INVERSIÓN DE MILES DE MILLONES DE EUROS

El Govern apuesta por Eurovegas, pero rechaza una 'ciudad sin ley'

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MARÍA JESÚS IBÁÑEZ
BARCELONA

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La reacción, entre quienes oyen hablar por primera vez del proyecto, es de incredulidad. Las cifras son tan gigantescas que, así, a bote pronto, la inversión suena a irrealizable: 16.900 millones de euros, 12 hoteles, seis casinos, decenas de restaurantes, un campo de golf y un estadio deportivo para 17.000 espectadores. Y, para que todo ello funcione, se formalizarían miles de contratos de trabajo, según el promotor del proyecto, el multimillonario americano Sheldon Adelson, propietario de complejos similares en Las Vegas, Macao y Singapur.

La segunda reacción es de curiosidad. Si todo eso es cierto, ¿por qué no investigar su viabilidad? Y eso es lo que ha hecho la Generalitat, que confiesa sin ambages su «interés» por la inversión. «Fuimos en noviembre a Las Vegas a conocer la naturaleza del proyecto. Entre otras razones, porque consideramos que puede ser de una gran relevancia para la industria turística y del espectáculo», admite el conseller de Economia, Andreu Mas-Colell, en declaraciones a EL PERIÓDICO. El Govern se interesa, sí, pero pone una condición: el complejo tendrá que ajustarse a las leyes españolas y catalanas. Sin excepciones ni exenciones.

250 HECTÁREAS / No es la primera vez que el megacasino, bautizado como Eurovegas, sale a escena. La Generalitat del tripartito mantuvo ya en el 2008 negociaciones con Las Vegas Sands Corp., la empresa de Adelson, quien viajó personalmente a Barcelona en busca de terrenos próximos a la capital catalana. El complejo requiere, según ha explicado recientemente el empresario, de una parcela de 150 hectáreas, a las que más adelante tendrían que sumarse otras 100 hectáreas -para el campo de golf y el estadio deportivo-, situadas, a poder ser, a menos de 20 minutos de trayecto de un gran aeropuerto.

Pero -siempre hay un pero- para poder completar su magno proyecto, el inversor exige poder aplicar condiciones laborales a la americana, no previstas en la ley española, con contratos a bajo precio y despidos no remunerados. Reclama, también, que su Eurovegas quede eximido de las cargas fiscales que afectan al resto de casinos españoles: la tasa del juego (que puede llegar a un tipo marginal de hasta el 55%) y el Impuesto de Actividades Económicas (IAE). Y, finalmente, pide que el Ministerio de Sanidad haga con él una excepción en la aplicación de la ley antitabaco, de manera que se pueda fumar en el interior de sus establecimientos.

Con el cambio de Govern las negociaciones quedaron en punto muerto hasta que el multimillonario americano sorprendió con el anuncio, a finales del año pasado, de que la Comunidad de Madrid también es candidata a acoger el complejo.

¿A CUALQUIER PRECIO? / ¿Debe competir Catalunya por una inversión como esta? Y la pregunta clave: ¿qué concesiones debe hacer para conseguirla? El sector turístico lo tiene claro. «Si realmente este proyecto va a generar tantos empleos y si esos empleos van a ser serios, continuados y estables, habría que escuchar la propuesta y dar facilidades para su implantación», argumenta Jordi Clos, presidente del Gremi d'Hotels de Barcelona. También la Fira de Barcelona ve con buenos ojos la posibilidad de ampliar la oferta de ocio en la ciudad. «Y más si genera empleo y actividad económica», indica un portavoz de la entidad ferial. Y lo mismo en el caso del puerto barcelonés, por donde el año pasado pasaron 2,6 millones de cruceristas, uno de los públicos sobre los que el imperio Adelson ha puesto la mirada como clientela potencial.

«Contar con una actividad de ocio como esta supondría añadir un atractivo extra a la marca turística Barcelona. De hecho, los cruceros han hecho que el público estadounidense haya descubierto la ciudad», reflexiona Xavier Oliver Conti, profesor especializado en marcas en la escuela de negocios IESE.

Eso sí, coinciden todos, nada de excepciones. «El Estado debe preservar la libre competencia y no sería lógico que los privilegios de una firma no los ostentaran las demás», insiste Oliver Conti.

PARACAIDISTAS / Para Josep Oliver, director de estudios de Catalunya Caixa y catedrático de Economía Aplicada de la UAB, Administración y operadores turísticos no deberían dejarse llevar por el espejismo en que puede terminar la promesa de Eurovegas. «Si esta empresa plantea ahora su implantación en España tal vez sea porque trata de aprovechar la angustiosa situación del mercado laboral», advierte Oliver. «Son proyectos paracaídas -agrega- que no responden a la realidad europea, sino a un modelo de ocio norteamericano que no acaba de tener demasiado éxito en Europa, como se ha visto en diferentes parques temáticos».

A su entender, Catalunya «y en particular la marca Barcelona deberían avanzar hacia una oferta turística de valor añadido, buscar la mejora del modelo actual, basado en los valores paisajísticos, arquitectónicos, gastronómicos...», indica el catedrático de la UAB.

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