ESTUDIO ESPERANZADOR

Itinerarios sanadores

El proyecto Selvans identificará en Girona una treintena de arboledas terapéuticas

F. C.
OLOT

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Los beneficios de los bosques terapéuticos son tan conocidos en Japón que incluso han acuñado una expresión (shinrin yoku) para referirse a los «baños de bosque». Los resultados preventivos de esa terapia son tan exitosos que desde 1985 el Gobierno japonés ha impulsado una red de arboledas sanadoras con el objetivo de reducir el gasto en sanidad a medio plazo, mientras que sus médicos prescriben los paseos entre bosques centenarios como medida para prevenir algunas enfermedades.

Con un poco de suerte, a partir del próximo año es posible que no haga falta viajar al país del sol naciente para disfrutar de esos itinerarios naturales que curan. La oenegé Accionatura, la Universitat de Girona, la Diputación y el Patronat de Turisme de Girona están trabajando en un proyecto destinado a identificar y proteger una treintena de bosques terapéuticos en la demarcación. Se trata del programa Selvans, en el cual también estará incluido el bosque de Can Serra de Olot, en el que se ha llevado a cabo el ensayo clínico sobre los efectos de estos espacios en los enfermos de fibromialgia.

Preservación

«Ahora estamos identificando unos 30 o 40 emplazamientos. Son bosques maduros (con más de cien años) o con calidad paisajística que tienen potencial terapéutico. Se trata de una primera fase, porque después se pretende extenderlo al resto de Catalunya y el efecto será muy positivo. Calculamos que el 1% de la masa forestal del país está dentro de esta categoría, aunque lo ideal sería preservar entre el 5% y el 10% de los mejores bosques», explica Jaume Hidalgo, ingeniero forestal y coordinador del proyecto.

El objetivo del programa es generar un nuevo servicio de salud y bienestar para las personas y enriquecer la red de bosques maduros custodiados, incorporando aquellos espacios que, por su edad, estén a punto de entrar en esa categoría. Otra de las finalidades es involucrar a los agentes del territorio en la gestión de esa oferta.

«Cuando indagamos sobre la experiencia japonesa y coreana vimos que esta apuesta se convierte en un motor económico del territorio, lo que ayuda a conservar esos lugares, que están muy amenazados», comenta Hidalgo. El planteamiento es que en los bosques maduros que estén próximos a pueblos o ciudades se instalen carteles y señales que expliquen el comportamiento que hay que seguir y que indiquen los recorridos. «No se abrirán nuevos pasos pero se optimizarán los caminos existentes», puntualiza Hidalgo.

En las zonas más apartadas y vulnerables, las visitas se harán de forma concertada con algún actor del territorio, que puede ser una entidad, una asociación o incluso el propio propietario del bosque. «El plus del proyecto se basa en aspectos novedosos. Son unos itinerarios por lugares con calidad terapéutica y paisajística en los que es muy importante la actitud del usuario. No son paseos para ir gritando o enganchado del móvil. Son lugares para visitarlos con respeto, atención a la respiración y silencio, para que te lleguen a los sentidos», añade Hidalgo.

Este ingeniero forestal reconoce que su principal objetivo es la preservación de esos lugares singulares. Pero esta dedicación también le ha llevado a valorar sus beneficios terapéuticos. «Estos bosques son nuestro hogar, donde la especie humana se ha desarrollado. Regresar a ellos es volver a nuestro medio natural, y en la actualidad está claro que hay un déficit de naturaleza», concluye.