El problema de la inmigración irregular

Las caras del drama de Ceuta

Armand

Armand

MAYKA NAVARRO / Madrid

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Ni un solo día de las dos semanas que ya han transcurrido desde la tragedia del pasado 6 de febrero en la que fallecieron 15 personas cuando desde Marruecos intentaban entrar en Ceuta, la investigadora Helena Maleno ha dejado de buscar «la verdad». Desde Tánger, donde vive y trabaja como «activista de los derechos humanos», esta mujer, junto con otras investigadoras del colectivo Caminando Fronteras, ha visitado morgues, hospitales, pisos de acogida y campamentos en la montaña recopilando el relato de los supervivientes y poniendo nombre, apellidos y vida a los 15 muertos.

Maleno y sus compañeras preparan un informe que esperan terminar la semana que viene y que entregarán a la abogada de las oenegés que se han personado en la investigación ya abierta por la titular del Juzgado de Instrucción número 6 de Ceuta, María del Carmen Serván.

MORGUE DE TÁNGER / En Marruecos, los cadáveres de los 10 hombres que fueron recuperados del mar en sus costas permanecen guardados en la morgue de Tánger a la espera de que puedan ser identificados y reclamados por sus familiares, en su gran mayoría de Camerún. De momento, solo los allegados de uno de los fallecidos se han podido trasladar a Marruecos. Ayer viajaron a Rabat a recopilar la documentación necesaria para conseguir un visado y poder viajar hasta Ceuta. Su familiar no está entre los 10 cadáveres de la morgue de Tánger, pero podría ser alguno de los cinco cuyos cuerpos fueron arrastrados por las corrientes hasta Ceuta. Estas personas se aferran en su corazón a la esperanza de que tampoco esté enterrado en España y se encuentre vivo en algún lugar.

Incomprensiblemente para las oenegés, las autoridades judiciales españolas han ido autorizando el entierro de los cuerpos recuperados a medida que iban apareciendo. «Las familias que buscan a sus muertos y sus compatriotas están muy disgustados. Una vez más las autoridades españolas no han tenido ningún tipo de sensibilidad. Podrían haber esperado a que se intentara identificar a los cadáveres antes de enterrarlos», denuncia Maleno.

Otras dos familias de jóvenes del Camerún se han puesto en contacto con la activista de los derechos humanos. «Pero son muy pobres y no tienen recursos para viajar hasta Marruecos. Tenemos que ver cómo les podemos ayudar».

Entre los cadáveres que aguardan en Marruecos está el de un menor que no debe de tener más de 15 años. Hasta ahora, nadie ha reclamado el cuerpo.

El miércoles pasado, Maleno y su equipo consiguieron reunir a un importante grupo de supervivientes de la tragedia que les contaron que la madrugada del 6 de febrero había dos mujeres entre los subsaharianos que intentaron llegar a España. Una formaba parte del grupo que llegó a nado a la playa de Tarajal, pero como el resto fue devuelta por la Guardia Civil a las autoridades marroquís. De la otra no se sabe absolutamente nada. «Nadie, aparte de sus compañeros, la ha reclamado», cuenta Maleno.

De momento, estas investigadoras han conseguido identificar a una decena de las víctimas de Ceuta. De siete han conseguido incluso sus fotografías, que han sido cedidas a este diario por Caminando Fronteras y que se publican arriba.

Durante estos últimos días, Maleno ha querido colgar en su cuenta de Twitter algunas fotografías de los fallecidos. «Ponerles rostros y nombre, para que la gente entienda que no estamos hablando solo de números, sino de vidas arrebatadas y silenciadas para siempre», comenta.

La última foto colgada es la de Roger, retratado frente a una fuente. En otra imagen, Daouda mira al cielo. A Ibrahim Keita le retrataron en una playa. También murió a escasos metros de una playa, la de Tarajal. Blaise posó para un amigo frente a un cartel de Air France. El camerunés Yves Martin Bilong fue retratado en una tienda de comestibles, le había prometido a su madre que se verían muy pronto. Su hermana Desiré ha colgado en su muro de Facebook la última foto de Yves y escribe que ha muerto en una tragedia en Ceuta.

También en su muro de Facebook los amigos del camerunés Larios Fotio escriben mensajes de despedida. Hace dos días, su amiga Kelli Biak le escribía en francés: «¿Dónde estás amigo? Todo el mundo te está buscando. Da una señal de vida. Estamos inquietos». Bajo su comentario, otros dos amigos le respondían con dureza: «Ma cher, il est mor». (Querida, está muerto). Danielle Micky Doungo se presenta como familiar de Larios y pide por favor una foto del joven, «aunque sea muerto». Armand es otro de los fallecidos. Apenas tenía 17 años y rostro de niño.