Los alérgicos al polen pasan una de las peores primaveras del decenio

Zona muy polinizada en el distrito del Guinardó, de Barcelona.

Zona muy polinizada en el distrito del Guinardó, de Barcelona.

ÀNGELS GALLARDO / BARCELONA

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La primavera que está a punto de acabar ha hecho llorar a miles de personas en múltiples lugares de Catalunya. Alérgicos diagnosticados o individuos sin rechazo inmunológico conocido se han visto obligados a detener su marcha porque unas semillas de platanero se habían incrustado en su garganta y no podían dejar de toser, o estaban cegados por una cadena de estornudos y goteo nasal que les daba un cierto aire de desesperación. La polinización de plátanos, cipreses y olivos, sumada a la de las gramíneas que cubren de césped parques y jardines, y las hierbas parietarias, ha sido explosiva este año.

Una de las peores temporadas del decenio, a juicio de numerosos afectados. «Una de las que han provocado más síntomas en las personas ya alérgicas», precisa Antonio Valero, alególogo del Hospital Clínic. El 30% de la población catalana sufre rinitis alérgica -goteo nasal ante un cambio de ambiente o al respirar polen- y el 15% padece crisis de asma en presencia de plantas, hongos o antígenos generados en el pelo de gatos, perros o ácaros del polvo. En muchas ocasiones, el asma surge sin que sea fácil atribuirle una causa.

Los jardineros aseguran que no se ha producido una floración excepcional esta primavera, y sin embargo se ha percibido así de forma general. Ha aumentado el consumo de la vacuna -una dosis al mes- que en principio atenúa los síntomas de la alergia respiratoria, aunque el fármaco es objeto de controversia desde hace decenios. «Es una vacuna que está en discusión desde que salió al mercado, en 1902 -asegura Ferran Morell Brotard, neumólogo del Hospital del Vall d'Hebron-. Más de 110 años después de estar comercializada, seguimos sin estar seguros de su eficacia. De lo que no hay duda es de que se consume mucho».

El remedio más recomendado, y en el que coinciden más especialistas, es el uso de mascarillas que cubran la nariz y la boca en días ventosos, o si se viaja en bicicleta o en un vehículo con las ventanas abiertas. También está aceptada la eficacia de los inhaladores, aunque los médicos discrepan sobre su composición. Los más utilizados contienen sustancias broncodilatadoras, que facilitan la respiración, o bien antiinflamatorias elaboradas con cortisona en bajas dosis. Algunos inhaladores combinan ambos fármacos.

Neumólogos y alergólogos coinciden en que la expansión de las diferentes formas de alergia proseguirá en los próximos años. «Se calcula que las cifras de afectados por alergia respiratoria se habrán doblado en 10 años en Occidente», advierte Morell Brotard, que alude a la paradoja higiénica para explicar el fenómeno. «Hace 20 años, se creía que los países con más alergia serían Suecia y Dinamarca, por ser los más higiénicos de Europa

-explica-. Esa condición se ha extendido a España y al resto del sur de Europa: cuando las familias vivían en ambientes más sucios, tenían más hijos y sufrían repetidas infecciones, las cifras de alergia eran muy inferiores». Una higiene extrema, prosigue el neumólogo, dificulta la maduración del sistema inmunitario y promueve la formación de linfocitos TH2, que ejercen de mediadores en la aparición de las alergias respiratorias. «Está demostrado que cuando los niños conviven en ambientes sucios y con animales sufren menos alergias y asma», coincide Valero.

Otro importante foco alérgico lo constituyen los hongos que abundan en rincones húmedos, aguas estancadas, en las instalaciones de las duchas y en los ambientes dotados de sistemas de aire acondicionado que están mal desinfectados. Los solares en los que abundan las malas hierbas y las construcciones en las que se producen derribos de estructuras antiguas son focos susceptibles de causar alergia por hongos.

Esta variada procedencia de focos de rechazo inmunitario debería ser atendida por titulados en alergología, advierte Lluís Marqués, presidente de la Societat Catalana de Alèrgies (SCA). En la actualidad, solo existen 53 especialistas en alergología en Catalunya. «Hay poblaciones en las que no hay ni un solo alergólogo», afirma Marqués, que cita a Vic o Sabadell. La Conselleria de Salut, asegura la SCA, «ha incumplido» el plan de atención de la alergia presentado en el 2010, que preveía incrementar en un 50% la actual dotación de alergólogos. «Hay decenas de especialistas en alergia que están en paro», afirma Valero.

A juicio de Salut, esa mayor dotación de especialistas en alergia corresponde al Ministerio de Sanidad. «Catalunya necesita 25 alergólogos más de los que existen», coincide Ignasi Arbusá, subdirector del Mapa Sanitari, que, no obstante, considera que también los neumólogosdermatólogos, otorrinos y pediatras pueden diagnosticar una alergia.