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Huertos en los que brota el futuro en África y Asia

La oenegé Helen Keller International recibe el premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento de Cooperación al Desarrollo por sus programas agrícolas contra la malnutrición en 21 países de África y Asia

BANGLADESH. Las mujeres venden sus productos en el mercado

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Carme
ESCALES

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Vencer la malnutrición y prevenir la ceguera son los dos estandartes que alza Helen Keller International (HKI), una oenegé que celebra este año un siglo de trabajo ayudando a borrar el hambre, que mata cada año a 6,6 millones de niños menores de cinco años y afecta a 2.000 millones de personas en el mundo. Su labor ha sido reconocida y enaltecida con el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento, en la categoría de Cooperación al Desarrollo.

En una decena de países de África y Asia, HKI forma a personas de las comunidades locales para que creen terrenos de producción agrícolas, cultivos sostenibles, con técnicas que conserven el suelo y las reservas de agua, al mismo tiempo que aumenten la producción durante todo el año, ampliando las variedades de frutas y verduras cosechadas, en particular las de especies ricas en micronutrientes esenciales, como la vitamina A y el hierro.

Con esa fórmula, que es en lo que consiste el programa de Producción Familiar de Alimentos de HKI, solo en Bangladesh, que en 1990 fue el país en el que se implantó por primera vez, la autoproducción beneficiaba hace tres años ya a 900.000 hogares y a cuatro millones y medio de personas. Las técnicas agrícolas, «avanzadas y respetuosas con el medio, incluyen la gestión integrada de plagas, compostaje, rotación de cultivos y abono», precisan desde la organización no gubernamental.

En la actualidad, HKI desarrolla este programa en cuatro países asiáticos, además de Bangladesh: Camboya, Indonesia, Vietnam y Nepal. En África, la iniciativa se lleva a cabo en Burkina Faso, Costa de Marfil, Mozambique, Senegal y Tanzania.  Como balance cualitativo tras evaluar la experiencia en los países asiáticos en los que se empezó a aplicar, «se cultivan 45 variedades de productos, frente a las diez de los huertos tradicionales», detallan desde HKI. «Además, se han reducido significativamente los casos de anemia y ceguera infantil. Y el programa incentiva a las familias a mejorar su situación no solo nutricional, sino también económica», añaden.

EMPODERAR A LA MUJER / El programa de Producción Familiar de Alimentos de Helen Keller International «tiene como objetivo empoderar a las familias por completo y a las comunidades, con el reto de mejorar su nutrición», explica la presidenta de HKI, Kathy Spahn. Pero en los países en vías de desarrollo en los que trabaja la oenegé a la que representa Spahn, «la movilidad social de la mujer se ha visto limitada por normas culturales desde siglos atrás hasta nuestros días», expone. «Mientras que las mujeres constituyen la mitad de la población mundial, ellas representan el 70% de la pobreza del mundo. En muchos países, la mujer no tiene derecho a poseer un trozo de tierra y, en muchos casos, es la última en recibir comida, siendo la más vulnerable ante la malnutrición», destaca la presidenta de HKI.

«Las investigaciones nos dicen que, cuando la mujer tiene más poder de decisión en las finanzas domésticas, más dinero se destina a la nutrición y a la salud de la familia, especialmente, la de los niños más pequeños», puntualiza Kathy Spahn. «Tenemos muy claro que el conocimiento sobre el mejor cuidado nutricional para los niños y jóvenes, así como para las mujeres embarazadas y lactantes -hasta que los niños cumplen dos años- necesita ser universalmente comprendida y apoyada por cada miembro de la familia, así como por la comunidad entera a la que pertenece», incide la presidenta, Kathy Spahn.

En las comunidades en las que trabaja HKI, su personal «dirige discusiones de grupo con hombres y mujeres, esposas y maridos, abuelas, cuidadoras y trabajadores de la salud comunitaria para introducir vías más equilibradas de reparto de las labores y decisiones domésticas para favorecer el aumento del bienestar y la estabilidad financiera de la familia y, en consecuencia, el enriquecimiento de la comunidad», añade Kathy Spahn, satisfecha por la visibilidad que aporta ahora al cometido de HKI el premio de Fundación BBVA. «Llega, además, el mismo año en que celebramos nuestro centenario, ayudándonos a satisfacer uno de los propósitos que nos planteamos para este aniversario: visibilizar la ayuda de HKI a 300 millones de personas cada año. Queremos animar a más personas a conocernos y contribuir con acciones de cambio real para hacer del mundo un lugar más saludable», declara Spahn.

NEPAL Y LO MUCHO QUE QUEDA / Una de las mayores oficinas de HKI en Asia está en Nepal, donde la oenegé trabaja desde 1988. El reciente terremoto afectó a su personal allí, y a los programas que desarrolla en varios distritos del país, enfocados a la nutrición y salud maternoinfantil. «Ahora estamos trabajando con el Gobierno nepalí, con Unicef,  con otras organizaciones no gubernamentales, como Acción contra el Hambre o Save the Children», informa la presidenta de HKI. «En el valle de Katmandú, un equipo de Helen Keller International ha organizado un servicio de bus para llevar a las madres que acaban de dar a luz  y a sus criaturas y sus familiares a los dos mayores hospitales del país, para que reciban allí el cuidado necesario los primeros días después del parto. Los buses los ha donado The Ullens School in Kathmandu», relata Kathy Spahn. Y esa es solo una de las acciones de HKI en Nepal. Mejorar la alimentación de quienes han quedado más vulnerables es otra, entre lo mucho que queda por hacer. En Nepal y en todo el mundo. «Pero, como dijo Helen Keller, aunque el mundo está lleno de sufrimiento, también está lleno de superación», recuerda Spahn. «La buena noticia es que sabemos qué hacer: suministro de micronutrientes, iniciativas agrícolas de base, asegurar el amamantamiento hasta los seis meses y más».