La hora de la escritura

Casi la mitad de los estudiantes que acaban la ESO tienen problemas para redactar

M. J. I. / BARCELONA

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Hay universitarios que en un examen escriben con k el pronombre relativo 'que', quizás por la inercia del Whatsapp. O que, en los trabajos de curso, dejan frases sin terminar porque han puesto tantas subordinadas que no saben ya por dónde van. Sin llegar a ser dramáticos, los resultados de los alumnos catalanes en expresión escrita son cuanto menos decepcionantes. Solo dos de cada 10 jóvenes que terminan la educación obligatoria en Catalunya muestran cierto dominio a la hora de redactar un texto. Otro 40% se expresa de forma más o menos aceptable por escrito, pero el resto tiene serias dificultades para hacerse comprender, según se desprende de los resultados de las pruebas de competencias básicas realizadas por los alumnos de cuarto de ESO el pasado febrero.

Tras un lustro de planes y programas para promover la lectura (y la comprensión lectora), Administración y profesores han convenido en que hace falta ponerse las pilas con la escritura. Las pruebas externas demuestran faltas de bulto en ortografía, un vocabulario pobre y, sobre todo, fallos en cuestiones de morfosintaxis (de concordancia y de estructura de la frase), de manera que a menudo sus textos apenas se entienden. Y les ocurre tanto en catalán como en castellano. No digamos en inglés.

«Vamos a intentar potenciar la escritura como materia transversal en todas las asignaturas», anunció el pasado julio la 'consellera' de Ensenyament, Irene Rigau, en la presentación del Ara Escric, un programa destinado a alumnos de primaria y secundaria, en el que se quiere implicar no solo a los docentes -a los que se facilitarán materiales para actualizar las metodologías de la didáctica de la escritura-, sino también a las familias.

Indicador de calidad

La hora extra de lenguas castellana y catalana que el próximo curso recibirán los estudiantes de primero de bachillerato tiene un objetivo similar: tratar de mejorar el nivel. «Porque escribir y expresarse es una cuestión de supervivencia, pero hacerlo bien es un indicador de calidad», reflexionaba recientemente Joan Mateo, secretario de Políticas Educativas de la Generalitat.

El proyecto Ara Escric incide, en una primera fase, en el aprendizaje inicial de la escritura, «en el proceso de la composición escrita, sus fases y la reflexión sobre la lengua». En un segundo estadio, se propone que los alumnos vean la escritura como «una herramienta de aprendizaje y de construcción del conocimiento, como una estrategia para la mejora del rendimiento escolar», recoge el programa. Y en tercer lugar tratará de potenciar, ya entre los alumnos más mayores, el placer de «escribir para crear y transmitir el pensamiento, el hábito de la escritura personal y la escritura creativa, con la literatura como modelo», explicó Rigau en la presentación del programa que el próximo curso empezará implantarse en las escuelas.

Aunque los expertos consideran que «no se está peor que hace 20 años», recomiendan empezar con lo más sencillo: hacer dictados, mantener conversaciones en clase sobre cómo se escriben las cosas, «o llevar una bitácora para que cada estudiante sepa cuáles son las faltas que comete más habitualmente y trate él mismo de enmendarlas», indica, a modo de ejemplo, Jordi Balcells, autor de diversos manuales escolares de Lengua Catalana y asesor de Ensenyament en materia lingüística. Y, sobre todo, «no hay que hacerlo solo en las clases de lengua, sino que hay que implicar a todos los profesores.