'REDADAS' EN LAS REDES SOCIALES

Limpieza de falsos fans

Instagram, Facebook y Twitter han borrado millones de cuentas fraudulentas

C. J. / BARCELONA

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Demostrar que se es muy popular en redes sociales puede volverse en contra de los interesados. FacebookTwitter Instagram han dejado de tolerar que se engrosen las cuentas de sus usuarios más famosos artificialmente y han iniciado redadas contra los perfiles falsos que inflan el número de seguidores de actores, cantantes, futbolistas e incluso políticos. Las razones no escapan a nadie: empresas que cotizan en bolsa no pueden permitirse falsear sus datos de clientes, que de hecho son su activo comercial real.

A principios de diciembre, Instagram canceló un montón de cuentas que consideró falsas, incluidas las llamadas inactivas, ese tercio de los usuarios de la red de fotografía móvil que abren una cuenta, lanzan dos comentarios y no la vuelven a usar jamás. La red, ahora propiedad de Facebook, rebajó así considerablemente el número de seguidores de muchos usuarios, especialmente los más populares. Aunque la primera perjudicada fue la propia Instagram (su cuenta corporativa perdió casi un tercio de los usuarios), algunos de los ultrafamosos mundiales salieron escaldados. Justin Bieber se dejó 3,5 millones de fans; Kim Kardashian, 1,3 millones; Beyoncé, 800.000; Cristiano Ronaldo y Neymar, unos 300.000 cada uno, y Rihanna, 1,3 millones.

Añadido por recomendación

Pero no solo les afectó a ellos. Usuarios de a pie también vieron reducirse sus números y desaparecían perfiles con nombres extraños que se les habían añadido sin más, solo porque su actividad en la red comenzaba a despuntar. Es el fruto de un sistema que va recomendando a otros los usuarios más activos. En Twitter, por ejemplo, ese método hace crecer las cuentas cuando se superan los 2.000 seguidores.

Hace un año, un estudio de dos investigadores italianos, Carlo de Micheli y Andrea Stroppa, calculaba que, debido a este funcionamiento de las redes sociales, aproximadamente un 4% de las cuentas de Twitter eran falsas y que el dato iba a ir en aumento. Twitter había admitido un año antes que el número era del 5% y Facebook lo elevó al 10%.

Escapar de esos falsos amigos, y de sus pretensiones de enviar 'spam', no es complicado. Basta con ir borrando aquellos perfiles que no tengan actividad, de los que no se conozca el nombre o solo repiquen lo que publican otros, sobre todo en otros idiomas. Si el nivel de vanidad propio lo tolera, se pueden usar herramientas como 'Twitter Audit' o la de la agencia Status People, que permiten comprobar si los seguidores son reales.

Un repaso a las cuentas de políticos, por ejemplo, arroja resultados curiosos. A Mariano Rajoy, de sus más de 657.000 seguidores, un porcentaje altísimo no han lanzado nunca un tuit y hace unos meses hubo cierto escándalo cuando se descubrió un alto porcentaje de usuarios de países árabes. Y algo parecido ocurre con los 117.000 de Pedro Sánchez o los 739.000 de Pablo Iglesias.

Otros usuarios simplemente recibían su castigo, porque habían comprado a sus falsos amigos, creados por robots o trabajadores asiáticos, en páginas o servicios de 'software' especializados (supuestas agencias de tráfico), a menos de 30 euros el millar. «Hacer crecer una cuenta lleva tiempo y hay que hacerlo con contenidos interesantes para otros. Hay agencias que han prometido el oro y el moro sin siquiera hacer un análisis del universo al cual se dirigían, y luego los directores de márketing querían resultados. Habría que preguntarse por qué entraron al trapo en este juego», explica Selva Orejón, fundadora de la agencia de reputación digital Onbranding.