Las aguas de medio litoral catalán suspenden en calidad ambiental

Ni la construcción de depuradoras, ni el mayor control de los vertidos, ni siquiera la concienciación ciudadana. Ninguno de estos avances ha logrado que las aguas marinas de medio litoral catalán, las más próximas a la costa, presenten un buen estado ecológico. Al menos, si se aplican los criterios fijados por la Unión Europea en la Directiva Marco del Agua. El problema se concentra en 15 de las 34 masas de aguas costeras, situadas, principalmente, en el tramo que discurre entre las desembocaduras de los ríos Besòs (en Barcelona) y el Francolí (al sur de Tarragona). Se ha trabajado mucho, sí, pero hay que seguir insistiendo, reconoce la Generalitat, que es quien tiene las competencias en materia de calidad

Y lo más grave: no se sabe muy bien qué fenómeno natural o qué actuación humana está provocando que los niveles biológicos y físico-químicos en las áreas afectadas se sitúen por debajo de las exigencias que establece la directiva comunitaria. Lo reconoció ayer Antoni Munné, jefe del servicio de Control y Mejora de los Ecosistemas Subacuáticos de la Agència Catalana de l'Aigua (ACA).

Que las aguas litorales catalanas no reúnan las condiciones de calidad biológica y físico-química marcadas por la Unión Europea no significa que no sean aptas para el baño, insistió la jefa de la unidad de Control de Aguas Costeras del organismo, Mariona de Torres. La técnica también aseguró ayer, en una jornada sobre contaminación marina organizada por la Guardia Civil en Sant Andreu de la Barca, que la presencia de medusas en las playas catalanas es apenas del 5%. "En verano, asciende al 15%, pero eso no permite hablar, en absoluto, de plaga", reiteró.

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