Gente corriente

Joan Josep Artero: "La bicicleta es nuestra arma para tocar las conciencias"

La ceguera no impide a este deportista pedalear hasta Sarajevo con su amigo y guía Xavi Manso

«La bicicleta es nuestra arma para tocar las conciencias»_MEDIA_1

«La bicicleta es nuestra arma para tocar las conciencias»_MEDIA_1

GEMMA TRAMULLAS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Joan Josep Artero, un bombero prejubilado por una ceguera genética (en la foto, a la izquierda), y Xavi Manso, un mosso d'esquadra muy comprometido con Bosnia, inician esta mañana en Barcelona un viaje emocional de 2.200 kilómetros en tándem. Su destino: Srebrenica (donde hace 21 años 8.000 civiles fueron masacrados) y Sarajevo. La iniciativa de estos vecinos de Sant Celoni y la fundación Districte 11 Sarajevo se llama Superant foscors (www.facebook.com/superantfoscors) y pretende ser un ejemplo de superación a través del deporte y dar un mensaje de paz y solidaridad en un oscuro periodo de la historia contemporánea de Europa.

-¿Cuándo tuvo su primera bici? Mi padre me la regaló a los 14 años, pero cuando le dije que quería ser corredor me contestó: «¿Por qué, si no llegarás a nada?».

-Caray con la pedagogía de posguerra… No volví a hablar de bicicletas en casa. Mi padre supo que su hijo ganaba carreras cuando yo tenía 18 años y un amigo le llevó a verme correr en el velódromo de Mataró.

-Ha llegado muy lejos con la bici, y no solo en el ámbito deportivo. La bicicleta me ha ayudado a transitar por las épocas más dolorosas de la vida, por eso acepté enseguida cuando Xavi me propuso emular la ruta en bici que Jasmin Grebic hizo entre Sarajevo y Barcelona en el 2015. Nosotros no tenemos poder, no tenemos armas; la bicicleta es nuestra arma para tocar las conciencias.

-¿Cuándo descubre que la bici, y el deporte en general, pueden ser curativos? En 1992 entré como formador en la ONCE y descubrí el mundo, no de la discapacidad, sino de las otras capacidades. Como entrenador, siempre ponía a la persona por delante del deportista pero la evidencia de que el deporte (adaptado o no) es una herramienta muy potente para superar problemas físicos y emocionales la tuve en los Juegos Paralímpicos de Atlanta 96, cuando María Chaves y Rosario Corral -que tenían unas historias personales muy duras- ganaron la primera medalla de ciclismo femenino en carretera.

-Después lo experimentó en carne propia. Entre 1998 y el 2003 en mi vida se produjo un apagón total. Mi esposa cayó enferma de cáncer, perdí a mis padres y a mí me operaron también de cáncer. Lo afronté todo como un bombero profesional, siendo práctico y dejando las emociones en la puerta. Pero en el 2003 mi esposa falleció y yo empecé a perder la visión.

-Dos años después, cuando conoce a Xavi Manso, usted estaba hundido. Coincidimos en los mundiales de policías y bomberos de Quebec. Recuerdo que estábamos en un restaurante. Yo me esforzaba por leer la carta pero no podía, hasta que alguien me preguntó si quería que me la leyera. «Sí, por favor», le dije.

-Era la primera vez que pedía ayuda. Cuando aceptas que lo que te pasa no tiene remedio empiezas a ver el lado positivo. A partir de ahí, empecé a remontar.

-Tanto que, en el 2011, se atrevió a participar en una Ironman, la triatlón más dura. Con Xavi nos hicimos amigos íntimos. Él me ayudó a pasar de correr 10 kilómetros a la media maratón y de ahí a las pruebas más duras. Fisiológicamente tenemos unas glándulas endomórficas que son las encargadas del subidón de adrenalina y de la sensación de bienestar, y eso solo te lo da el deporte de alta resistencia.

-¿Qué les diría a las personas que pasan por un periodo oscuro de sus vidas? Que no usen excusas ni busquen culpables; que si necesitan ayuda la pidan ahora mismo y salgan a la calle a caminar. Hay que empezar poco a poco y marcarse una meta: 10.000 pasos diarios, que son 6,5 kilómetros. No es nada extraordinario, solo hay que empezar. El ser humano puede hacer todo lo que es capaz de pensar.