Gente corriente

José Sánchez: "De otro local ya nos habrían echado"

Es jubilado y coordinador de la única librería de libros gratis de BCN. Y esto, en concreto, es un SOS: el proyecto peligra.

«De otro local ya nos habrían echado»_MEDIA_1

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MAURICIO BERNAL

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Por amor al arte en general y al libro en particular nació hace un año y medio la Associació Llibres Lliures, cuyo admirable objetivo estaba prístinamente contenido en su nombre: libros libres en la acepción de gratis, libros a cambio de la voluntad. Inspirados en el modelo de Libros Libres de Madrid, alquilaron un pequeño local en La Verneda, un barrio donde si por algo brillan las librerías es por su ausencia, y con la ilusión de los que hacen algo que saben intrínsecamente bueno empezaron su andadura. Hoy, flaquean. Los clientes no entran en el número y con la frecuencia que precisa la entidad para sobrevivir, y no todos los que entran entienden que la voluntad debe ser algo razonablemente proporcional al volumen de libros que se llevan. Pero se niegan a tirar la toalla.

-Entonces, entiendo, el comienzo fue prometedor.

-Sí, claro. Con el apoyo de los medios, el boca a boca, el entusiasmo inicial, al principio salían de la librería unos mil libros al mes. Ahora la cifra ha bajado a 500, 600, por ahí.

-¿Cuándo empezó a bajar el entusiasmo?

-La librería empezó a funcionar en agosto del 2013, y hasta el día del libro todo fue muy bien. Pero después empezó a bajar. Entraban más personas que se llevaban libros y dejaban poco. Había menos clientes y dejaban menos dinero. Algunos se llevaban, yo qué sé, 10 libros y dejaban 50 céntimos.

SEnDAgafa el que vulguis i deixa el que puguis, dice ahí. ¿Dónde está el equilibrio?

-Nosotros tenemos claro que aporta dinero el que puede, y el que no, se lleva los libros gratis. Pero necesitamos las donaciones. Sin ellas no podemos funcionar. Mejor dicho: como librería sin ánimo de lucro, funciona, y muy bien. Todos somos voluntarios, los turnos están cubiertos, hay un centenar de socios… El problema es el recibo de la luz, y los impuestos, y el alquiler del local. El bote no cubre los gastos.

-¿Cómo acabó aquí? Usted, me refiero.

-Ah. Pues mire, simplemente Óscar Boada, que es el promotor del proyecto, lanzó la idea a través de las redes sociales, y a mí me gustó y me apunté desde el principio. Soy jubilado y tengo mucho tiempo libre.

-Cuando me dice que después del día del libro todo empezó a bajar… ¿Se refiere a un declive constante?

-No exactamente. Hay momentos de entusiasmo que son fáciles de etiquetar: la Navidad, el Sant Jordi… Es cuando viene más gente. Pero esos entusiasmos efímeros no nos dan para sostenernos. Ahora, desde que hace tres semanas hicimos un llamamiento, que lanzamos un SOS, digamos, ha habido otro repunte, pero esa es una carta que solo puedes emplear una vez.

-¿Cuál es la solución, entonces?

-Necesitamos la ayuda oficial, es así de sencillo, una ayuda sobre todo con el gasto principal, que es el alquiler. Hasta ahora hemos tenido la suerte de que el dueño del local es socio, y flexible con los pagos… De otro local ya nos habrían echado. Pero obviamente no podemos seguir así. En los peores meses entran 100, 200 euros…

-¿Creen que prestan algo así como un servicio social?

-Creemos que sí. Ponemos la cultura al alcance de la gente con pocos recursos y eso es un servicio social. En este barrio no hay librerías y creemos que el distrito debería ayudar a preservar esta. Y parece que hay interés. Quieren charlar con nosotros a ver si nos ayudan de algún modo. Están interesados en que el proyecto siga adelante.

-Siempre habla en plural.

-Somos una asociación.

-Entiendo. ¿Qué le parece si lleno una maleta de libros?

-¡No! Aquí decimos que lo que se pueda llevar la gente en las manos. Al principio venía la gente con carritos, y no, no se trata de eso. Lo que quepa en las manos.