EFECTOS DEL TEMPORAL Y EL DESHIELO

La incertidumbre por la gestión del Ebro irrita a los alcaldes catalanes

RAFAEL MORALES / TARRAGONA - SÍLVIA BERBÍS / MIRAVET

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Mientras la punta de la crecida del Ebro entraba ayer en Catalunya, la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) volvía a fallar en las previsiones sobre la gestión del agua. La CHE y Endesa, titular de la explotación hidrológica, avanzaron el martes que el embalse de Mequinenza no se llenaría al 100% hasta esta tarde, pero fallaron en sus cálculos. El gran embalse que debía servir de colchón para adormecer la avalancha de agua se llenó por completo ayer y desató las críticas de los alcaldes del tramo catalán.

A las 10 de la mañana, Mequinenza ya estaba por encima de su capacidad máxima, más de 1.530 hectómetros cúbicos, una situación que obligó a aumentar el desembalse que ya se estaba efectuando desde finales de enero y que en los últimos días era de unos 1.560 metros cúbicos por segundo. Dos horas después, la CHE empezó a aliviar unos 1.800, una situación que amenazaba con aumentar las pequeñas inundaciones que se han producido esta semana en el tramo catalán del río. Sin embargo, a pesar de ello, la CHE intentó dar tranquilidad al señalar que el episodio se mantiene dentro de lo «ordinario» y no en el marco de la crecida «extraordinaria» que en los últimos días causó graves daños en Zaragoza y las poblaciones de la cuenca situadas más al norte.

En el tramo catalán, la nueva crecida se empezó a notar por la tarde y todos estaban pendientes de lo que pudiera ocurrir por la noche. Tras una reunión en Tortosa para evaluar la situación, Miquel Alonso, responsable de Protecció Civil en les Terres de l'Ebre, afirmó que «un caudal de 1.800 metros cúbicos podría provocar que se inundaran algunas zonas que normalmente no se anegan, pero pese a ello no es algo preocupante». «Eso sí -insistió-, hay estar muy atentos».

NOCHE DE INCERTIDUMBRE

El delegado del Govern en las Terres de l'Ebre, Xavier Sallarés, se sumó a las quejas de los alcaldes que sostienen que la CHE apura demasiado para efectuar los desembalses. «Si existen los mecanismos de gestión del río no se debe jugar tanto al límite del tiempo», afirmó Pallarés, aunque dejó claro que la situación «está controlada».

Más preocupado, a pesar de su experiencia, se mostró el alcalde de Miravet, Toni Borrell. «Puede haber afectación urbana si suben más el caudal de desembalse, porque el límite de Miravet está en un caudal de 1.900 metros cúbicos», explicó. «Nos han dicho que no subirían de 1.600 y de golpe pasamos a 1.800. Aquí los números no cuadran, no han afinado demasiado», valoró Borrell. También dirigió sus críticas a las hidroeléctricas, al señalar que «se acaba haciendo lo que se cree más adecuado en función de sus intereses».

La CHE explicó ayer que la celeridad con que se llenó Mequinenza se debe «a la gran cantidad de agua que ha entrado y durante mucho tiempo». La punta de la crecida llegó al embalse a las 18.00 horas del martes con 2.550 m3/s y a las cinco de la tarde de ayer, casi 24 horas después, el caudal que aún estaba entrando era de 2.400 m3/s.

«Las previsiones de la CHE han fallado. Ha llegado más agua de la que preveía», manifestó Àngel García, responsable del centro de control de Endesa en Lleida. González, que también había informado de que Mequinenza llegaría esta tarde al 100% de su capacidad, justificó que se había basado en los datos facilitados por la CHE, informa Eva Visa.

Algunos expertos también recordaron ayer las dificultades para hacer pronósticos porque el caudal que llega al embalse de Mequinenza no es exactamente el mismo que pasa por la estación de aforo de Zaragoza puesto que, una vez superada la capital aragonesa, el Ebro recibe los aportes de varios afluentes del Ebro, como el Gállego y el Segre-Cinca. Además, la capacidad de absorción del terreno es muy limitada tras un mes de crecida intensa.

La Generalitat activó ayer la situación de emergencia de alerta por inundaciones que hasta entonces estaba en situación de prealerta. Su previsión es que las inundaciones no afectarán a los cascos urbanos de las poblaciones ribereñas.