PROTESTA SIN PRECEDENTES

Las farmacias cierran de forma masiva por temor a más impagos

Protesta de farmacéuticos ante la sede de la Conselleria d'Economia, ayer.

Protesta de farmacéuticos ante la sede de la Conselleria d'Economia, ayer.

ÀNGELS GALLARDO
BARCELONA

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las farmacias de Catalunya dejaron de dispensar ayer 320.000 recetas públicas, a causa del cierre voluntario del 80% de los establecimientos. La acción, calificada de «éxito absoluto» por quien la había convocado, el Consell de Col·legis de Farmacèutics de Catalunya (CCFC), quiso ser una señal de alerta dirigida a la Generalitat, que adeudaba al sector las recetas dispensadas en julio y agosto, 190 millones de euros en total. A mediodía, la Conselleria d'Economia y el Ministerio de Hacienda informaron al unísono de que se acababan de transferir 99 millones de euros a los colegios de farmacéuticos catalanes, en pago de la factura de julio. Este anuncio no alteró la decisión de los farmacéuticos de mantener el cierre hasta las diez de la noche.

«Nuestro problema no acaba aquí -afirmó Jordi de Dalmases, presidente del CCFC-. Casualmente, el pago se produce coincidiendo con el cierre general de las farmacias, pero ya nos han informado de que la factura del 5 de noviembre, que correspondería a las recetas servidas en agosto, no la cobraremos». La Conselleria de Salut informó de que las 371 farmacias sujetas a servicios mínimos obligatorios, más las que rehusaron cerrar, habían dispensado 95.835 recetas, 305.000 menos que las previstas para un día laborable.

ASFIXIADOS / El cierre masivo de las farmacias fue un acontecimiento insólito en Catalunya. La contundencia con que respondió el sector, muy poco propenso a la protesta, es un reflejo de la angustia con que afronta su porvenir económico. Cerca de 200 farmacéuticos cortaron la Gran Via de Barcelona y protestaron ruidosamente ante la sede de la Conselleria d'Economia, otro hecho inusual.

«Dentro de una semana, cuando sumemos el impago del 5 de noviembre, la Generalitat nos volverá a adeudar 190 millones de euros», añadió De Dalmases. Los farmacéuticos, dijo, sufren una «triple asfixia»: asfixia económica, porque su volumen de negocio se ha reducido en un 35% desde el 2009; asfixia financiera, debida a la dificultad para obtener créditos bancarios, y «asfixia moral». «En los seis últimos meses, hemos informado a la población de qué es esto del euro por receta, hemos explicado qué significa pagar por los fármacos en función de la renta, hemos introducido el copago estatal entre los pensionistas y, después de asumir todo eso, resulta que no nos pagan», describió.

La descapitalización que sufren las farmacias se está traduciendo en una reducción de su presencia, y también de su oferta: unas 50 han reducido horarios y han dejado de permanecer abiertas 24 o 12 horas siete días a la semana. Todas están limitando sus existencias a los productos de máxima venta diaria, entre los que no se incluyen los medicamentos de precio superior a 40 euros. En los tres últimos años, han prescindido de un 10% del personal que tenían contratado: 1.200 auxiliares de farmacia han quedado en paro. Cinco farmacias barcelonesas se encuentran en concurso de acreedores y seis han sufrido un embargo judicial, informó el Col·legi de Farmacèutics de Barcelona.

La facturación que las farmacias catalanas presentaban hace tres años ante el Servei Català de la Salut (CatSalut) en concepto de las recetas públicas dispensadas ascendía mensualmente a cerca de 150 millones de euros. Ahora no supera los 90 millones, explicó el CCFC.

CAMBIO DE OFICIO /Ante este panorama, más de un farmacéutico está pensando en vender su establecimiento y cambiar de oficio. «Mi profesión ha dejado de gustarme -explicó una farmacéutica de Mataró-. Llego a casa por la noche con un nudo en la garganta. El euro por receta y el copago me siguen dando disgustos, porque los pensionistas no los entienden ni los aceptan. Muchos se ponen a llorar en el mostrador».

La mayoría son conscientes de que su profesión se halla ante un cambio profundo, que se suma a la crisis general. «Las farmacias no volverán a tener los márgenes de beneficio de hace 5 o 10 años», se repiten. «Solo sobreviviremos si buscamos alternativas, nuevos servicios vinculados a la profesión, que podamos ofrecer en la farmacia», explican. Ayer, mientras la puerta de su negocio estaba cerrada, muchos trabajaban en el interior.

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