FUGA DE CEREBROS

Harvard sí paga

Una científica de Jaén consigue un contrato en EEUU tras pasar más de un año investigando sobre el autismo en España sin cobrar

La investigadora Leticia Díaz, en la Universidad de Harvard.

La investigadora Leticia Díaz, en la Universidad de Harvard.

JULIA CAMACHO
SEVILLA

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Asentada ya en laUniversidad de Harvard(Boston),Leticia Díaz Beltránvuelve a recuperar la rutina de tener ingresos a final de mes. Y es que algunos países sí dedican fondos a lainvestigación. «Mis compañeros se quedan boquiabiertos cuando digo que trabajé gratis», explica a través del correo electrónico.

Tras terminar la carrera de Ciencias Ambientales enJaén, Díaz Beltrán, de 32 años y Premio Nacional Fin de Carrera, inició en el 2010 un doctorado en el grupo de Biología de Sistemas de la Universidad de Jaén (que colabora desde hace años con un departamento similar de la universidad norteamericana), en unestudiopuntero sobre las bases genéticas delautismoy la relación de este trastorno con enfermedades autoinmunes, para detectar posibles dianas terapéuticas y fármacos de aplicación.

Pero los fondos se acabaron en enero del 2012. Lasayudasse han hecho más escasas y se tarda más en cobrarlas, con lo que «poderfinanciar proyectosy pagar un salario digno a losinvestigadoreses dificil en la actualidad», remacha el profesor Francisco Esteban, director del departamento. Apenas tiene que esforzarse para recordar a otros estudiantes brillantes emigrados a países que «acaban explotando económicamente sus conocimientos».

Mientras llegaban nuevos recursos, la científica jienense decidió seguir adelante con la investigación para evitar que todo el trabajo previo quedase en nada. «Ir a la universidad a trabajar, aunque fuera por amor a la ciencia, era mejor que no hacer nada», comenta. No tenía sueldo, pero al menos podía seguir usando los ordenadores de la universidad y acceder a las bases de datos necesarias para su investigación.

La oportunidad de su vida

En una de sus visitas a Jaén, el responsable del laboratorio de Harvard,Dennis Wall, conoció la situación de Leticia y decidió llevársela un año a EEUU. Pese a disfrutar de esa gran oportunidad, considera que «es un sinsentido que España forme ajóvenesinvestigadores para que otros países cosechen los frutos de su trabajo».

Cuando acabe su estancia le gustaría regresar para empezar nuevas líneas de investigación y «poner en práctica» lo que está aprendiendo. Pero reconoce que las posibilidades de seguir investigando en España son muy remotas. «Los recién doctorados han de irse al extranjero para poder trabajar, y va a ser muy difícil que se les pueda recuperar si no salen plazas en las universidades y en los centros de investigación», lamenta.