«Las políticas de cooperación son antidemocráticas»

Gustau Nerín, en la sedede la editorial La Campana,el pasado miércoles.

Gustau Nerín, en la sedede la editorial La Campana,el pasado miércoles.

XAVIER MORET

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La solidaridad en África tiene una cara B que el antropólogo catalán destapa en el libro 'Blanc bo busca negre pobre'. Conoce bien el continente porque pasa la mitad del año en Guinea desde hace dos décadas. A su juicio, la historia de la cooperación es la historia de un fracaso.

Desde hace unos 20 años Gustau Nerín vive a caballo entre Barcelona y Guinea Ecuatorial, donde da clases de historia y literatura africanas en la Universidad de Bata. Sus estudios de Antropología han hecho que se interese por las distintas realidades de África, que conoce bien gracias a numerosos viajes por Senegal, Guinea Bissau, Gabón, Camerún, Níger y otros países. También ha trabajado como consultor de proyectos de cooperación. Después de éxitos comoL'antropòleg a l'ollayGuinea Ecuatorial, historia en blanco y negro,acaba de publicarBlanc bo busca negre pobre(La Campana), libro en el que critica, con información de primera mano, a las oenegés y a los proyectos de cooperación con África.

-Afirma usted que no quiere criticar a los cooperantes, pero los proyectos de cooperación reciben un buen palo en su libro.

-No se trata de cargar contra los cooperantes. Me consta que muchos van con buena intención. Ellos son solo la parte más visible, los que están en la bisagra entre dos mundos. La responsabilidad de que la cooperación no funcione recae en las instituciones internacionales, gobiernos y oenegés. Su actitud respecto a África es retrógrada.

-Sin embargo, nos presentan a los cooperantes como héroes modernos.

-Como ya no hay héroes militares ni mártires religiosos, el cooperante se ha convertido en modelo de hombre bueno, ya que acaba convenciendo a la gente de que los europeos ayudan a los africanos. Sirve para tapar las políticas equivocadas europeas.

-¿Eran mejores los misioneros de antes?

-En el fondo, son comportamientos similares, aunque los misioneros tienen una lógica más hipócrita. Se quedan aquí y dicen que por eso todo funciona mejor.

-Decían que iban a salvar almas.

-Los misioneros han tenido mucho poder en zonas rurales africanas. Se han hecho una red de clientela, pero han marginado a los que no estaban con ellos. Hay talleres de costura a los que solo pueden asistir las que van a misa.

-¿Es África un cementerio de proyectos?

-Lo es. Vas a Dakar y casa año ves los mismos carteles en los que instituciones internacionales anuncian los mismos seminarios. Si tienen que hacerlo cada año, señal de que no funciona.

-¿El lema de estas organizaciones podría ser: 'Todo para África, pero sin África'?

-Esta frase resume muy bien las políticas de cooperación. La ONU empieza marcando doctrina y después le siguen gobiernos, instituciones, oenegés... Las políticas de cooperación son en el fondo tremendamente antidemocráticas. A los africanos se les impone la cooperación sin escuchar su opinión.

-¿La burocracia mata?

-La burocracia de las oenegés es muy compleja y encarece la ayuda. Hay miembros de oenegés que vuelan en primera, residen en hoteles de lujo y viajan en todoterreno con aire acondicionado. Algunos organismos crean un mundo aparte en África en el que los cooperantes se convierten en la élite local.

-Algunos cobran sueldos muy altos.

-Los organismos internacionales pagan a supuestos expertos salarios astronómicos de hasta 12.000 euros al mes. Ellos son los que tienen que solucionar los problemas de una gente que, a menudo, vive con menos de un euro al día, y la verdad es que nunca he visto que consigan desarrollar ningún país.

-El mejor ejemplo de ineficacia es quizás el de la fuente africana.

-Es el más extendido. Está calculado que una fuente en África dura entre dos semanas y un año y medio. Es una miseria, claro. Las oenegés las inauguran como gran solución, pero nadie se preocupa del mantenimiento. Se hacen la foto y al cabo de un tiempo ya no funciona.

-¿Hay otros ejemplos?

-Pues también está la obsesión por la educación preescolar. Las oenegés ven que las mujeres africanas se llevan a los niños al campo y consideran que eso no puede ser, que hay que escolarizarlos. Se inaugura una escuela que permanece vacía y hay alguien que vive de esto. África está llena de aulas de preescolar que no funcionan.

-¿Qué fue del papel de plata que dábamos de niños para los chinos?

-Es una pregunta que me hago desde hace mucho tiempo... La sorpresa es que se siguen enviando cosas inservibles.

-¿Hay oenegés creadas como un negocio?

-Ha habido varios casos judiciales en España y me extraña que no haya más. Es muy fácil tener una subvención y quedarte un dinero porque no hay transparencia.

-¿No piensa que sus críticas pueden frenar las donaciones?

-Lo que frena las donaciones es el cansancio de la cooperación. Aquí las oenegés son algo relativamente nuevo, pero en Francia y Alemania llevan ya 50 años y se ve que no acaban de funcionar. Todo esto genera un cansancio de los donantes y de los receptores.

-¿Y cómo podemos reconocer una buena oenegé?

-Yo no tengo ninguna confianza en la cooperación. Se pueden hacer cosas, pero no con el modelo actual. Se tiene que ayudar a África a nivel estructural.

-En el fondo, la ineficacia de las oenegés es una noticia deprimente.

-A pesar de todo, hay sociedades africanas que funcionan. Cuando hay una emergencia, ellos son los primeros en ayudar. No soy pesimista, no creo que no se pueda hacer nada. Lo que pasa es que no se puede hacer nada por esta vía.

-¿Tienen las oenegés cómplices en África?

-Hay muchos ayuntamientos o asociaciones africanas sin presupuesto. Para hacer algo tienen que recibir dinero de las oenegés. Es más, a menudo se crean asociaciones a medida de lo que quiere determinada oenegé.

-Cuenta en su libro que algunos gobiernos se inventan trucos para ablandar el corazón europeo.

-Los africanos saben aprovecharse de nuestra mala conciencia. En Guinea Bissau llegaron a construir un fuerte negrero de pacotilla para conmover a los europeos. ¡Y sigue en pie!

-Se dice que hay mucha corrupción en la cooperación.

-Hay corrupción con los recursos africanos y con la misma cooperación. Hay gobiernos que llegan a exigir a las oenegés que paguen para poder vacunar a los niños del país.

-Y en algunos países tienen que negociar con las esposas de los presidentes.

-Cierto. Últimamente están de moda las fundaciones gubernamentales con dinero de cooperación exterior, presididas por la esposa del presidente. Se utilizan como instrumentos de propaganda.

-¿Cómo sería la cooperación ideal?

-Hay que hacer una política económica favorable a estos países, refinanciar la deuda. El futuro de África se decidirá si pueden exportar sus recursos y no inaugurando fuentes y letrinas. Hay que cambiar la estructura a fondo. Cada vez hay más organismos no gubernamentales que trabajan en esta dirección.

-¿Qué tal lo hace la cooperación española?

-También es criticable. Hablan de enfoque integral, lo que quiere decir que se ayuda a los países en los que España tiene negocios. No es una cooperación desinteresada.

-¿A quién sentará peor su libro?

-A los que ven la ayuda al desarrollo como una gran industria.