Munición policial POLÉMICA

Los casos de mutilados por pelotas de goma naufragan en los juzgados

Nicola Tanno (izquierda) y Jordi Naval, dos de las víctimas de pelotas de goma cuyos casos han quedado archivados.

Nicola Tanno (izquierda) y Jordi Naval, dos de las víctimas de pelotas de goma cuyos casos han quedado archivados.

ANTONIO BAQUERO
BARCELONA

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Además de las graves lesiones físicas y de las secuelas psicológicas, las personas que han perdido un ojo por impactos de pelotas de goma disparadas por los Mossos d'Esquadra se encuentran con que hasta ahora sus querellas han sido archivadas por los jueces, que consideran que sus casos no son materia a juzgar penalmente. Así les ha ocurrido a Jordi Naval, Óscar Alpuente y Nicola Tanno. Los motivos del sobreseimiento suelen coincidir: no se puede determinar qué agente disparó, las pelotas de goma son una munición legal frente a los disturbios y la situación de violencia callejera legitimaba a los agentes a usarlas. Su única esperanza es la Audiencia de Barcelona, a la que han vuelto a recurrir después de que, en una resolución previa, sí dictaminara que esas querellas debían ser juzgadas por lo penal.

Ninguno de esos tres casos de personas heridas por pelotas de goma ha llegado ni siquiera a juicio. Pese a que los forenses han acreditado que perdieron el ojo por el impacto de esos proyectiles, todos han sido archivados en el proceso de instrucción. «Objetivamente, podemos decir que hay impunidad respecto a estas actuaciones», explica Marta Colls, abogada de Naval y Alpuente, quien señala que al no haber sentencias, las aseguradoras no indemnizan. «No hay juicio, ni indemnización, ni disculpa», lamenta.

En ambas querellas, esta abogada acusaba a los antidisturbios de un delito de lesiones por imprudencia grave. «Dispararon en calles donde había gente que pasaba por ahí. Tiraron pelotas sin prever el daño que podían causar a ciudadanos», comenta Colls, que también denunciaba a los agentes por «omisión en el deber de socorro, pues no acudieron a atender a los heridos».

GRABADO POR CÁMARAS / Así le ocurrió a Óscar Alpuente, que perdió el ojo por un impacto de pelota de goma ante la sede de la Bolsa de Barcelona tras las celebraciones por la victoria del Barça en la Champions del 2009. Sobre el papel, era quien más bazas tenía, pues las cámaras de la bolsa registraron el momento en que el joven recibió el impacto y los propios Mossos reconocieron que efectuaron tres disparos en esa zona.

Dos informes periciales apuntaban a que los Mossos incumplieron el protocolo. Así, un peritaje realizado por el Cuerpo Nacional de Policía estableció que los agentes dispararon a una distancia de 28 a 34 metros, muy por debajo de los 50 metros mínimos establecidos. Además, un forense certificó que Alpuente perdió el ojo por una pelota de goma que impactó en perpendicular a su rostro, lo que supone que fue disparada sin rebote.

Aunque se consiguió hacer declarar como imputados al escopetero de los Mossos, al cabo de la unidad y al jefe del operativo, el juzgado dictó el pasado 12 de diciembre el archivo provisional. Pese a las evidencias, el juez señaló que «no se desprende ningún dato o elemento objetivo que permita afirmar que aquellos [los mossos] incurriesen en infracción alguna del protocolo de actuación y uso de las pelotas». Además, el juez considera que no hay delito

-«no resulta debidamente acreditada la presunta infracción penal»- y que no puede determinarse «el presunto responsable de la misma». Además, justifica la acción de los agentes pues «se enfrentaban a graves altercados de orden público».

INFORMES FORENSES / En el caso de Jordi Naval, que aquella noche, en las cercanías de la calle de la Unió, también perdió un ojo, los informes forenses acreditaban que recibió un «disparo de pelota de goma, según parece». Pero no se pudo disponer de ninguna grabación y los Mossos aseguraron que no se encontraban en el lugar de los hechos. La querella se archivó el 16 de noviembre del 2011 con el argumento de que no se podía determinar el autor. En la resolución, el juez sostuvo que «difícilmente puede hablarse de imprudencia de los agentes en la utilización de dichos elementos disuasorios en cuanto que hoy por hoy se hallan previstos reglamentariamente en situaciones como la del día de autos».

La imposibilidad de identificar al autor del disparo de la pelota de goma también fue la base para archivar la querella de Nicola Tanno, que perdió el ojo por un pelotazo la noche en que España ganó el Mundial de fútbol, en julio del 2010.