Los cristianos de base consideran retrógrado el nuevo contenido

Un aula con crucifijo en Ivorra (Segarra).

Un aula con crucifijo en Ivorra (Segarra).

FERRAN COSCULLUELA / GIRONA

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El nuevo currículo de Religión tampoco ha gustado a los colectivos cristianos progresistas. Asociaciones como Església Plural consideran que incluso tiene un efecto bumerán y «perjudica la imagen» de la propia Iglesia. Josep Torrens, portavoz de este grupo, destacó que atenta «contra la libertad de conciencia de los alumnos y responde más al ámbito de la catequesis que a un espacio educativo».

La asociación ha solicitado que la Iglesia catalana «se desmarque» de la asignatura y siga apostando por un modelo basado en el estudio de la cultura religiosa. En un momento en que el papa Francisco ha iniciado un proceso de reforma, Torrens lamentó que se vaya «hacia un modelo más próximo al nacionalcatolicismo». Y añadió: «El Papa habla de convencer y no de imponer, y aquí lo que se hace es imponer unos contenidos».

Església Plural considera que los obispos han de acercarse a la juventud por la vía del convencimiento y el ejemplo y con mensajes atractivos, «y no por la vía de la imposición y de contenidos alejados de cómo entienden la relación entre su vida y la religión», añadió.

Otros colectivos como Dónes amb l'Esglèsia también se han pronunciado en contra de los nuevos contenidos de la asignatura. Neus Forcano, teóloga, profesora y miembro de esta asociación, considera que el nuevo currículo acentúa la disyuntiva entre la enseñanza de la cultura religiosa y los contenidos propios de la catequesis. «No está mal que se hagan algunas explicaciones teológicas, pero no hay que imponer prácticas religiosas. Es un cambio brutal, retrógrado, porque desde hace muchos años ya estaba asumido que la asignatura de Religión es el estudio del fenómeno religioso», añadió.

Forcano también destacó que el rechazo que la reforma provoca en Catalunya tiene un componente político por el papel que jugó la Iglesia española durante el franquismo, y por la imposición del centro a la periferia, en una sociedad secularizada con pocos practicantes.

RETOS EDUCATIVOS

Pepe Menéndez, responsable de la Fundació Jesuïtes Educació, con ocho escuelas en Catalunya y 13.000 alumnos, consideró que es un debate estéril, que no va a hacer cambiar su línea educativa, más basada en la enseñanza de la historia de la religión y no tanto en el dogma. «Nosotros seguiremos haciendo lo que creemos que tenemos que hacer, que es intentar responder a los retos educativos que plantea la sociedad. Ya está bien de regularlo todo al detalle», censuró.