rebaja de condena PARA UNOS POLICÍAS AUTONÓMICOS

El Gobierno salva a 4 mossos de ir a la cárcel por torturas

Concede un indulto parcial a los agentes, condenados por maltratar a un rumano

Dos de los mossos indultados.

Dos de los mossos indultados.

MAYKA NAVARRO / J. G. ALBALAT
BARCELONA

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El Consejo de Ministros aprobó ayer el indulto parcial de los tres mossos condenados por el Tribunal Supremo a cuatro años y nueve meses de prisión, y de un cuarto condenado a dos años y tres meses, por delitos de tortura, maltrato, lesiones y detención ilegal de un ciudadano rumano al que habían detenido al confundirlo con un ladrón, en el 2006. El Gobierno conmutó estas penas por dos años de prisión, lo que permitirá que los agentes no ingresen en la cárcel. Este caso fue el primero que acabó en condena contra policías de la Generalitat.

El Ejecutivo acordó esta medida de gracia a partir de las investigaciones policiales posteriores, que aportaron nueva información en relación a los hechos que motivaron la condena y que, según fuentes gubernamentales, «no se tuvo en cuenta» en la sentencia. También valoró las aportaciones del Ministerio del Interior y la Generalitat, el historial profesional de los acusados y los apoyos recibidos para el indulto, que incluyen el del afectado .

Por esta razón, el Consejo de Ministros acordó para los mossos Jordi Perisse, Joan Salvà y Manuel Farré conmutar su pena de cuatro años y nueve meses de prisión por otra de dos años de cárcel y unificar la pena de inhabilitación en dos años de suspensión para empleo público. Al agente Fernando Cea, que fue condenado a dos años y tres meses de prisión, se le aplica la misma medida.

A un quinto mosso, Alejandro García, condenado a penas menores, se le impone la suspensión de empleo y cargo público por dos años. Los agentes pueden reingresar en el cuerpo, ya que la ejecución de la pena de inhabilitación se conmuta por la de suspensión.

UNA PISTOLA EN LA BOCA / En el 2009, el Tribunal Supremo rebajó una anterior sentencia de la Audiencia de Barcelona. El Supremo corroboró, sin embargo, que Lucian P. fue detenido por cuatro de los mossos condenados, que, sin identificarse, le arrojaron al suelo y le golpearon, al tiempo que le pisaban la cabeza y le agarraban del cuello. Después, lo introdujeron en un coche policial y, camino de la comisaría de Les Corts, uno de los acusados le metió la pistola en la boca, amenazándole con tirarlo por «un barranco» si no reconocía que había robado en un piso.