EL FUTURO DEL SECTOR DE LOS AROMAS

La UE husmea en el perfume

Productos de perfumería expuestos en un establecimiento de la cadena Regia, en el paseo de Gràcia de Barcelona.

Productos de perfumería expuestos en un establecimiento de la cadena Regia, en el paseo de Gràcia de Barcelona.

VÍCTOR VARGAS LLAMAS
BARCELONA

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Con la división de opiniones que despierta una fragancia arriesgada. Así se han encajado los planes de la Comisión Europea para restringir los componentes con los que la industria perfumística elabora sus productos y evitar la presencia de alérgenos que pueden causar reacciones adversas en la piel. Bruselas pretende prohibir tres ingredientes, limitar el uso de una veintena a menos del 0,01% del producto y obligar a etiquetar la presencia de unos 86 si superan este mismo porcentaje.

Las sustancias que se pretenden vetar son el HICC, el atranol y el cloroatranol, usados para aromatizar «perfumes, cosmética y productos domésticos», según la alergóloga Mariela Dall'Aglio. Componentes que junto al centenar de elementos sobre los que se quieren establecer limitaciones pueden causar «dermatitis o eccema de contacto», explica Dall'Aglio. Cursan con erupción, inflamación y picor y la hipersensibilidad puede durar de por vida.

El porcentaje de población que sufre esta patología «va del 2% al 3%», señala Alfons Malet, jefe de servicios de alergia e inmunología del Hospital de Nens de Barcelona. El Beauty Cluster Barcelona (BCB), que agrupa a una treintena de empresas del sector de la belleza, considera «excesivo» que se veten sustancias que pueden causar una reacción alérgica en un grupo tan reducido, según explica su portavoz, Cristóbal Bernal.

ETIQUETA / «Bastaría indicar en la etiqueta la composición para que quienes puedan tener un brote no lo compren», dice Bernal. Y expone que el sector «es uno de los más autorregulados». «Somos los más interesados en garantizar la seguridad y retiramos las sustancias que son un riesgo grave para la salud. Pero se crea un alarmismo innecesario con prohibiciones adicionales», explica. Vetos que teme que se extiendan a los compuestos restringidos hasta afectar a «más del 95%» de fragancias, de Nenuco a Chanel número 5.

El maestro perfumista Ramón Monegal es de la misma opinión. Subraya que el sector aplica protocolos farmacéuticos pero sin los «privilegios» de este sector. «¿Por qué tengo restringido el uso del bálsamo de Perú y en farmacia sí pueden usarlo para curar llagas en contacto con la sangre?», se pregunta. Él mismo responde: «Por no tener un lobi tan potente como la farmacia o la alimentación». Bernal añade que esto sucede «pese a la gran importancia» que el perfume tiene para el PIB de zonas como Catalunya y Francia. «Por eso productos denegados para cosméticos se admiten para alimentos», dice. Y pone un ejemplo: «El tabaco no causa alergias, puede matar, pero no se prohíben ingredientes tan nocivos para la salud pero que dejan tantos ingresos por impuestos».

La Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética, sin embargo, no aprecia problemas significativos. Su directora científica, Carmen Esteban, cree que se mejora la información de los afectados y apela al «talento» de los expertos para «mantener la personalidad de los perfumes». Monegal discrepa y asegura que cada nueva regulación es una «pérdida terrible» para el proceso creativo. Costes más tangibles son la reformulación de ingredientes y «la pérdida de competitividad» ante empresas asiáticas o americanas, «no tan reglamentadas», sostiene Bernal.

TRANSPARENCIA / Buena parte del gremio aboga por regular y no prohibir. También la Conselleria d'Indústria. Su director general, Antoni Maria Grau, destaca la «trayectoria de solvencia» del sector y su interés por ofrecer un calidad con la debida «transparencia» en la etiqueta que dé seguridad al consumidor. «Si se veta todo lo que afecta a minorías limitaríamos las posibilidades de cuestiones clave, como la alimentación», expone. Y recuerda que alimentos no aptos para celiacos o intolerantes a la lactosa no se retiran.

Un argumento insuficiente para el sector sanitario, preocupado por el incremento de esta hipersensibilidad. «Es la patología alérgica que más aumenta: uno de cada diez pacientes vienen por dermatitis de contacto», explica Malet. «Cuanto más se limiten estas sustancias, mejor para la salud pública», añade. No obstante, cree un gran avance que el etiquetado recoja la composición íntegra del producto, para «testar y establecer qué sustancias son las que tienen potencial de hipersensibilización».

Más drástica se muestra la Organización de Consumidores y Usuarios, cuya portavoz, Ileana Izverniceanu, aceleraría la entrada en vigor de la norma, prevista para dentro de  tres a cinco años: «Debería reducirse a dos y eliminar estas sustancias alergénicas a la mayor brevedad».