LA ASFIXIA DE LAS ARCAS MUNICIPALES

Los ayuntamientos frente a la crisis

Juan Ignacio Soto Valle

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Más de 18.000 entes y organismos componen la tupida red delmapa local en España. Desde el año 2007, en que la crisis se hace visible, lascorporaciones localeshan aumentado sudeudaen un 20% hasta superar los 35.000 millones de euros. Exactamente el doble que hace quince años.

¿Qué se puede hacer ante este panorama? Varias cosas, pero una de ellas tiene que ver con la concentración del mapa local. Una idea barajada por el anterior Ejecutivo central, incapaz de sacar adelante una nueva ley municipal y de financiación local. Ahora, las propuestas sobre un nuevo escenario municipal vuelven a emerger para "redimensionar" --se dice-- el sector público local en nuestro país. Nada nuevo por otro lado. Ahí estan lasreformas territoriales que han acometido muchos países europeos para reducir el número de unidades de gobierno local --más de 90.000 en toda la Unión Europea--. Entre las últimas, destacan la reforma exprés de Dinamarca o la anterior llevada a cabo por Suecia; reformas territoriales acometidas en silencio, antes de la crisis, sin la apariencia dramática de las anunciadas en Grecia, Italia o Portugal.

España tiene más de 650.000 empleados públicos locales --cerca de 25.000 más que en 2007-- y cuestan a los ciudadanos unos 23.000 millones de euros al año. Ungasto que ha crecido en plena crisis y que solo puede justificarse por un incremento efectivo en la prestación de servicios a los ciudadanos. Los gastos de personal de confianza política --asesores-- se han cuadruplicado en los últimos quince años, el periodo emergente de la llamada dirección pública profesional y de la también llamada nueva gestión pública.

El espejimos del 'milagro económico'

Ya en plena crisis, los ingresos han disminuido hasta un 30% en tasas e impuestos ligados a la construcción --el gran espejismo delmilagro económico español--. Ante esta situación los ayuntamientos se han visto obligados a aprobar durísimosplanes de ajuste, sin tiempo, ni transitoriedad. De golpe. Se trata de un efecto-impacto directo de las grandes decisiones macroeconómicas tomadas fuera de la órbita local. Aquí el sector público local también tiene que seguir las directrices comunitarias. Y lo puede hacer a pesar de la debilidad de medios, de la escasa atención que ha tenido por parte de las instituciones de la UE. Los pobres resultados de la aplicación de la Directiva Bolkestein --aquella cuya implantación nos llevaría a crecer un 1,5% del PIB en toda la UE-- son la consecuencia de una cierta visión miope de la UE respecto del sector público local.

Aún así, los ayuntamientos deben actuar e impulsar sus propias políticas, más allá de ajustarse a las grandes decisiones estatales y comunitarias.Existe margen para la decisión local en políticas tributarias,de rebajas de impuestos,de transferencias a determinadas actividades para dinamizar la economía local,de acelerar la simplificación de trámites que generen actividad empresarial o políticas de gestión de tesorería, para hacer frente a la dramática situación de impago a los proveedores. Y aquí me permito apuntar un error y un acierto. El error: la falta de coraje de la Ley de Economía Sostenible, actora principal en el final del mandato del anterior Ejecutivo al no encarar la financiación público-privada y huir de sus propias previsiones en esta materia. El acierto: el reciente decreto ley aprobado por el Gobierno este mes en el que se establecen mecanismos de financiación para el pago a proveedores de las entidades locales liberando los recursos que permitirán hacer frente al pago de facturas por más de 17.000 millones de euros y se establecen los compromisos necesarios para ajustar el gasto a la capacidad de ahorro.

Necesidad estructural

Necesitamos un nuevomodelo de financiación local, suficiente a las competencias que deben ejercer los municipios y a sus necesidades de gasto permanentes, no coyunturales. Y esto requiere un gran acuerdo que atienda con acierto a la necesidad estructural del sistema; es decir, a la proporción entre la tributación propia y las transferencias de otras administraciones públicas.La temida estabilidad presupuestaria condiciona ahora este debate.

En el sector público --también en el local-- necesitamos ganar en competitividad. Digan lo que digan, laDeclaración Estratégica UE 2020 es la mejor guía para mejorar la situación. Solo hay que seguirla.