IMPACTO PREVISTO PARA EL PRÓXIMO VIERNES

Un gran satélite caerá sin control esta semana sobre la Tierra

Imagen del satélite de investigación que, según la NASA, caerá sobre la Tierra el viernes.

Imagen del satélite de investigación que, según la NASA, caerá sobre la Tierra el viernes. / LK/gln

ANTONIO MADRIDEJOS
BARCELONA

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Unos 20 trozos metálicos de tamaño respetable, incluidos tres de más de 30 kilos, sobrevivirán al reingreso en la atmósfera de un viejo satélite científico, llamado UARS, que se precipitará de forma incontrolada sobre la Tierra el próximo viernes, según ha anunciado la NASA. La agencia espacial de EEUU, que sigue la trayectoria del objeto pero no puede predecir dónde caerá, asegura que el riesgo para los habitantes del planeta es «extremadamente pequeño». Según sus cálculos, hay una entre 3.200 posibilidades de que cause heridas (o algo más) a alguien.

El UARS, siglas en inglés de Satélite de Investigación de la Alta Atmósfera, pesa 5.668 kilogramos y tiene el tamaño de un pequeño autobús (10 metros de largo y 4 de diámetro). Esas son las dimensiones operativas, claro está, porque la fricción ocasionada por la reentrada en la atmósfera provocará que quede hecho añicos y solo sobrevivan los elementos más compactos. El UARS, puesto en órbita por el transbordador Discovery en 1991, se dedicaba a analizar la atmósfera desde una órbita a 600 kilómetros. Hace seis años dejó de ser operativo y emprendió una caída lenta pero inexorable.

Por ahora, lo único seguro es que el satélite impactará en algún lugar comprendido entre las latitudes 57o norte y 57o sur, es decir, entre los posibles destinos están prácticamente todas las regiones pobladas del planeta. Puestos a especular, lo más lógico sería que cayera sobre algún océano (el agua cubre el 75% de la superficie terrestre).

Precisar el lugar es imposible porque el satélite se halla fuera de control y no se puede estimar con precisión el momento del impacto (la propia NASA afirma que el viernes es el día con más probabilidades, pero asume que podría ser mañana o el sábado). Y como el UARS avanza a gran velocidad, una variación de solo una hora puede suponer miles de kilómetros de diferencia.

MUCHA DIFERENCIA / El problema del UARS no solo es su gran tamaño, sino que regresa a la atmósfera sin rumbo fijo, resume Antoni Broquetas, profesor del Departamento de Teoría de la Señal y Comunicaciones de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC): «Los satélites actuales están obligados a llevar una reserva de combustible para sus últimos días». Si el contacto se produce en un ángulo propicio, los trozos que sobreviven son minúsculos, añade. En el caso del UARS, en cambio, «las temperaturas elevadas desintegrarán las piezas pequeñas, pero las mayores podrían resistir. No hay recursos para controlarlo».

La NASA estima que las piezas que sobrevivan podrían tener un peso conjunto de 500 kilos, de los cuales unos 150 corresponden al elemento de mayor tamaño. Eso sí, la agencia insiste en que no hay constancia de ningún caso en el que haya resultado herida una persona por el reingreso de un objeto espacial. El ejemplo más famoso es el Skylab, un laboratorio orbital de 100 toneladas de peso que cayó en 1979, también sin control: los restos principales acabaron en el Indico, pero algunos llegaron a Australia occidental y no ocasionaron ningún daño.

En el caso de que los restos del UARS acaben en un territorio conocido, la NASA advierte de que no deben tocarse y hay que avisar a las autoridades. Y, sobre todo, «no pueden venderse a coleccionistas ni a través de internet en eBay».