Primer día de selectividad

¡Otra vez la maldita catáfora!

Pruebas de selectividad en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.

Pruebas de selectividad en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. / periodico

MARIA GIRONA / BARCELONA

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Finaliza la primera jornada de selectividad. El conserje del Campus Ciutadella de la Universitat Pompeu Fabra retira los carteles que informan a los alumnos de los tribunales en los que deben examinarse. Las últimas pruebas a las que han tenido que someterse este martes en Catalunya han sido Literatura Castellana y Dibujo Técnico, dos asignaturas que suelen preocuparles especialmente. Literatura por la densidad del examen, "que es de los de empollar", y la otra, por las figuras que puedan aparecer en la prueba, tanto de geometría plana como sistemas diédricos o axonométricos.

Pero, sin lugar a dudas, la sorpresa a la que han tenido que enfrentarse los examinados ha sido la reaparición de la catáfora, una figura estilística que ya fue una pregunta polémica en el examen de Lengua Castellana del 2015. “Otra vez la maldita catáfora”, se queja un grupo de alumnos del bachillerato tecnológico del instituto Joan d’Àustria, que pensaban que no sería preguntada de nuevo y, por este motivo, no lo habían repasado. Aunque, otra de las noticias del día ha sido la dificultad de la prueba de Castellano, bastante superior a la de Catalán, según la percepción de muchos alumnos. En cuanto al examen de Química, Héctor Cardona lamenta que han salido muchas preguntas de los últimos temas que no le había dado tiempo de trabajar en clase.

PELO SUELTO EN VEZ DE COLETA

El hecho de que hayan aumentado este año las medidas de seguridad contra copiones no ha afectado en exceso. Una estudiante del instituto Infanta Isabel de Aragón, Violeta Desislavova, asegura que había varios vigilantes por aula a primera hora, pero que, en el resto de pruebas, la vigilancia ha disminuido. “Yo no me he dado cuenta y llevaba el pelo suelto en vez de coleta. A pesar de eso, no me han dicho nada”, indica la estudiante en referencia a los controles para detectar dispositivos electrónicos sospechosos. “En mi clase, incluso ha sonado un móvil. A la dueña casi le da algo y se ha puesto a llorar de los nervios, pero le han dicho que no pasaba nada. No la han echado del examen como amenazaba la normativa”, explica Violeta. Un chico del Joan d’Àustria asegura que, pese a las sofisticadas medidas de seguridad de este año, “se podía copiar muy fácilmente haciéndolo a la vieja usanza porque las chuletas no las encuentran los detectores de ondas”.

Carmen Fernández y su hija mayor esperan a Ana, la pequeña. Están sentadas en unas sillas delante de la clase donde la joven se está examinando de Literatura Castellana. Carmen mira a Ana a través de un cristal. Antes de entrar a este examen no estaba nerviosa. Su madre y su hermana han traído bocadillos, bebidas y varios bolígrafos de sobras, no solamente para ella, también para sus compañeros de clase. “Ana estaba histérica esta mañana y nos ha contagiado el nerviosismo, pero mi marido y yo le hemos dicho que no se preocupe, que si no puede entrar a la pública no pasa nada, aunque sabemos que conseguirá la nota de corte de sobras”, explica la madre.

NERVIOS QUE JUEGAN MALAS PASADAS

Andrea Revilla, estudiante de bachillerato humanístico-social, acaba de salir de la prueba de Literatura y sonríe orgullosa porque no ha encontrado que el examen fuera difícil. “Los que más miedo me dan son Filosofía y Matemáticas aplicadas a las Ciencias Sociales. Además, este año, me han fastidiado porque la asignatura de Matemáticas es obligatoria para tener una media decente y a mí las funciones, que es lo que más sale, se me dan muy mal”, dice. Andrea confiesa estar menos nerviosa que el lunes, cuando no sabía todavía cómo sería esto de la selectividad. Pero, “una vez te estrenas, el resto solamente depende de lo que hayas estudiado y no tanto de las malas pasadas que te puedan jugar los nervios”. “Durante el reparto del examen, un chico en mi clase se ha quedado sin ejemplar de examen. Le han traído los papeles 10 minutos después de que nosotros empezáramos a examinarnos y también le han dado 10 minutos más que al resto para terminarlo. ¡Eso sí que debe ponerte nervioso!», cuenta.