidad, siempre según la PAH, no supone una gran novedad: dice el grupo que lo habitual en Nou Barris es que haya de 15 a 20 por semana. Pero para Margarita Ribelles, viuda de 52 años, la jornada sí fue particular: ella salvó, por ahora, la casa donde viven, contándola, diez personas, cinco de ellas menores de edad. La mujer vive con cuatro hijas, un hermano, nietos. Ribelles se encuentra en esta situación por no poder afrontar la deuda que contrajo con un prestamista. «Pedimos 15.000 euros para que mi hijo se comprara un coche», explica, y dice que la deuda se ha agrandado hasta llegar a unos inalcanzables 84.000 euros.

También el ecuatoriano Jorge Eduardo Revilla y su mujer salvaron por ahora el sótano en el que viven, en la calle de Casals i Cubero. Un sótano que no fue un proyecto ilusionado sino una solución de emergencia: la pareja lo ocupa a falta de otra alternativa. Allí podrán seguir, por lo menos un tiempo.

Es innegable: el formato de un desahucio hace tiempo que no despierta una gran atención mediática. Hace años que las comisiones judiciales no se acercan a una portería en la que haya activistas de la PAH. Tras un contacto discreto, se largan: desahucio pospuesto, y hasta la próxima. Pero eso no quiere decir que el problema haya remitido. Desde luego no en distritos como el de Nou Barris.

En favor de la PAH conviene subrayar que aunque en números no masivos, decenas de personas, su labor no se viene abajo ni con el diluvio que de forma intermitente azotó ayer la ciudad. El grupo se desgajó en otros que fueron desplazándose a las direcciones para estar en ellas a las horas en las que estaban previstos los desalojos. A las 10.30 en la calle de Formentera; a las 12 en la de Rasos de Peguera, a las 10.50 en el paseo de Urrutia.

Y se topó con alguna circunstancia inesperada, como las de varios hogares amenazados de desalojo en las que no quedaba nadie que ser defendido. Eso sucedió en la avenida de Urrutia. Allí, ante un grupo numeroso, Pere, administrador de fincas, no daba crédito a lo sucedido. Un grupo numeroso le miraba inquisitorio y le llegaron a hacer alguna foto. Y él relataba que la mujer que iba a ser desahuciada, por impago de alquiler, se marchó el sábado, no sin anunciar al administrador que sacaría los muebles y que se iba a un piso nuevo. Los concentrados dudaron y una voz dijo: «Ella tenía que haber avisado». Ante la duda, otra persona proclamó: «No tenemos que justificarnos por nada».

22 EN UN SOLO DÍA

La comitiva se reunió con otra parte del grupo, que venía de asistir al desahucio de la calle de Formentera, y dieron por acabado el recorrido. Se fueron entonces a la sede del distrito, donde un representante de la asociación 500x20, Toni Tallada, recordó que en Nou barris ha llegado a haber en un solo día 22 desahucios.