SÉPTIMA EDICIÓN DE UNA INICIATIVA SOLIDARIA

Catalunya se vuelca en un Gran Recapte con tintes de récord

El gran Recapte en el Mercat de la Concepció.

El gran Recapte en el Mercat de la Concepció. / periodico

CRISTINA BUESA / BARCELONA

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Los comercios catalanes han vivido este sábado un acusado contraste. Mientras unos clientes enloquecían con el alud de promociones del Black Fridaypromociones Black Friday, otros se apresuraban a abastecer el Banc dels Aliments. Desde hace siete años, esta entidad sin ánimo de lucro planta sus enormes cajas de cartón en la entrada de centenares de mercados municipales y supermercados para el Gran Recapte. Durante dos días, 25.000 voluntarios repartidos en turnos se han dispuesto en 2.500 puntos de recogida. A falta de los datos definitivos, el éxito de la iniciativa en estos lugares olía a nuevo récord, alcanzando las deseadas 5.000 toneladas.

"Mira, se acaban de llevar la bañera número nueve", celebraba una niña de ocho años en un Caprabo del Eixample barcelonés. Como bañeras se conocen popularmente los grandes contenedores que los voluntarios llenan con primor. Leche, aceite y legumbres sin cocer al fondo; galletas y pasta en la superficie. Este supermercado, que el año pasado logró 11 bañeras, ha contado con la entregada colaboración de muchos chavales y sus familias, todos de la escuela IPSI.

DOBLEMENTE POSITIVO PARA LOS MENORES

Hace unas semanas se hizo un llamamiento a la comunidad educativa para que participaran como voluntarios. "Venimos desde hace tres o cuatro años", recuerda Mireia Marsà, con el peto verde que la identifica como coordinadora. Con las cajas registradoras a un metro escaso del contenedor del Gran Recapte, la colaboración de los vecinos ha sido masiva. "Creo que es muy positivo involucrar a los menores porque no solo descubren que hay gente que lo pasa mal y necesita ayuda sino también qué tipo de alimentos son los básicos o que hay que fijarse en que no caduquen", comenta la voluntaria.

A su alrededor pululan sus dos hijos pero también una veintena de personas más: unos entregan una bolsa de plástico a los clientes que entran para invitarles a participar; otros explican a quien no lo sabe (pocos) en qué consiste la campaña; los de más allá distribuyen los productos para que quepan el máximo posible.

PARTICIPANTES EN APUROS

La actividad era menor unas horas más tarde en el supermercado Keisy de Borrell. "Por la mañana no hemos parado, ahora se ha frenado pero estoy segura que superaremos las toneladas del 2014", se muestra convencida María Ángeles Plaza. Esta vecina de Nou Barris conoce bien los ojos de la solidaridad. El primer viernes y sábado de cada mes acude a la puerta de este mismo establecimiento para recoger alimentos para Cáritas.

"Me quedé sin trabajo tras 37 años en la misma empresa. Dicen que soy vieja, no encuentro nada y he tenido que rellenar 1.000 papeles para que me den los 400 euros", se lamenta. No obstante, ayudar al prójimo le ha servido para sentirse útil. Este sábado se ha pasado 12 horas de voluntaria.

Cerca de allí, en el Mercadona del mercado del Ninot, Anna Ribas sonríe y da las gracias a quien se acerca. "Hay gente que viene con un carro entero y otros solo con un paquete de arroz. No importa, todo suma", opina junto al coordinador del grupo, Jordi Torrents, con experiencia en la asociación Voluntaris 2000. "El hecho de tener más recursos no hace que ayudes más", comenta.