MAMADOU YALLOW CAMERUNÉS DE 16 AÑOS

"He ido en bajos de camiones y a pie"

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Mamadou Yallow, de 16 años, se imagina disfrutando de "una buena vida". ¿Qué espera de Europa? "Trabajo, en lo que sea, y vivir bien".

Sus padres fallecieron cuando era un niño, todavía más que ahora, y de él y sus dos hermanas se ocuparon los vecinos del barrio donde vivían en Camerún, su país natal. A Mamadou nadie le ayudó económicamente para emprender el viaje clandestino hacia Europa. Lo hizo con un sistema que utilizan muchos marroquís que se esconden bajo los autobuses del puerto de Tánger que cruzan a diario a Cádiz, sin asumir ningún tipo de peaje.

"Me subí en un primer camión desde Guinea que me llevó directamente hasta Mali. Una vez en la capital de ese país, Bamako, esperé otro camión de transporte que me condujo hasta Argelia", explica Mamadou. Estos recorridos los hizo escondido en los bajos de los vehículos. "No tenía dinero para pagar mi puesto en un convoy, así que lo hice como pude", indica. Evitaba pensar en la muerte porque ansiaba tanto cruzar a Europa, que se encomendaba a dios para que le ayudara llegar a su destino.

"El último trayecto desde Argelia hasta Marruecos lo hice a pie", dice Mamadou, otro subsahariano menor de edad que pasa buena parte de su tiempo acompañando a una mujer inmigrante que depende de una silla de minusválido tras sufrir una caída. "Ella [en alusión a la mujer accidentada] me ayuda mucho porque no conozco a mucha gente y no tengo nada que llevarme a la boca". Desde que Mamadou llegó a Marruecos, hace cuatro meses, no sabe nada de sus hermanas. "Todo cuesta dinero", concluye.