Sector turístico en expansión

Guiri-gay en Barcelona

AGENDA EN BCN.  Arriba, y de izquierda a derecha, una de las muchas fiestas nocturnas, en Razzmatazz. PIso turístico ocupado por gais toda la semana en el Eixample, clientes en la peluquería Tön Vangard y en Es Collection, en el barrio, el lunes. Amb

AGENDA EN BCN. Arriba, y de izquierda a derecha, una de las muchas fiestas nocturnas, en Razzmatazz. PIso turístico ocupado por gais toda la semana en el Eixample, clientes en la peluquería Tön Vangard y en Es Collection, en el barrio, el lunes. Amb

PATRICIA CASTÁN
BARCELONA

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Pasear por el Eixample izquierdo estos días es un espectáculo no apto para estrechos de miras. El Gaixample ha eclosionado como nunca, con miles de gais llegados de medio planeta que lo han convertido en su microcosmos favorito, alternándolo con visitas diarias a la playa (en especial la Mar Bella) y a las fiestas que programa en batería y durante 12 largos días el pujante Circuit Festival. Van de la mano, se besan y se relacionan con la naturalidad que permite una ciudad gayfriendly y tolerante como Barcelona, aspecto que ha sido clave para propulsarla como meca del turismo homosexual. Actualmente, aparece en todos los rankings de destinos preferidos por el colectivo, pero no cabe duda de que en verano la capital catalana se lleva la palma por un mix único: el festival más largo del mundo, clima redondo para pasar las vacaciones, playas, gran oferta de negocios, servicios y ocio para el colectivo y, sobre todo, libertad.

Y aunque algunos critican que el Circuit es solo la cara más hedonista del boom del turismo gay, lo cierto es que resulta la manifestación más desenfadada y pública. El reciente desfile del Pride, como cada junio, combina la exhibición y la reivindicación. Pero ahora, y pese a la bienintencionada oferta cultural (exposiciones y charlas), la mayoría de los más de 70.000 asistentes (récord)  del festival buscan diversión, como corresponde a las vacaciones que la mayoría hacen coincidir con esta escapada. En algunos casos, representa la única fecha del calendario en que salen del armario y rompen los convencionalismos de sus países.

Tal vez por eso, la cita de estos días tiene un marcado componente estético y de negocio: basta con recorrer la ciudad para ver el enorme desembarco de cuerpos fibrados, cuidados y volcados en las compras y los eventos sociales por unos días.

Las propias instituciones, desde ayuntamiento a Turismo de Barcelona han dado todo su apoyo a este encuentro anual, que comenzó con timidez y en siete años se ha convertido en una de las grandes citas del colectivo a nivel mundial. Revistas y consultoras aluden hace unos años a una decena de paraísos gais, entre los que se cuentan San Francisco,

Sídney, Río de Janeiro, Berlín, Londres, París, Míkonos, Montreal..., pero donde Ámsterdam y Barcelona suelen alcanzar posiciones de podio.  Y en el caso local, no hay parangón respecto a este festival lúdico XXL, organizado por Matinée Group, y a su acto principal, la Water Party de Illa Fantasia que se celebró ayer.

Un distrito volcado

Los comercios del Eixample se han entregado a la causa, a sabiendas de que el turismo gay, que deja 180.000 millones de euros anuales en todo el mundo y supone el 10% del flujo turístico, gasta más (en general) que la media. El segmento que llega este mes a Barcelona (en un 80% internacional), joven o de mediana edad, de nivel adquisitivo medio-alto, viene dispuesto a que su estancia sea lo más plácida posible. Por eso, una de las novedades ha sido el aluvión de demandas de pisos turísticos donde campar a sus anchas en estancias que superan la semana. Pese a las muchas plazas copadas también en hoteles como Calderón, Cram y Axel. A un paso de estos, en pleno barrio gay, los bares de la zona han readaptado sus horarios y servicios.

En el Bar BCN, en Diputació con Casanova, la terraza es un continuo desfile de gais: desde el desayuno de primera hora (donde la fuerte presencia anglosajona hace volar los huevos con bacon), hasta mediodía, cuando el pollo a la plancha -que preserve esos abdominales revigorizados para la ocasión- es el rey; sin olvidar cenas y copas (a 3,90 euros) hasta la madrugada, cuenta Nel. Por la tarde y noche, en las fiestas, se imponen los frankfurts y burguers de pollo y pavo. Ahuyentando la grasa.

La restauración se ha volcado en el asunto. Muchos colaboran con el festival, decoran su local para la ocasión y adecúan la oferta al recién llegado. En Iurantia, en Casanova, en agosto abren solo por la tarde para atender a esa legión de comensales.

Además de estar, en Barcelona hay que «estar lo mejor posible», resume Francis, acompañado de dos amigos británicos, y entregado a las series de  flexiones en el DiR Claris. La cadena de gimnasios es la oficial de la cita, con clases especiales para los participantes y con entradas por días, especialmente en esta sede y en la del pasaje Domingo. Se cuentan por cientos los que acuden a diario a esculpir anatomía. Una disciplina que se ve reconocida las 24 horas: es común que pasen media jornada en el chiringuito gay de la Mar Bella, mostrando poderío en microbañador y relancionándose, o que se imponga el torsonudismo en el repertorio de fiestas diurnas y nocturnas que nutren el programa.

Por el camino, mucho preparativo más. Casi 90 establecimientos colaboran con la cita. En Es Collection Shop, tienda de ropa y complementos de Consell de Cent (epicentro del Gaixample), el uniforme de sus esbeltos empleados consiste estos días en un breve bañador y unas bambas. Tal vez por ello no dejan de despachar pantalones cortos, camisetas y demás a compradores de los cinco continentes, como en Next Level, cuyo dependiente habla cuatro idiomas y chapurrea ruso. La movida que acompaña al festival es de tal envergadura que han decidido no cerrar en agosto, ni a mediodía.

No hay look que valga sin una percha a punto, razona Vincent, que explica que se acaba de renovar en Tön Vangard, lo más de la peluquería y el estilismo en la zona, dicen, donde un lunes a las once de la mañana atienden a tres clientes y otros tantos esperan. Su propietario, Óscar Gutiérrez, explica que en agosto se han acostumbrado a librar después del Circuit, incluso con horarios seguido de 10.00 a 21.00 horas. «Se cuidan mucho y gastan entre 25 y 100 euros, en función de si se hacen corte, color o se llevan productos a casa». El estilista apunta que, más allá del festival, la zona funciona como un tiro en verano porque la ciudad se ha consolidado como gayfriendly.

A nivel interno, la organización ha contratado a 30 personas de forma fija para preparar la cita durante todo el año, que estos días llegan a ser unos 500, con los refuerzos. Solo los desplazamientos precisan de 70 autocares que recorren las citas diarias desde la plaza de Catalunya. Sin tregua y sin riesgos.