Gente corriente

Juan Vizcaíno: «El voluntariado es un gran valor a preservar»

El altruismo de personas como él procura igualdad de oportunidades a chicos que crecen en la calle.

«El voluntariado es un gran valor a preservar»_MEDIA_1

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CARME ESCALES

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En una mirada global de las sociedades modernas capitalistas, las que premian rapidez y efectividad, vulnerabilidad y dificultad personales son obstáculos para crecer. Pero en los barrios del mundo, la humanidad crece gracias a esas dificultades, que hacen aflorar lo más auténtico de las personas. Juan Vizcaíno (Sant Adrià de Besòs, 1971) creció en la calle y en ella creó la asociación Barnabitas, donde se cuece mucha humanidad.

-¿Cómo fue su infancia y juventud?

-Soy el cuarto de seis hermanos, de la última generación que aprendió a jugar en la calle. Eran años difíciles y nos conformábamos con poco, mi familia era muy humilde, el único que trabajaba era mi padre. Jugábamos en la calle al escondite, a fútbol, a canicas... Los fines de semana nos reuníamos en familia con primos y tíos, el lazo familiar era más intenso y cercano. Yo agradezco profundamente la educación y los valores transmitidos por mis padres.

-¿Cuáles son?

-El respeto y tolerancia en todo sentido, humildad, solidaridad y responsabilidad.

-¿Usted sentía responsabilidad respecto a su barrio cuando fundó Barnabitas?

-No, todo empezó organizando equipos de fútbol, luego el esplai del sábado por la tarde. Fue la inquietud de un grupo de jóvenes que nos habíamos conocido en la parroquia de Sant Sebastià lo que nos llevó a realizar actividades lúdicas y deportivas. Todo eso nos sirvió para crecer y madurar como personas, y a partir de ahí mi visión y mi compromiso con nuestro barrio fueron en aumento.

-Barnabitas es una orden religiosa...

-Nuestra asociación se fundó en 1995 en las instalaciones de la parroquia. Allí estuvimos unos cinco años. Nuestro nombre inicial, que mantenemos con orgullo, es Barnabitas. Los padres barnabitas son una antigua orden de clérigos regulares de San Pablo -la curia general está en Roma-. Las dos iglesias de la margen derecha de Sant Adrià de Besòs son de la misma congregación. Hace años que ya no estamos en locales parroquiales, tenemos tres locales en el barrio de Sant Joan Baptista para nuestros más de 130 usuarios, un gran porcentaje de ellos en riesgo de exclusión social.

-¿Quién los auspicia?

-Prácticamente todos nuestros recursos económicos son subvenciones de las administraciones y entidades privadas. Gracias a ellas podemos ofertar 562 plazas en los diferentes proyectos. Tenemos 25 personas voluntarias, 12 profesionales y 21 estudiantes en prácticas de diferentes disciplinas. Colaboramos en proyectos de aprendizaje y servicio (APS) con IES de Barcelona y Badalona con alumnos de integración social, y animadores socioculturales con la Fundació Pere Tarrés -Barnabitas es uno de sus centros federados- , Cet10 o la Escola Educa, entre otros. Creemos en la igualdad de oportunidades para todos.

-¿Quién puede seguir sus actividades?

-Cualquier niño o joven entre 4 y 17 años, respetando con independencia su situación económica, religiosa o social.

-Usted es administrativo en una aseguradora. ¿Cuántas horas dedica al barrio?

-Buena pregunta [sonríe]. Cada día, entre visita al centro y novedades del día, reuniones y contestar correos de educadores, no menos de dos o tres horas, y el fin de semana un promedio de cuatro a seis, incluidos los domingos para poner al día y coordinar el resto de las novedades. Son horas que me pasan volando. A mi mujer no tanto.

-¿Cómo diría que se podría contagiar un altruismo como el suyo? 

-La pregunta del millón... Yo lo hago de manera vocacional. Hay que creer en lo que se hace y sentir ese espacio como tu propia familia. El voluntariado es un gran valor a preservar. El mundo necesita gente comprometida socialmente.