El pederasta 'sioux' de Torroella ha trabajado con menores durante más de 30 años

GUILLEM SÀNCHEZ / BARCELONA

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La mujer le dijo a Laura -nombre falso- que tenían que verse urgentemente. Quedaron para tomar un café a finales del mes de septiembre del 2015. La amiga trajo una denuncia con el sello de los Mossos d’Esquadra. Las dos mujeres se conocían porque ambas habían inscrito a sus hijos a ‘La Platgeta’, un 'casal' de verano montado en una playa de Calella de Palafrugell (Baix Empordà). La denuncia era contra Fernando Laverde -el monitor de 'La Platgeta'- por abusos sexuales a una niña de 4 años de este mismo 'casal'. "¿Crees que la niña dice la verdad?", le preguntó la mujer a Laura.

LA REVELACIÓN DE LAURA

Laura se dio cuenta de que "sabía" que la niña decía la verdad. Lo sabía porque ella también había sufrido abusos por parte de Laverde en el pasado. Pero su cerebro había olvidado aquella experiencia traumática. Al recordarlos de golpe por culpa de aquella denuncia, descubrió algo incluso "más grave": debido a su 'amnesia', había inscrito a sus dos hijos en el casal de 'La Platgeta', poniéndolos en manos del mismo depredador que la acorraló en 1989, cuando tenía 7 años. 

Durante días, estuvo observando a su hija a escondidas, la miraba jugar con sus muñecas al otro lado de una puerta entreabierta aterrada ante la posibilidad de reconocer en la pequeña gestos que indicaran que Laverde le había hecho lo mismo que a ella. "A mi hija no le ha hecho nada", dice ahora convencida. Aun así, el 1 de octubre del 2015 presentó una denuncia por hechos ya prescritos, la segunda que pesó sobre Laverde.

La denuncia de Laura describe dos abusos distintos. El primero sucedió en una casa de cuatro plantas ubicada en Ullà (Baix Empordà). Ella se encontraba jugando con la hija de Laverde, estaban desnudas debajo la cama. Laverde las descubrió así, se metió debajo de la cama y quiso tocarlas a las dos. El segundo abuso ocurrió en un campamento indio con tiendas de campaña tipi. Dormía junto a 5 o 6 críos, pero Laverde entró de noche y se metió en el saco de Laura para hacerle tocamientos. 

Los casos de Laura y los de la pequeña de Torroella describen un modus operandi de Laverde bastante parecido. Las víctimas describen a un hombre paciente que antes de abusar de las pequeñas se había ganado la confianza de las dos familias para poder atraparlas sin correr riesgos.  

LA DUDA

Fernando Laverde, que se promocionaba con el nombre de Ferran Cantetinza y aseguraba ser descendiente de los lakota, una parte de la tribu sioux, y haber convivido con indígenas del río Amazonas, acumula seis víctimas. Cuatro de ellas han presentado una denuncia. Las otras dos no han denunciado, pero sí han dado su testimonio en el juzgado de La Bisbal que instruye una investigación de los Mossos que arrancó en julio del 2015, con la denuncia que semanas atrás obligaría a recordar a Laura. 

Los abusos más antiguos cometidos -presuntamente- por Laverde los sufrió su propia sobrina. Ocurrieron mucho antes que los de Laura (1989). Sucedieron en 1975, en Bogotá (Colombia), el país de origen de Laverde. La niña tenía 5 años y Laverde, 23. Esta familiar ha desmentido también a este diario que Laverde descienda de los sioux. Él se crió en el barrio de Carvajal de Bogotá, un vecindario humilde. Toda la familia es "de ciudad" y no tiene ningún vínculo con una tribu india. "Algunas de las mentiras que ha contado en España son inverosímiles", subraya. Laverde emigró de Colombia tiempo después de que sus hermanas le golpearan "con una escoba" al saber que había abusado de su sobrina. 

Las seis víctimas de Laverde actualmente tienen 6, 9, 23, 26, 34 y 47 años. Entre el primer abuso -su sobrina- y el último han pasado 42 años. Laverde en España siempre ha estado en contacto con menores ejerciendo de monitor. El casal' de ‘La Platgeta’ ha funcionado durante más de 30 años. Pero incluso antes, ya montaba campamentos indios en un terreno frente a la casa que tenía en Ullà o en un descampado que arregló cerca del macizo del Montgrí. Lo que tanto los padres de la niña de 4 años -la primera denunciante- como Laura y su propia sobrina se preguntan ahora es lo siguiente: ¿Hay más víctimas?

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"En Francia entr\u00f3 en contacto con la cultura india\u00a0","text":"El entorno de esta exfamilia pol\u00edtica -el matrimonio se divorci\u00f3 a\u00f1os atr\u00e1s- no cree que las acusaciones sean ciertas porque no ven \"a Ferran capaz de hacer algo as\u00ed\". Como su sobrina, tampoco saben nada del pasado indio de su exyerno. S\u00ed aventuran que este sinti\u00f3 curiosidad desde siempre por la cultura india y participaba en concentraciones sobre esta tradici\u00f3n que se celebraban \"en el sur de Francia\". All\u00ed habr\u00eda recibido los conocimientos con los que mont\u00f3 una ficci\u00f3n que sirvi\u00f3 tanto de marketing para ejercer de monitor como para enredar a sus presuntas v\u00edctimas.\u00a0"}}