DELITOS SEXUALES

Un hombre revela abusos cuando era niño en el seminario de Reus

El denunciante, Sergi, que ahora tiene 45 años, ayer.

El denunciante, Sergi, que ahora tiene 45 años, ayer.

RAFAEL MORALES
TARRAGONA

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La iniciativa del joven granadino que denunció abusos sexuales por parte de un grupo de curas puede desatar un efecto dominó. De momento, empujado por el ejemplo, Sergi, un hombre de Tarragona que ahora tiene 45 años, ha hecho público que cuando tenía 11 años y estaba interno en el seminario de los Mercedaris de Reus (Baix Camp) sufrió abusos sexuales por parte de un cura. «Lo hago por mí, porque me estoy liberando de algo que he sufrido en silencio muchos años, pero no quiero nada, aunque me gustaría que otras personas que han sufrido abusos también lo expliquen», dijo ayer.

Sergi relató su historia con entereza, aunque se emocionaba una y otra vez cuando recordaba aquel episodio de su infancia. «Creo que soy una persona normal, pero mi mujer notaba que pasaba algo, no entendía mi odio a todo lo que tuviera que ver con la Iglesia».

Unos meses antes de los sucesos de Granada, Sergi confesó a sus padres y a su mujer el secreto que, «por miedo o por vergüenza», nunca había explicado a nadie. Lo hizo sin entrar en demasiados detalles, y les dijo que si alguien denunciaba algo parecido él también lo explicaría. Volvió a afrontar el tema con su mujer hace unos días, para explicarle todos los detalles de lo ocurrido y decirle que lo iba a hacer público. «He llorado mucho en soledad y ahora mi mujer es la única que conoce todos los detalles», confesó Sergi.

No tiene intención de presentar ninguna denuncia judicial, pero el detonante definitivo para hacer público su caso fue la indignación que experimentó tras ver que los acusados de Granada salían en libertad. Aunque salva al actual papa Francisco, lamenta que la Iglesia «no ha hecho nada por evitar los abusos».

Sergi entró en el seminario de los Mercedaris de Reus porque sus padres creyeron que era lo mejor para él debido a los problemas de la familia por la enfermedad que tenían sus dos hermanos. A los pocos meses se puso enfermo y lo ingresaron en una de las camas que había en la enfermería del seminario.

Allí lo visitó el padre Javier, el cura que iba de vez en cuando al seminario, el hombre cordial que tocaba el piano y al que todos los niños recibían con alegría. «Me empezó a tocar la cara, pasó a todo el cuerpo y abusó de mi», recordó. Se agarró «la ropa interior con fuerza» y de pronto empezó a llorar. Entonces, el padre se marchó y entró el padre Melchor. «No sé si porque había oído ruido o por otra cosa», dijo Sergi.

Estuvo tres años en el seminario de Reus, otros tres en uno de Alcobendas y otro año en el noviciado Nazaret de Reus. En este último dice que un día entró en una habitación y vio al padre superior sentado en una cama y a un compañero suyo con los pantalones bajados. Lo dejó con 17 años, harto de ver «muchas cosas», aunque admira a los misioneros.

REACCIÓN DEL ARZOBISPADO

Asegura que estuvo varias horas llorando, pero que fue incapaz de explicar lo sucedido al padre Melchor. «No me salían las palabras, pero él tampoco me preguntó», explica Sergi, que asegura que vio con «alivio» cómo en el 2007 echaban abajo el seminario de los Mercedaris, que había estado activo de 1945 a 1995. «Me siento triste y contento al mismo tiempo. A ver si de verdad ahora puedo pasar página», reflexionó.

El arzobispado de Tarragona, según un comunicado emitido ayer, ha informado del asunto a la Santa Sede y a los superiores de los Padres Mercedarios, «para que actúen conforme a los procedimientos establecidos por la Iglesia. También lamentan que se produzcan casos como el explicado por Sergi «para los que Iglesia expresa su absoluta repulsa y tolerancia cero».