LA REAPARICIÓN DE UNA ACTIVIDAD ANCESTRAL

El intercambio de objetos y servicios gana adeptos para capear la crisis

PROMOTORA «La crisis hace salir cosas buenas y esta es una de ellas, porque a través del Banco del Tiempo promovemos los intercambios para ahorrar dinero, ayudar a las familias que más lo necesitan y fomentar las relaciones entre vecinos».

PROMOTORA «La crisis hace salir cosas buenas y esta es una de ellas, porque a través del Banco del Tiempo promovemos los intercambios para ahorrar dinero, ayudar a las familias que más lo necesitan y fomentar las relaciones entre vecinos».

   CARLOTA MARZO / Barcelona

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El mecanismo es sencillo. Yo te doy un libro a cambio de un pantalón, y si tú me arreglas la bombilla de casa, yo te enseño inglés. Parece una escena de hace mucho tiempo pero podría ser la plaza de cualquier barrio o municipio que haya decidido apostar por el trueque para capear la crisis, como han hecho ya muchos. «En los últimos tres años ha crecido el número de mercados de intercambio en todo el territorio catalán, en los que la única consigna es que el dinero está prohibido», explica Xavier Latorre, miembro colaborador de la Fundación Solidaridad de la UB.

Intercanvis.net, una web que centraliza los intercambios en Catalunya, ha pasado de programar unos 20 mercados al año en sus inicios en 2007 a tener más de 60 entre enero y julio de este año. La página reúne redes de intercambio de más de 100 municipios, de 21 barrios barceloneses y hasta tuvo que cambiar de servidor «por la gran demanda de truequeon-line», explica Latorre.

APOYO COMUNITARIO/ «La situación económica ha propiciado que se fortalezca el tejido asociativo porque hay gente que tiene graves dificultades, y para arrimar el hombro se utilizan alternativas como el intercambio. De esta forma, las familias pueden seguir más o menos con sus compras y actividades sin gastar el dinero que necesitan para lo más importante: la vivienda y la comida», destaca Latorre.

La red de intercambio que más fuerza ha tomado en los últimos años han sido los bancos de tiempo. «Hemos notado muchísimo la crisis. Nos hemos convertido en un apoyo vecinal muy fuerte, ayudando incluso a los servicios sociales. No los sustituimos, tampoco a la familia o a los profesionales, pero somos un punto de apoyo para la ciudadanía y los ayuntamientos y cada vez tenemos más gente que participa», valora Josefina Altés, coordinadora de los Bancos de Tiempo de la Fundación Salud y Família. Tanto éxito están teniendo que la iniciativa no ha dejado de crecer y la fundación está consolidando una red entre distritos y municipios. «Si el servicio que se demanda no está en el Banco de Tiempo del barrio, se puede buscar en otras zonas de la ciudad. Lo mismo pasa entre poblaciones pequeñas».

SOSTENIBILIDAD/ Al margen de las dificultades económicas, la sostenibiliad y la ecología son los otros dos pilares que incentivan los intercambios. En el Besós ya hace seis años que impulsan la iniciativaReutiliza el julio, que tiene como objetivo que la gente «quiera a su entorno y se conciencie con la sostenibilidad», explica Álex Serra, director del centro cívico de la zona. Los objetos que no se utilizan y que estén en buen estado pueden intercambiarse negociando con las personas interesadas. «La idea principal era la reutilización pero desde que estamos en crisis se acerca más gente», comenta Serra.

Más allá de la ropa, los libros, los juguetes, el conocimiento y el tiempo, también se pueden intercambiar tierras por ganas. Aunque suene extraño, con esta idea nace Huertos Compartidos, que desde sus inicios en enero de 2012 ya cuenta con 427 participantes, 108 de ellos propietarios de tierras. El trueque consiste en ceder las tierras para que alguien las cultive y al final, compartir la cosecha.

ECONOMÍA ALTERNATIVA / «Todos los tipos de intercambio son también una forma de huir del peso financiero sobre la economía porque evitamos el dinero. Si yo te cambio una manzana por un plátano queda entre nosotros y, además, no hay posibilidad de especular esperando un rendimiento», explica Arcadi Oliveres, profesor de economía de la UAB.

En algunos puntos de Catalunya incluso se ha empezado a aplicar la «moneda social», una alternativa al trueque que crea una economía paralela y que también pretende evitar el dinero. En el Montseny se utiliza elEcosenyy en Gràcia lasgràcies. El objetivo final de la red de intercambio catalana es que todos los mercados utilicen estas monedas a través de unsoftware que permitiría registrar las transacciones, el Community Exchange System, «aunque la tecnología aun no está muy dentro de este campo y aun queda tiempo para que se consolide», concluye Latorre.