Historias de exvapeador

La falta de información fiable sobre los 'e-cigarrillos' provoca que muchos fumadores duden a la hora de usarlo y vuelvan al tabaco Los vapeadores carecen de garantías sobre su eficacia

Desencantada 8 Montse Rull fuma tabaco y muestra, sobre la mesa, el cigarrillo electrónico cuyo uso abandonó.

Desencantada 8 Montse Rull fuma tabaco y muestra, sobre la mesa, el cigarrillo electrónico cuyo uso abandonó.

M. DOLORS GASULL / BARCELONA

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Hace ya una década que empezaron a comercializarse y, aunque en los últimos tres años los cigarrillos electrónicos experimentaron un boom en España, muchos de sus usuarios ya han arrinconado este dispositivo. Promocionados como una alternativa saludable al tabaco, lo cierto es que los usuarios aún desconocen sus verdaderos efectos. Tal vez esta sea una de las razones por las que pierden el interés en seguir vapeando, que es como se conoce el consumo de este vapor.

Los dispositivos tratan de emular la sensación de fumar un cigarrillo tradicional quitando la ansiedad y las ganas de fumar tabaco. Hasta hora, esto convencía a muchos fumadores, pero también muchos de estos empiezan a desconfiar y no se sienten debidamente informados.

Hay quienes lo probaron pero no se sintieron lo suficientemente atraídos por el producto, como Montse Rull, de 55 años, que, ante estas dudas y la poca información recibida, acabó por concluir  que "podría ser peor el remedio que la enfermedad" y decidió volver al tabaco. El hecho de que no estén comprobadas su eficacia, efectividad e inocuidad frenó a esta usuaria tras tres meses de consumo. Rull cree que ahora mucha gente ya no lo usa porque no es "tan saludable como lo presentan", opina.

La experiencia de Erika García también fue en vano. Con 21 años, quiso probar el cigarrillo electrónico para dejar el tabaco. Y solo duró una semana. Durante la prueba, seguía teniendo "ganas de fumar los cigarros tradicionales" y asegura que no la ayudó a dejarlo ya que ahora vuelve a fumar "lo mismo". La chica se queja de lo "aparatoso" que es "tanto su transporte como su mantenimiento" y atribuye a su ineficiencia el hecho de que los consumidores pierdan interés en probarlo.

Fieles fumadores

Un informe de la American Heart Association, que recoge diversos estudios sobre las consecuencias de su consumo, destaca que la probabilidad de abandonar el tabaco es igual de baja con los cigarrillos electrónicos que con los parches de nicotina.

Los vapeadores, como se les llama a los consumidores de los 'e-cigarrilos', aspiran el vapor de agua que generan. Pero no es solo vapor de agua como muchos creen. Los consumidores del pitillo electrónico siguen absorbiendo nicotina o sustancias químicas tóxicas e incluso cancerígenas, cuyo impacto fisiológico en el cerebro es similar al del tabaco, según estudios del Institut Català d'Oncologia.

Aún así, hay quienes siguen vapeando. Tomás Berjaga, de 52 años, ya hace más de un año que fuma el 'e-cigarrillo' porque en él vio la oportunidad de dejar de fumar el cigarro tradicional. Lo considera "un sustitutivo". Aunque no sabe "si es saludable o no" asegura que le funciona porque cuando hace ejercicio se cansa menos. Berjaga añade que su intención es dejar definitivamente de fumar "a corto plazo". 

La carencia de evidencias científicas que certifiquen el impacto a largo plazo que puede suponer su uso en la salud, la existente incertidumbre regulatoria y la aparatosidad de los 'e-cigarrillos' son algunos de los motivos que echan atrás a algunos fumadores que quisieron probarlo. Mientras tanto, otros consumidores siguen esperando saber definitivamente cuál es el riesgo que tienen para la salud las sustancias que les suministra este artilugio.