ANIMALES PELIGROSOS EN EL SEGRIÀ

La jauría salvaje de Lleida burla a los agentes y ataca otra granja

Dos agentes rurales preparan una trampa en la granja atacada por los perros asilvestrados la semana pasada, ayer.

Dos agentes rurales preparan una trampa en la granja atacada por los perros asilvestrados la semana pasada, ayer.

EVA VISA / SERÒS

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La jauría de perros asilvestrados que mató a unas 200 ovejas la semana pasada en una granja de Seròs (Segrià) sigue en paradero desconocido tras volver a atacar en la madrugada de ayer a animales del mismo ganadero. En esta ocasión, Ramon Agustí, el propietario, fue el ángel de la guarda de las ovejas, ya que desde el primer ataque duerme en el cercano recinto al que trasladó el ganado. Tras escuchar ruidos extraños, el pastor salió descalzo hacia el corral y pudo ahuyentar a los perros efectuando un disparó al aire con la escopeta. Sin embargo, dos ovejas murieron en el ataque. Los canes, que hasta ahora han logrado burlar a los agentes rurales, siguen campando a sus anchas por el Baix Segrià. Ir en grupo les hace más fuertes y peligrosos.

Un dispositivo especial de agentes rurales y mossos busca a la jauría desde el pasado miércoles. Los agentes han empezado la vigilancia por el entorno del corral donde tuvo lugar el primer ataque. Lo hacen de día y también de noche, con la ayuda de focos de gran potencia. Las pistas, por el momento, son pocas. El comportamiento del grupo canino es imprevisible.

VIVOS O MUERTOS

El objetivo de los agentes rurales es localizar el lugar donde se esconden durante el día para poderlos capturar o abatir. Se trata, dicen, de una tarea «muy difícil» ya que los perros se mueven constantemente. La manada está formada por una docena de perros grandes abandonados y de raza cruzada, aunque se cree que varios de ellos han nacido ya en estado salvaje. Lydia Argilés, propietaria de la perrera más importante de Lleida, afirma que acostumbran a ser perros que han perdido la confianza en los humanos y se buscan la vida «como sea» para sobrevivir.

Por el momento, los agentes rurales han instalado dos trampas con carne de ovejas muertas como cebo en la granja del primer ataque, donde han dejado una res muerta para que el olor atraiga a los canes. Sin embargo, la tarea está siendo infructuosa y ya se ha ampliado el radio de búsqueda. Los agentes patrullan por los municipios de Seròs, Aitona y también Maials. Llevan consigo prismáticos y armas de fuego para usarlas en caso de verse en peligro, así como lectores de chips para identificar a los propietarios de los perros en caso de tenerlos. Por ahora, ni rastro de los canes, aunque creen que se esconden en una zona boscosa. De hecho, sospechan que podrían encontrarse en los bosques de la Punta de Montmaneu, uno de los puntos más altos del Segrià.

JERARQUÍAS

«Son perros que duermen de día y salen de noche», explica el jefe de los agentes rurales de Lleida, Llorenç Ricou, quien añade que están bien organizados y han creado jerarquías dentro del grupo. «Uno o dos mandan y los otros obedecen», dice. «Son animales salvajes. Nuestra primera opción es atraparlos con las jaulas pero si no queda más remedio tendremos que dispararles», asegura.

Los ganaderos de la zona se sienten indefensos. En solo un par de meses, los canes han atacado explotaciones ganaderas en tres ocasiones. Quien ha visto con más claridad a esta jauría es Josep Romero, un vecino de Seròs. Fue una mañana de principios de septiembre, mientras daba un paseo. Cree que si no matan a los perros, pronto atacarán a alguien. «Yo los tuve muy cerca. Y pasé mucho miedo ya que me plantaron cara», explica Romero.