LA EXPLOTACIÓN DEL SUBSUELO EN CATALUNYA

Los contrarios al 'fracking' piden a los partidos que paren los permisos

Un pozo de gas y petróleo construido en los años 60 en el valle de Riudaura.

Un pozo de gas y petróleo construido en los años 60 en el valle de Riudaura.

ANTONIO MADRIDEJOS
BARCELONA

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La plataforma Aturem el Fracking, que agrupa a 60 asociaciones y entidades locales catalanas contrarias a la extracción de hidrocarburos mediante esta técnica, ha pedido a los partidos políticos del Parlament que paralicen los permisos de investigación ya concedidos y todas las solicitudes para nuevos proyectos por considerar que tienen un gran impacto ambiental. El fracking o fracturación hidráulica consiste en la inyección en el subsuelo de agua a presión, arena y compuestos químicos con el objetivo de fracturar las rocas subterráneas y obtener burbujas de gas. Los tubos llegan a unos dos kilómetros de profundidad.

Iniciativa per Catalunya (ICV) presentará próximamente en el Parlament una proposición no de ley para prohibir o al menos detener el fracking. «La CUP también está en esa sintonía, pero los otros partidos se mueven en la ambigüedad y no se pronuncian claramente», lamentan Sergi Solà y Eudald Rifà, miembros de la plataforma y del Grup de Defensa del Ter. «El tiempo corre -insiste Marc Muntanya, de la misma plataforma-. Pronto van a empezar los estudios». En el Congreso de los Diputados también se debatirán dos iniciativas similares de los grupos de Izquierda Plural y PSOE.

Los opuestos al fracking consideran en primer lugar que los productos empleados para la facturación y los propios hidrocarburos que se pretenden extraer podrían contaminar los acuíferos. Además, añaden, el sistema tiene unos requisitos de agua elevados -el líquido se inyecta por una tubería para que arrastre el gas y emerja por otra- y se corre el riesgo de que se generen seísmos.

DUDOSA RENTABILIDAD / Los opuestos afirman que las torres de extracción y todas las tuberías de transporte tendrían un notable impacto paisajístico y sonoro. Por si fuera poco, Rifà insiste en que la fracturación hidráulica es un sistema que va en contra del modelo energético que propugnan, más sostenible y sin emisiones de efecto invernadero, y que «está por ver si las zonas propuestas para la extracción son realmente interesantes comercialmente».

Las empresas del sector han pedido permisos para realizar estudios y prospecciones en tres zonas, una de las cuales ya está aprobada, mientras que las otras dos han sido publicadas en el Diari Oficial de la Generalitat y están pendientes del proceso de alegaciones. En principio, el permiso concedido ha sido para pruebas durante seis años, por lo que si se quisiera explotar un pozo habría que pedir una nueva autorización. En total, las zonas susceptibles de estudios pertenecen a 82 municipios del interior de Catalunya. Los grupos contrarios han presentado 47 alegaciones, de las cuales 22 proceden de otros tantos ayuntamientos.

La plataforma lamenta especialmente que el proyecto llamado Ripoll (aunque incluye municipios de la Garrotxa) fuera aprobado «sin que nadie se enterara», en palabras de Marc Muntanyà, vecino de Riudaura, uno de los municipios potencialmente afectados. En ese pequeño pueblo no sería necesario perforar porque ya se hicieron tuberías subterráneas en los años 60 y 70, «aunque entonces se desestimó su uso porque no había rentabilidad». Según Muntanyà, en cuestión de días, previsiblemente a mediados de enero, la empresa Tedero pasará por Riudaura en busca de posibles emplazamientos. Aunque ningún propietario quisiera vender o alquilar su terreno, como augura el vecino de Riudaura, el Estado los podría expropiar.

POR UN PLATO DE LENTEJAS / Los dos proyectos publicados en el DOGC se llaman Darwin y Leonardo y se encuentran, respectivamente, en la Segarra (y comarcas vecinas) y en Osona. «Estamos vendiendo el territorio a unas empresas por un plato de lentejas», lamenta Josep Casanovas, contrario al fracking en la Segarra.