Indulto póstumo
Isabel II 'perdona' la homosexualidad del genial Alan Turing
Uno de los grandes matemáticos de la historia moderna y sin duda uno de los precursores más preclaros de la computación digital, el británico Alan Turing, ha sido rehabilitado póstumamente del delito de inmoralidad por homosexualidad por el que fue condenado en 1952, cuando ser gay en el Reino Unido aún era delito. Tras ser sentenciado a una castración química que le ocasionó graves secuelas, Turing murió de forma prematura en 1952 al comerse voluntariamente, según la versión del forense oficial, una manzana impregnada con cianuro potásico. La reina Isabel II ha decidido finalmente otorgarle el indulto bajo la presión de una campaña popular encabezada por destacados científicos y que ha estado avalada por más de 30.000 firmas.
Matemático, lógico y filósofo, además de profesor universitario, Turing fue conocido popularmente por haber contribuido a descifrar el código Enigma, el sistema de transmisión secreta empleado por los nazis, un hito que fue clave en el devenir de la segunda guerra mundial. Ello fue posible gracias a un dispositivo de desencriptación que estuvo listo en 1941 y que fue llamado escuetamente Bombe (en la otra página). «Alan Turing desempeñó un papel fundamental en la salvación del país [Reino Unido] durante la segunda guerra mundial. Sus acciones salvaron incontables vidas», subraya el primer ministro británico, David Cameron, en la carta enviada a Isabel II en que solicitaba el perdón.
ALGORITMOS Y ORDENADORES / Turing también tuvo aportaciones clave en el terreno de los algoritmos informáticos y en el desarrollo -creación del lenguaje de programación- de los primeros ordenadores de la historia, como el Colossus y posteriormente el monumental Manchester Mark 1, una máquina experimental que se puso en marcha entre 1947 y 1948. De hecho, mucho antes de ser condenado, Turing era una heroica celebridad y había sido condecorado con la Orden del Imperio Británico. La revista estadounidense 'Time' lo escogió en 1999 como uno de los 100 personajes más importantes del siglo, mientras que Stephen Hawking lo calificó como el matemático más brillante de época moderna
Turing murió a los 41 años. Aunque oficialmente el forense determinó que había sido un suicidio, las circunstancias de su muerte, empezando por la enigmática manzana con cianuro -al parecer vinculada a la fascinación que sentía por el cuento de Blancanieves-, siempre han estado rodeadas de un halo de misterio.
Dos años antes, Turing había sido condenado por mantener relaciones con un hombre de 19 años (la policía tuvo noticias de ello tras una denuncia por robo presentada por el propio Turing). No le sirvió de nada ser un héroe. Para no ser encarcelado, el matemático aceptó ser sometido a una castración química a base de estrógenos que le produjo secuelas psicológicas y fisiológicas, como el surgimiento de mamas. Además, la condena por homosexualidad le obligó a abandonar su trabajo en el Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno, en Bletchley Park, al que se había incorporado tras su trabajo durante la guerra.
RESCATE SOCIAL / Mucho antes del indulto decretado por la reina, la figura de Turing ya había empezado a ser rescatada de la ignonimia. En 1966, por ejemplo, se instauró un galardón -el Premio Turing- al mejor matemático internacional. En 1998, una placa azul se colocó en su casa natal de Londres, ahora convertida en hotel. Y en el 2001 se erigió una estatua en su honor en Man-
chester, ciudad en cuya universidad fue profesor. Incluso la manzana que sirve de logotipo a la empresa Apple, originalmente con los colores del arcoíris, se ha llegado a considerar como un homenaje al matemático británico.
Los partidarios del indulto póstumo llevaban años de campaña. En el 2009 lograron que el entonces premier Gordon Brown presentara excusas y reconociera públicamente que Turing había sido tratado «horriblemente». El año pasado, sin embargo, el Parlamento británico denegó una solicitud para que el matemático fuera declarado «héroe nacional».
¿REHABILITAR O PERDONAR? / En cualquier caso, los más críticos consideran que lo que Turing merecía era una rehabilitación real, no un perdón, un término «que implica que antes hizo algo mal», como ha tuiteado el biólogo y destacado divulgador Richard Dawkins. En la misma línea, el activista gay Peter Tatchell, ha insistido: «Destacar solo a Turing porque es famoso es un error. A los más de 50.000 homosexuales comunes y corrientes que fueron condenados bajo la misma ley por tener relaciones consentidas nunca se les ha ofrecido el perdón y nunca se les ofrecerá».
«Alan Turing fue un hombre excepcional con una mente brillante -ha afirmado el ministro británico de Justicia, Chris Grayling-. Su brillantez se puso de manifiesto en Bletchley Park [bastión militar al norte de Londres], donde fue fundamental para descifrar el código Enigma». Grayling ha recordado que la vida de Turing «se vio ensombrecida por su condena por actividad homosexual», un castigo que hoy «se considera injusto y discriminatorio y que ha sido repelido. (...) Un indulto de la reina es un tributo adecuado para un hombre excepcional», ha concluido.
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