ETOLOGÍA DE LOS CÁNIDOS

Los científicos descifran el meneo de la cola de los perros

Los movimientos a la izquierda o a la derecha equivalen a sentimientos opuestos

MICHELE CATANZARO / Barcelona

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Tras milenios de convivencia, los humanos empiezan a entender qué quieren trasmitir los perros cuando menean la cola: si el movimiento va hacia la izquierda, el animal genera una reacción de tensión en sus congéneres; si va hacia la derecha, la sensación es de indiferencia o atracción. Así lo ha revelado un estudio publicado en la revista Current Biology por investigadores de la Universidad de Trento (Italia).

«Aunque parezca mentira, es la primera vez que la ciencia saca algo en limpio sobre los mensajes contenidos en los movimientos repetitivos de la cola de los perros», comenta Marc Bekoff, etólogo de la Universidad de Colorado, no implicado en el estudio. Hasta ahora se sabía que los perros se comunican con la posición de su cuerpo (la erguida de intimidación, la agachada de miedo, la semiagachada de juego), con la forma de ladrar (el agresivo gruñido, el sumiso gimoteo) y hasta con sus olores (sus glándulas anales emiten unas feromonas que los otros perros detectan). Sin embargo, no se sabía nada sobre el significado de un meneo de cola más o menos amplio o con un recorrido concreto.

En el 2007, los autores del estudio empezaron a aclarar el asunto. Analizando mediante resonancia magnética el cerebro de unos perros, detectaron que cuando se les expone a una imagen tranquilizadora -como la de sus amos- se les activa el hemisferio izquierdo, lo que se traduce en un meneo más acentuado hacia la derecha. En cambio, cuando se les expone a una imagen intimidatoria -un perro desconocido en actitud agresiva- ocurre lo contrario. «En décadas de observación no se había detectado esta tendencia a ladear la cola más hacia un lado», comenta Oriol Ribas Recolons, biólogo experto en comportamiento canino.

RESONANCIA ACÚSTICA / El último estudio añade una pieza más al puzle. En el experimento se le enseña a un perro la imagen de otro que menea la cola, mientras se le monitoriza el latido del corazón. Cuando el de la imagen la menea hacia la derecha, se queda tranquilo. Cuando por el contrario la menea hacia la izquierda, el latido cambia, lo que sugiere tensión. En otras palabras, la sensación de alerta o su opuesto se transmite entre perros con el movimiento de la cola.

«No soy un experto en perros: he llegado a interesarme en su cola porque me interesa entender por qué los dos hemisferios del cerebro tienen especializaciones distintas», explica Giorgio Vallortigara, coordinador de la investigación. Hay muchos órganos dobles (pulmones, riñones), pero normalmente los dos desempeñan la misma función. «Los hemisferios del cerebro, por el contrario, tienen funciones distintas: por ejemplo, un ictus en la izquierda puede dejar sin habla, y uno en la derecha, sin orientación espacial», añade.

Esta especialización del cerebro se refleja en partes del cuerpo que también están desdobladas, como en la preferencia de una u otra mano al escribir. «Pero a mí me interesaba ver si se reflejaba también en órganos no desdoblados, como la lengua de una rana o la cola de un perro», dice Vallortigara. La asimetría o lateralización del cerebro tiene mucho misterio, prosigue el científico. «Por ejemplo ¿que ventaja tiene localizar funciones distintas en cada lado? O ¿por qué la asimetría se repite en casi todos los ejemplares de una especie: por ejemplo, por qué solo el 10% de las personas son zurdas, y no la mitad?», se pregunta.

«Sabíamos que la asimetría del cerebro tiene que ver con la elaboración emocional: en pacientes con ictus en la parte delantera izquierda del cerebro se registran muchos casos de depresión, mientras que quienes tienen la misma condición en el hemisferio derecho pueden ser exageradamente optimistas», observa Vallortigara. Estas observaciones son consistentes con lo que ocurre con los perros, en los que la activación de cada hemisferio, correspondiente a menear la cola en una u otra dirección, equivale a reacciones emocionales opuestas.

CAUTELA / Vallortigara es cauteloso en la interpretación de sus resultados. «¿Lo que vemos es comunicación o una reacción instintiva?», pregunta. No está claro si un perro elige intencionadamente menear la cola a la izquierda para intimidar a otro perro o solo reacciona automáticamente ante estímulos externos. «Creo que hay más que eso. Los perros son capaces de enviarse mensajes sofisticados. La comunicación por medio de la cola tiene que ser una señal compleja, que combina la dirección con la amplitud y el recorrido concreto. Estos estudios son un gran inicio para una investigación de largo plazo».