La cara más amarga de la crisis

Un hombre se suicida horas antes de ser desahuciado de su vivienda

Vecinos de la víctima colocan velas ante la papelería que regentaba.

Vecinos de la víctima colocan velas ante la papelería que regentaba.

JULIA CAMACHO
SEVILLA

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Se llamaba José Miguel Domingo, tenía 54 años. Su nombre y su apellido están inscritos ya en la faz más dramática de la crisis. Acuciado por una elevada deuda hipotecaria a la que no pudo hacer frente, ayer decidió quitarse la vida poco antes de que el equipo de ejecución de embargos se presentara en su vivienda para proceder al desahucio.

Nadie de su entorno, ni siquiera su familia, conocía la angustia por la que pasaba Josemi, como era conocido en el popular barrio granadino de La Chana, donde regentaba desde hace más de 30 años un negocio de papelería y quiosco de prensa. Sus hermanos se enteraron de golpe, cuando todavía no se había efectuado el levantamiento del cadáver y llegó el secretario judicial, acompañado por una dotación policial.

Fue su hermano mayor quien descubrió lo sucedido sobre las nueve de la mañana. Se disponía a abrir su frutería, situada pared con pared con la papelería y justo debajo de la vivienda familiar que desde hace años ocupaba el fallecido.

HERENCIA // Le extrañó no ver abierto el negocio, y al entrar en el patio se encontró a José Miguel ahorcado. «Mi hermano, mi hermano», fue lo único que atinó a decir, según los vecinos, mientras esperaba la llegada de la policía local.

El drama de José Miguel, soltero y sin hijos, comenzó hace menos de tres años. El entorno más cercano explicaba ayer que en el 2007, tras el fallecimiento de su madre, decidió comprar a sus cuatro hermanos su parte de la herencia familiar, para lo que solicitó un préstamo de 240.000 euros del que apenas había respondido. Fuentes judiciales precisaban no obstante que en los juzgados se estaba tramitando una deuda hipotecaria sobre la vivienda y su local comercial. Al no poder hacer frente a los pagos, en el año 2009 se inició el procedimiento judicial.

Algunos vecinos aseguraban ayer haber visto cómo Josemi recibía las notificaciones previas al desalojo, pero en ningún momento solicitó ayuda municipal ni de plataformas cívicas. Apenas comentó con un vecino que estaba «atosigado» por las deudas, que las ventas iban mal y que «estaba tan agobiando, tanto, que un día haría una locura». Otros aventuraban que andaba «muy pesimista» en los últimos tiempos, y lo relacionaban tanto con la desaparición de su madre como con la de un amigo también fallecido recientemente.

UNA CERVEZA CON LOS AMIGOS / Pero nada más allá de una conversación. En el barrio insisten en que mantenía su carácter alegre de siempre y que el miércoles por la noche, horas antes de quitarse la vida, compartió con sus amigos una cerveza en el bar de siempre viendo el partido del Real Madrid. Convocados por el movimiento Stop Desahucios, muchos de ellos se congregaban anoche junto a decenas de vecinos frente a la puerta de su negocio para expresar su repulsa por lo sucedido.

La noticia se propagó rápidamente, y empezaron a salir a la luz casos similares. Como el ocurrido en julio con un empresario de Jaén de 64 años acuciado por las deudas de su negocio.