Gente corriente

Jordi Comas:«El Cap de Creus es un animal salvaje que se deja acariciar»

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NÚRIA NAVARRO

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Encontrar tu lugar en el mundo es una suerte infrecuente. Jordi Comas (Barcelona, 1962) ha logrado sincronizar su paisaje emocional con el del Cap de Creus, donde la tramontana sacude el espíritu y deja a su paso un mar fosforescente. Es tal su intimidad con ese espacio telúrico de la Costa Brava que, a la que se lo permite su endemoniada agenda de director creativo de Tiempo BBDO,rastrea sus rincones, como poseído, en busca de maderas y hierros. Con ellos crea barcos que navegan en aguas de lo simbólico.

Ha materializado su fascinación por el paisaje en una flota poética que ha anclado en el Museu Marítim de Barcelona.

-No es paisaje dócil el del Cap de Creus. Es un animal salvaje que se deja acariciar.

-Asombrosa comparación. Su belleza es austera. Piedras, árboles que abrazan la tierra, arbustos que dejan marcas. Es imposible reprimir las emociones. Es fuerza pura. Hace 25 años que me escapo allá cada vez que puedo.

-A adueñarse de tesoros arrastrados por el mar y el viento. Tengo verdaderos problemas para reprimir el impulso de buscarlos en cada rincón de las rocas. A pie, en barca, haciendo inmersión. Llego a casa, en Port de la Selva, cargado de troncos que han invadido el apartamento y el garaje. He tenido que coger un pequeño taller a pie de calle y ni siquiera ahí sé dónde ponerlos.

-¿Cómo empezó ese apremio? Cuando mis hijos eran pequeños, les fabricaba barcos con lo que encontrábamos en la playa. Así descubrí la infinidad de materiales que trae el mar. Maderas pulidas en largos viajes, hierros heridos por la sal, boyas, trozos de cabos, ruedas de carro. El levante arrastra más troncos; y si luego pasa la tramontana, que eriza olas más cortas y blancas, la captura es aún mejor.

-Sería genial conocer la biografía de cada pieza. Sí, pero es imposible. Algunas vienen de tierra adentro, transportadas por los ríos. Quiero pensar que otras viajan desde Turquía, Grecia, el norte de África.

-Transforma esos prodigios en barcos. En alegorías de barcos. No intervengo en los materiales, solo los conecto. Les fuerzo a tocarse. Juego con la horizontal y la vertical. Con lo tosco y lo fino. Hago equilibrios con las texturas [www.jordicomasmontseny.com]. Hay una frase de La vida secreta de Walter Mitty que me gusta y que define lo que pretendo: «Las cosas hermosas no buscan llamar la atención». Mis piezas son sobrias, como el Cap de Creus, como pienso que soy yo mismo.

-Se las exponen en el Museu Marítim. Un increíble regalo. Porque mi ambición es que la gente sea feliz. Me emociona ver su reacción cuando entran en el taller. Abren los ojos, respiran hondo, se les escapa la sonrisa. La poeta Maya Angelou señaló: «La gente olvidará lo que dijiste, olvidará lo que hiciste, pero nunca olvidará cómo les hiciste sentir». Y estoy de acuerdo.

-Palabra del autor del espot de Marcilla. El aroma que nos une.

-Palabra. Pero no acostumbro a hablar de los clientes.

-Acumula leones de Cannes por campañas para Roca, Greenpeace y Lay's. Uno de bronce, dos de plata y uno de oro.

-Rebosante creatividad. La creatividad en publicidad es hoy vulnerable. Debe adaptarse a aspectos funcionales estrictos. Los resultados han de ser rápidos. No se permite el punto de locura y atrevimiento de los años 80. La publicidad, que es un oficio que defiendo, se ha convertido en un sudoku. Por eso creo que el arte tiene más sentido que nunca. Es un refugio emocional.

-¿Liberador? Me ha salvado de muchas cosas, sí.