Gente corriente

Judit Graells: «La lombriz era un animal sagrado en Egipto»

'Vermiemprendedora'. En un patio de Barcelona cría 10.000 lombrices que vende para hacer abono orgánico en casa.

«La lombriz era un animal sagrado en Egipto»_MEDIA_1

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GEMMA TRAMULLAS

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En un antiguo gallinero situado en el patio de una casita del Baix Guinardó tiene su sede la microempresa Recicluc (www.recicluc.com). Desde aquí Judit empaqueta lombrices en cajas o «núcleos» de 1.000, de 500 y de 250 y las distribuye por Catalunya, España y Europa.

-¿Cuántas lombrices  tiene?

-Unas 10.000. No se ven porque no les gusta la luz y se esconden. [Mete la mano en un contenedor y saca una decena de gusanos que se retuercen] ¿Los ve ahora? Los hay grandes, de color rojo, y también pequeñitos, que son blancos y muy monos.

-¿Ha dicho monos?

-Sí. ¿A que no dan asco?

-…

-Las cosas naturales no dan asco. Huela esto: estoy removiendo estiércol, materia orgánica y lombrices y huele mavillosamente a bosque húmedo.

-Pues es verdad.

-Son lombrices de la especie Eisena Foetida, conocida popularmente como lombriz de California aunque se encuentran en casi todo el mundo.  Son muy voraces; cada día comen el equivalente a su peso en materia orgánica y es lo mejor para producir humus.

-Defina humus para los no iniciados.

-El humus es un sustrato natural cien por cien orgánico producto de la digestión de las lombrices. Proporciona alimento y humedad a las plantas, que producen hasta tres veces más fruto que con un abono normal. La lombriz era un animal sagrado en el antiguo Egipto porque fertilizaba la tierra; a quien osaba matarlas, se le ejecutaba. También sirven para alimentar anfibios, peces y gallinas y para hacer harina para animales. Tienen mucha proteína y poca grasa.

-Aquí los despreciamos. «¡Gusano!», se dice para insultar.

-Hay gusanos y gusanos, pero es verdad que en nuestra sociedad tendemos a despreciar lo natural y las enseñanzas de los mayores. Antes estas lombrices estaban en todos los huertos, hasta que los productos químicos acabaron con ellas para acelerar el ritmo de producción.

-¿Cómo llega usted a criar gusanos? ¿Es de pueblo o del gremio bio?

-¡Qué va! Yo venía de la restauración. Tenía una rosticería, trabajaba todos los festivos, tenía problemas físicos y estaba siempre agotada. Hace unos cinco años decidí cambiar de vida y un día, por casualidad, me paré en un puesto de información sobre cómo hacer compost [abono orgánico] en casa. Me explicaron que las lombrices solo se podían comprar por internet y pensé que seguro que había más gente como yo interesada en comprar lombrices y yo se las podría suministrar.

-Y pasó de los pollos a las lombrices. 

-Y en lugar de estar encerrada, ahora trabajo de cara a un jardín, con el solecito, escuchando los pájaros y las campanas de Sant Pau. Yo me organizo el trabajo y puedo ir a buscar a mis dos hijos a la escuela. Es un gustazo.

-¿Cuál es su mayor satisfacción?

-El hecho de que algo que yo he pensado y me he currado pueda interesar a la gente. Lo hago todo yo: crío los gusanos, los comercializo, fabrico las cajas de madera para hacer vermicompostaje [vermis es gusano en latín], diseñé la página web sin tener idea de lenguaje HTML e incluso hago el reparto por Barcelona en moto.

-¡CucExpress!

-[ríe] Cosa que me he propuesto, cosa que he tirado adelante. Al principio no es fácil. Los primeros mil gusanos que compré se me murieron todos. Pero todo es cuestión de proponérselo y tener cierto empeño y confianza en lo que haces. Querer es poder, ese mi lema.