Una jueza reabre el caso por la muerte de un detenido por la Guardia Urbana

El hombre falleció en el 2009, por "un gran estrés", según los forenses

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Una jueza de Barcelona ha reabierto la investigación de la muerte de un hombre que fue reducido en abril del 2009 por seis agentes de la Guardia Urbana tras hacerse pasar por guardia civil ante dos chicas.

La titular del Juzgado de Instrucción 26 de Barcelona, Roser Aixandri, ha considerado conveniente reabrir la causa para que dos médicos ratifiquen en el juzgado sus respectivos informes forenses, en los que indican que la víctima sufrió una "muerte violenta" y que estuvo bajo un gran estrés.

El 18 de abril de 2009, la Guardia Urbana lo interceptó después de que dos chicas les explicaran que se había hecho pasar por guardia civil, por lo que lo detuvieron y lo introdujeron con esfuerzos en un vehículo patrulla, explicaron los urbanos, que detallaron que el detenido reventó las puertas y ventanas traseras a fuerza de cabezazos y patadas, y que finalmente perdió la conciencia y fue trasladado con una ambulancia al Hospital Clínic, donde le practicaron sin éxito maniobras de reanimación.

Según el escrito de la acusación particular, la víctima no falleció de muerte súbita como concluyó la juez al archivar la causa, sino que fue provocada por la violencia y los malos tratos físicos infundidos por los urbanos al detenerle. La acusación se fundamenta a través de los dos informes de los médicos presentados ante la juez, en los que se afirma que la víctima sufrió una "muerte violenta de etiología médico-legal accidental", lo que consideran gramaticalmente incompatible, y en los que también se dice que sufrió una muerte súbita desencadenada por un exceso de estrés.

Denuncia de la familia

El hermano de la víctima se ha mostrado optimista por la reapertura de la investigación y ha pedido que "se llegue hasta el final". El caso se sobreseyó un año después de la muerte de su hermano con una autopsia "irregular", ya que no se analizaron las heridas producidas presuntamente por los agentes, no se hizo ninguna radiografía del cuerpo y tampoco se analizó la ropa.

"La ropa la perdieron. Eso podía ser una prueba concluyente", ha dicho, y ha afirmado que en la autopsia no consta ninguna herida en la cabeza, como debería ser si realmente su hermano se hubiera dado cabezazos contra la puerta del vehículo patrulla. Además, ha lamentado que la juez no admitiera como testigo a un hombre que, desde un bar cercano, presuntamente vio los hechos, y afirmó literalmente que pensaba "que lo habían matado".

El hermano cree que la reapertura es una oportunidad para aclarar lo que pasó, y ha pedido que todo aquel que el día de los hechos pudiera ver la reducción contacte con la familia, para poder presentar más pruebas de cargo.