CONSECUENCIAS DE LA CRISIS
El gran abrazo del desahucio
Vecinos y miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca frenan un desalojo en el Baix Penedès
El emocionado abrazo en el que se fundieron ayer Lluís Martí, de 52 años, y su hijo Loïck, de 9 años, debería ser suficiente motivo como para olvidar las culpas que acabaron en este gesto y buscar soluciones para que no se repitan. Eran las 11.30 de la mañana y, minutos antes, una veintena de personas,
entre vecinos y miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), habían evitado el desahucio de la vivienda de La Bisbal del Penedès (Baix Penedès) en la que padre e hijo viven desde el 2002.
El drama que se vivió ayer frente al número 25 de la calle del Francolí, en la urbanización de Can Gordei, no es más que una gota en el mar de desahucios que se dan con la crisis. Más de 230.000 ejecuciones hipotecarias se han producido en España en los últimos años y más de 20 desahucios diarios suceden en Catalunya, según la PAH.
«Miles de personas están condenadas a ser pobres porque tienen una deuda que no podrán asumir nunca»,explica Ada Afuera, portavoz de la entidad, que se ha propuesto hacer visible el problema.«El de Lluís es un ejemplo de lo que les ocurre a miles de familias», corrobora Afuera.
A las 10.30 de la mañana se presentaron en la calle del Francolí una procuradora de Caixa Tarragona (actualmente fusionada con Caixa Catalunya y Caixa Manresa) y una agente judicial dispuestas a hacer efectivo el desahucio de Martí, un mecánico de motos en paro desde septiembre del 2009 y que cobra 426 euros de ayuda familiar con los que se mantienen él y su hijo.
Mientras el inquilino permanecía encerrado en la vivienda, los vecinos se parapetaban en la puerta. «Vamos a llamar a los mossos, no podemos hacer otra cosa»,dijo la procuradora.«Es la tercera vez que venimos»,esgrimió.
Intervención de los mossos
Y no tardó en llegar una pareja de mossos.«Si lo aplazamos, estaremos igual»,insistió la procuradora a los agentes. Después de casi una hora de tira y afloja la procuradora, con un seto de por medio, consiguió comunicar a Martí que decidía aplazar el desahucio un mes («como ya hicimos la última vez»,especificó) y que volvería el día 3 de diciembre.
Martí estalló de rabia.«En Navidad estaréis en vuestra casa comiendo turrones y yo estaré en la puta calle»,gritó a las dos mujeres. Ya se veía en la caravana que le ha dejado un amigo y que está aparcada a 20 metros del portal de la casa que compró en el 2002, tras abandonar el piso donde vivía con su familia en el barrio barcelonés del Bon Pastor.«Para qué viene el Papa a pasearse aquí, mientras ocurren estas cosas», lamentó una vecina.
Una hipoteca, que después tuvo varias ampliaciones, le sirvió a Martí para pagar los poco más de 100.000 euros que costó una finca de casi 90 metros cuadrados.«La culpa, quizá, también se deba a mi mala cabeza, pero yo nunca estiré más el brazo que la manga»,explica.
Sus problemas económicos empezaron en el 2008, año en el que se quedó en paro. Su casa salió a subasta por impago y ahora se ha quedado sin ella, pero todavía debe 100.000 euros a la entidad bancaria.«Hay gente que se queda en la calle con una deuda más grande que la tenía antes del desahucio», destaca la PAH.
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