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Joan Florensa: "El archivo es la memoria de los que fracasaron"

Archivero en La Habana. Este mosén escolapio contribuyó a recuperar la memoria de los catalanes de Cuba.

«El archivo es la memoria de los que fracasaron»_MEDIA_1

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GEMMA TRAMULLAS

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En la Escuela Vaticana de Roma, donde estudió archivística, nadie le preparó para lo que muchos años después, en 1992, se encontraría en La Habana: un completo archivo de la historia de los catalanes que emigraron a Cuba a punto de pudrirse por el efecto de un tifón y de la penuria. El responsable del Arxiu Provincial de l'Escola Pia de Catalunya cuenta cómo se salvó el archivo Pompeu Fabra de la Sociedad de Beneficencia de Naturales de Catalunya en La Habana, la más antigua de las asociaciones de emigrantes catalanes. Actualmente Arxivers sense Fronteres está digitalizando su fondo histórico.

-¿Usted sabía que existía este archivo?

-No. Fue Josep Liñán, creador de nuestro archivo provincial, quien me habló de su existencia. Me explicó que los miembros que quedaban de la Beneficencia, que se fundó en 1841, estaban muy desanimados, que se planteaban cerrar y disolverse como entidad cultural. Liñán pensó que si les ayudábamos a rehabilitar el archivo se animarían.

-A finales de 1992 voló a La Habana para ponerse manos a la obra. ¿Qué se encontró?

-La Beneficencia catalana fue la única sociedad privada que Fidel Castro no disolvió. Aun así, los revolucionarios se incautaron de los bajos del edificio y el archivo fue a parar al piso de arriba. Los papeles estaban en la parte trasera, amontonados en un rincón.

-¿En qué estado estaban?

-Un tifón había tirado la pared y durante años el papel fue absorbiendo humedad. Muchos legajos y libros de cuentas estaban deshechos; el papel se deshacía como si fuera polvo. Los miembros de la entidad se volcaron en ayudar pero la situación en Cuba era tan crítica que ni siquiera teníamos cordel para atar los legajos de papel.

-¿Por dónde empezaron?

-Empezamos a mirar qué había en los legajos y a intentar reconstruir las series documentales. La que fue la última secretaria de la entidad cuando aún funcionaba a pleno rendimiento nos explicó qué quería decir cada legajo y cómo se llamaban las diferentes secciones: la comisión de socorro, los documentos de propiedad, las fichas...  En menos de un mes organizamos el archivo y redacté el inventario.

-¿Qué valor tiene este archivo?

-Es pequeño pero muy valioso en dos sentidos: es la historia de los catalanes ricos de Cuba, pero también es la memoria de los que fueron a hacer las Américas y fracasaron. Las familias ricas crearon la Beneficencia para asistir a los catalanes pobres: les pagaban la casa, la atención hospitalaria y, si lo requerían, el pasaje de vuelta. Leer las fichas de la comisión de socorros que concedía las ayudas es conmovedor.

-¿Qué hay en esas fichas?

-El relato, con nombre y apellidos, de la situación desesperada de viudas, huérfanos y enfermos. Y no solo eran catalanes. Cuando la embajada española no podía atender a todos los españoles en situación de necesidad, la Beneficencia catalana se hacía cargo de ellos. El archivo también conserva material del Centre Català y del Orfeó Català y documentos de las propiedades de catalanes incautadas durante la revolución.

-El archivo se salvó por los pelos.

-Fue gracias a la suma de muchos esfuerzos. Me alegra que ahora esté en un local digno, ordenado, bien tratado y en proceso de digitalización y que eso haya servido para que la entidad se reanimara.

-Volviendo a Barcelona, ¿cuál es, para usted, el documento más valioso que atesoran en el Arxiu Provincial de l'Escola Pia?

-El Método Uniforme, un manuscrito de 1797 que constituye el primer reglamento de un grupo de escuelas sobre cómo hay que enseñar. Es la primera legislación escolar de Catalunya y de España. Para mí tiene mucho valor, pero en los 33 años que llevo aquí nadie ha venido a consultarlo.